La Paz / AFP
El obispo emérito Toribio Ticona, primer cardenal boliviano de origen indígena, partió el domingo al Vaticano para participar en el consistorio donde será investido por el papa Francisco como nueva cabeza de la iglesia católica en el país andino.
El viaje de Ticona ocurre en medio de controversias con la propia iglesia boliviana, denuncias sobre una supuesta vida marital del prelado y contradictorias declaraciones suyas, que el oficialismo usó para mostrar que es cercano a un ala de la iglesia católica.
«Acompañamos con alegría y esperanza el viaje del primer cardenal obrero e indígena de Bolivia, el hermano Toribio Ticona, a su consagración en el Vaticano escribió este domingo el mandatario boliviano en su cuenta de Twitter.
«Su designación por el hermano (Francisco), papa de los pobres, fortalecerá al trabajo conjunto por nuestra querida Bolivia», agregó Morales, quien asistirá a la ceremonia en la que Ticona será ungido cardenal, indicó el gobierno.
Morales también será recibido en audiencia por el papa Francisco.
La iglesia boliviana había celebrado la nominación del obispo Ticona, de 81 años, el segundo cardenal boliviano, después de Julio Terrazas, nominado en 2001 y fallecido en 2015 tras una prolongada enfermedad. Terrazas fue un severo crítico del gobierno de Morales.
La designación de Ticona fue interpretada como un signo del papa Francisco de apoyo hacia los más pobres, pues recaía en un obispo de cuna humilde que, desde su juventud, desempeñó modestos oficios, como lustrabotas, vendedor de periódicos, albañil y trabajador en las minas.
Obispo emérito de la Prelatura del poblado de Coro Coro, Ticona se ordenó sacerdote en 1967 y fue consagrado obispo en 1986. Siempre ejerció su ministerio en zonas rurales.
Amistad con Morales
En sus primeras apariciones públicas se mostró conciliador, dispuesto a acercar las distanciadas posiciones existentes entre la iglesia católica boliviana y el gobierno.
Inicialmente, Ticona cuestionó la nueva sede presidencial de Morales, valorada oficialmente en 34,4 millones de dólares, aunque los gastos de su equipamiento elevarían la suma a 40 millones, según la prensa.
«Hacer ese edificio sólo para la ostentación, no me parece bien», aseveró Ticona, aunque días después reculó afirmando que la edificación formaba parte del «progreso de Bolivia».
Ticona nunca ocultó su amistad con el mandatario, a quien conoció como diputado y líder sindical, e incluso llegó a darle posada en su iglesia durante alguna de las movilizaciones sociales que Morales solía encabezar en su calidad de dirigente de los productores de la hoja de coca.
El gobierno boliviano ha aprovechado esa cercanía para mostrarla como un apoyo de parte de la iglesia católica, dividida entre una facción cercana a las clases humildes (iglesia de los pobres) y otra más bien crítica (iglesia de la oligarquía).
Los obispos, mediante comunicado oficial, aclararon que la voz oficial de la iglesia católica pertenecía a la Conferencia Episcopal y que el nuevo cardenal era un miembro más de ese cuerpo colegiado, pero no su portavoz.
«Tenemos un cardenal de origen indio como el presidente (Morales) y eso molesta a los jerarcas de la iglesia, por eso lo desautorizan», respondió un diputado del partido de gobierno; mientras que el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, sostuvo que el cardenal era discriminado «por ser indio».
Ticona tuvo que salir al frente de otro entuerto. Negó haber estado casado y tenido hijos, respondiendo afirmaciones del blog español Adelante la Fe, según el cual el purpurado «mantenía una vida marital con una mujer».
El obispo advirtió con «una denuncia judicial por calumnia» contra sus detractores.
Antes de su viaje, también fue denunciado por supuestamente haber transferido a terceros un lote de propiedad de la iglesia de Potosí, donde ejerció como obispo.