Ramón D. Rivas*
El día de ayer jueves, view he tenido una excelente oportunidad para reflexionar unos minutos sobre la obra y pensamiento de uno de los hombres más emblemáticos de El Salvador; me refiero al pensador, nurse Vicente Alberto Masferrer Mónico, stuff conocido ampliamente como Alberto Masferrer. Este salvadoreño polifacético, reconocido como “Uno de los escritores más sobresalientes que ha tenido El Salvador a lo largo de la historia”, fue maestro, filósofo, periodista, ensayista, poeta y político salvadoreño. Nació en la población de Tecapa, hoy, Alegría, Usulután.
Destaca sin duda en su perfil profesional su rol como diplomático, el cual ejerció paralelamente al de la literatura y el periodismo. En sus escritos, literarios y periodísticos, inspirados en un humanismo preocupado por los temas sociales, destacan sus ideas en torno a la superación y al cultivo personal. De ahí que a su pensamiento se le sintetiza bajo el concepto de “vitalismo”, desprendido de su famosa obra “Mínimum vital”, en la que plantea como elementos esenciales del individuo su derecho a vivienda, alimentación, trabajo y educación.
Este autor salvadoreño, de formación autodidacta, es protagonista de posturas antagónicas a la hora de valorar su legado a la literatura nacional, pero lo cierto es que su obra está marcada en los anales de las letras salvadoreñas y es un referente ineludible. Y es que en la Biblioteca Nacional en el mero centro de nuestra ciudad capital y frente a un nutrido grupo de estudiantes, personal de la biblioteca, Manlio Argueta, Miguel Amaya y Helen Umaña, esa fue la razón por la cual nos reunimos, nada más ni nada menos que, para reflexionar sobre su obra ensayística y su pensamiento, la cual se encuentra en el volumen dos de uno de los proyectos editoriales más ambiciosos de la Dirección de Publicaciones e Impresos: el de la Biblioteca Básica de Literatura Salvadoreña, en donde aparece bajo el título de “Ensayos”.
Se trata de un compilado de seis materiales escritos por Masferrer, entre los que destaca el ensayo por el cual nos congregamos: “Leer y escribir”, que es básicamente su propuesta en torno al desarrollo social, el cual, afirma, debe estar centrado en la educación. ¿Y por qué en la educación? La respuesta es obvia: era un hombre preocupado por el desarrollo mínimo de los salvadoreños.
Aunque sus ideas no están del todo sistematizadas, se puede asegurar que su concepción ético-filosófica del ser humano está más sugerida que explicada y sistematizada. De ahí que en uno de sus escritos él afirmara: “Tal como la vida se halla organizada en nuestros tiempos, un pueblo analfabeto será, sin remedio, el esclavo de un grupo de perversos de su propio suelo, o la presa fácil de cualquier nación poderosa que desee absorberlo o dominarlo”.
Sin duda alguna, este sentimiento por nuestro pueblo lo llevó a iniciar la publicación de “Leer y escribir”, con una afirmación sumamente dura: “La mitad de los salvadoreños no saben leer ni escribir. De la otra mitad, la mayoría no lee nunca si no es una media docena de libros más dañosos que útiles”. Pero no se mal entienda ese señalamiento, pues no es una crítica hacia el libro sino hacia lo que se lee. Es más, en su texto Masferrer se refiere al libro como “un instrumento indispensable de cultura”.
Entendamos que para la época, hablar de libro era hablar de las ideas plasmadas en textos, los cuales llegaban en formato impreso en papel. También vale resaltar que para esa época, los porcentajes de analfabetismo en el país eran muy altos y que la pobreza era una de las principales razones por las cuales la gente no asistía a la escuela.
Para las nuevas generaciones, la realidad es otra: ahora vivimos en un país que apuesta por la alfabetización y la educación. La gratuidad de la educación, los paquetes escolares y otras medidas de nuestro gobierno van encaminados a ello. Ese era el planteamiento de Masferrer en esos tiempos. Volviendo a este autor, él demuestra en sus escritos su convencimiento en torno a la necesidad de invertir en la educación, de elevar los niveles culturales de la población para, a través de ello, lograr el desarrollo del pueblo.
Ese afán por alcanzar el buen vivir de su gente, lo llevó a incursionar en la política electoral. Según conocemos, Masferrer es uno de los autores que más influyó en la realidad salvadoreña de principios del siglo XX. Fue el ideólogo de la campaña política del presidente Arturo Araujo, quien un año después de ganar las elecciones fue depuesto por un golpe de Estado dirigido por el militar y luego dictador salvadoreño Maximiliano Hernández Martínez. Lastimosamente, aunque su pensamiento fue retomado en planteamientos posteriores, lo cierto es que no logró permear en los gobernantes de sus tiempos.
Pero lo importante en todo esto es que el legado de Masferrer tiene vigencia hasta nuestros días. Su pensamiento social y transformador puede ayudarnos a entender parte de la realidad en la cual vivimos. Además, hoy podemos asegurar que Centroamericana, y en especial El Salvador, dieron su aporte a la filosofía misma a través de un pensamiento crítico y propio.
En conclusión, Masferrer nos señala que la educación es clave para la transformación social de los pueblos. Masferrer, recomendaba en este ensayo de “leer y escribir”: “Los primeros cien libros de cada biblioteca han de ser así: libros de risa, de belleza, de fantasía, de sugestiva y honda emoción, para que el pueblo se aficione a la lectura”.
*Secretario de Cultura de la Presidencia