La Habana/AFP
El Gran Hotel Manzana, primero en Cuba con categoría cinco estrellas plus, abrió sus puertas en La Habana gestionado por el grupo suizo Kempinski, que lo considera su «puerta» de entrada en el continente.
Ubicado en el corazón de la capital cubana, frente al Parque Central y el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el hotel recibió el lunes a sus primeros clientes, aunque no será inaugurado oficialmente hasta junio próximo, según la televisión cubana.
«Manejamos hoteles, normalmente pocos, seleccionados. Nos gustan las joyas, y esto corresponde muy bien a la filosofía Kempinski», declaró a la televisión su director general, Xavier Destribats.
Kempinski, que es el grupo hotelero más viejo de Europa, gestiona 74 hoteles de lujo en una treintena de países, pero el Gran Hotel Manzana es el primero en el continente americano.
El Gran Hotel Manzana Kempinski será «la puerta para las Américas», añadió Destribats.
Propiedad del grupo Gaviota, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, el hotel cuenta con 246 habitaciones, entre ellas 50 suites, bares, restaurantes, spa, gimnasio, una piscina climatizada en la azotea y un exclusivo salón para fumadores de puros.
El alojamiento más barato está en 440 dólares por persona, y la suite presidencial alcanza los 2.485 dólares.
El hotel ocupa un edificio totalmente restaurado por la constructora cubana UCM y la francesa Bouygues, que contrataron mano de obra de India.
En el lugar funcionó el primer centro comercial de estilo europeo de la isla, la Manzana de Gómez, inaugurado en 1917.
En su primera planta dispone también de una galería de tiendas de prestigiosas marcas internacionales, entre ellas Versace, Giorgio Armani, Lacoste y Montblanc, y de ron, café y puros cubanos.
Aun cuando los precios están fuera del alcance de sus bolsillos, muchos cubanos se paseaban este lunes por la galería.
El ingreso promedio mensual ronda los 29 dólares, aunque la lenta y cauta apertura económica promovida por el gobierno ha hecho florecer un sector privado con capacidad de compra.
Al mismo tiempo, la reconciliación diplomática con Washington ha disparado las visitas de estadounidenses.
«El hotel está realmente bello, pero aquí todo está terriblemente caro. Esto no es para cubanos», declaró a la AFP la ama de casa Lidia Martínez, de 29 años.
«Relojes hasta ahora no hemos tenido el honor de vender ninguno, pero ayer (domingo) vendimos nuestro primer portafolio y nuestro primer bolígrafo», explicó Leonardo Padilla, vendedor de la tienda Montblanc, en la que el precio de los relojes oscila entre 1.775 y 4.500 dólares.