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El primer acto de resistencia contra la dictadura

Leonel Herrera*

Desconocer al nuevo gobierno de Nayib Bukele, es el primer acto de resistencia contra la dictadura que inicia formalmente este 1o de junio. Así lo han hecho ya organizaciones del movimiento social, como el Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular, el Movimiento de Trabajadores Despedidos y otras que lo harán en las próximas horas, días y semanas.

¿Qué más se podría hacer frente a un gobierno ilegal e ilegítimo resultante de una flagrante violación a varios artículos de la Constitución de la República que en forma clara, contundente y reiterada prohíben la reelección presidencial continua? Rechazarlo, desconocerlo y declararse en resistencia. No hay otra postura posible desde una perspectiva democrática.

Y la resistencia empieza por el lenguaje y por llamar las cosas por su nombre. En tal sentido, el señor Bukele no es presidente, sino un gobernante inconstitucional, de facto y usurpador, que ocupa ilegalmente el cargo de presidente; el sistema de gobierno ya no es democrático, sino una autocracia autoritaria, represiva y antidemocrática; y El Salvador ya no es una república, sino una dictadura. Dictadura.

A quienes se excusen en la popularidad de Bukele, decirles que ser popular no es condición ni se premia con reelección; a quienes aleguen que el pueblo decidió su continuidad, recordarles que la soberanía popular se ejerce en los límites que pone la Constitución, por lo cual el electorado también debió respetar la prohibición de la reelección presidencial continua; y a quienes olvidan los artículos violados, traerles a la memoria los más importantes:

El artículo 88 de nuestra carta magna establece el carácter obligatorio de la alternancia en el ejercicio de la presidencia de la república. En tal sentido, un segundo mandato continuo de Bukele, no es alternancia, sino continuidad.

El artículo 154 de la ley fundamental del país determina que el período presidencial dura cinco años y ordena que el presidente no puede quedarse ni un día más; por tanto, Bukele no puede continuar como presidente después del 1o de junio. Y si lo hace, el artículo 131 manda que la Asamblea Legislativa lo destituya (algo que no sucederá con los actuales diputados servidores obedientes a Casa Presidencial).

A propósito de los diputados de Bukele, recordarles que también ellos son ilegales, ya que perdieron sus derechos ciudadanos al violar el artículo 75 de la Constitución, promoviendo la reelección continua de su jefe y líder supremo.

Después están otros artículos de la ley primaria, entre éstos el 152 que no permite al presidente ser candidato presidencial; y otros más, como el 153, el 156 y el 168, a la luz de los cuales la “licencia para ausentarse del cargo”, la nominación de la designada presidencial y otros chanchullos fueron una total farsa.

El irrespeto a estos y otros artículos, como el 235 y el 248, configuraron una violación masiva y un múltiple fraude a la Constitución. Si Bukele se reeligió burlándose de -al menos- una decena de artículos de la Constitución, ¿cómo podría ser válido su gobierno?

Ah!, y no olvidar el célebre artículo 87 que reconoce el derecho (y la obligación) del pueblo a la insurrección cuando haya sido alterado el orden constitucional.

Y a quienes esto les da risa y preguntan para cuándo va la insurrección, advertirles que la popularidad basada en la propaganda es pasajera, que la realidad real (valga la redundancia) termina imponiéndose sobre las realidades paralelas y que -por fin- el pueblo empieza a dar señales de estar despertando.

Pero para esto es necesario informar, aclarar, explicar, educar, sensibilizar, concientizar. Y ésa es la segunda acción de resistencia.

También hay que organizar, juntar, coordinar, articular, unir. Y ésta es la tercer acción de resistencia.

*Periodista y activista social.

 

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