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Por Claire de Oliveira Neto
Río de Janeiro/AFP
Manifestaciones contra el Mundial-2014 fueron convocadas para este sábado en todo Brasil por el grupo Anonymous, en una primera jornada de protestas que servirá de termómetro social a cinco meses de que se celebre el campeonato de fútbol.
Bajo el lema «No habrá Copa», las manifestaciones son emplazadas por el grupo de hackers en su página de Facebook.
Estas manifestaciones, «que serán seguidas por otras» según Anonymous, están programadas en 36 ciudades de este gigantesco país sudamericano con una población de 200 millones de habitantes.
Los organizadores repiten las consignas de la agitación social histórica que sacudió al país en junio pasado, en plena Copa Confederaciones de fútbol.
Las protestas de este sábado denunciarán la precariedad de los servicios públicos (transporte, salud, educación) y las colosales inversiones en la Copa del Mundo, que se disputa del 12 de junio al 13 de julio en 12 ciudades brasileñas.
En Rio de Janeiro (sudeste), escenario de manifestaciones masivas y muchas veces violentas en junio del año pasado, la concentración está prevista para las 5:00 de la tarde, hora local, en la popular playa de Copacabana, tarjeta postal del país.
Mientras, en Sao Paulo (sudeste), los manifestantes se darán cita a la misma hora en la avenida Paulísta, uno de los centros neurálgicos y financieros de la ciudad, en frente al museo de arte MASP.
Fueron confirmadas también movilizaciones en Salvador de Bahia (noreste), Porto Alegre (sur), Belo Horizonte (sudeste), Curitiba (sur) y Brasilia (centro-oeste).
¡Trae tu máscara!
«En Rio, 4.000 personas confirmaron su presencia a través de las redes sociales, deben atender entre 500 y 1.000 manifestantes. ¡Trae tu máscara de gas!», sugirió a la AFP una abogada que presta asistencia jurídica a las personas expulsadas de los alrededores del estadio Maracaná.
Según ella, el comité popular de la Copa, de los más críticos a la organización del evento, llamó también a manifestaciones.
Caio Martins, portavoz de Passe Livre (boleto libre), el movimiento estudiantil que encendió las movilizaciones de junio con sus protestas contra el aumento del pasaje de autobús, dijo a la AFP que los miembros de su organización «saludan la manifestación, pero no van a participar».
«No podemos estar en todas partes», añadió.
La secretaría de seguridad pública del estado de Rio de Janeiro explicó que «una supervisión constante (de las redes sociales) se hace por los servicios de inteligencia» después de las manifestaciones de 2013.
«Las manifestaciones públicas forman parte del régimen democrático. En caso de vandalismo, las fuerzas de seguridad serán activadas», añadió en una nota enviada a la AFP.
Desde junio, las manifestaciones se radicalizaron gradualmente hasta prácticamente desaparecer. En las más recientes convocatorias en Facebook, los usuarios confirmaban su presencia virtualmente, pero al final no aparecían.
Salvo en el caso de los «rolezinhos», los encuentros «flash mob» de jóvenes de las favelas en los centros comerciales que surgieron en diciembre, de los cuales algunos han sido prohibidos por la justicia.
Para el sociólogo de la Universidad de Rio (UERJ) José Augusto Rodrigues, es difícil prever si las manifestaciones del sábado serán, después, regulares.
«Termómetro»
«Existe una cierta ebullición sobre las redes sociales a raíz de la prohibición de los ‘rolezinhos’, pero es difícil decir si habrá mucha gente o no. Va a servir de termómetro», explicó.
«Lo que ocurra va a depender también del comportamiento de la policía. Si hay represión, va a desatar solidaridad», analiza Rodrigues.
«Habrá manifestaciones durante el Mundial también porque es un año de elecciones generales», según él, pero «no a la escala de junio» pasado.
«La gente perdió las ganas de manifestarse debido a la radicalización de ciertos grupos y, los poderes públicos, de su lado, aprendieron a manejar las manifestaciones», subraya.
Para Alba Zaluar, otra socióloga de la UERJ, «aquéllos que preconizan el rechazo de la Copa del Mundo olvidaron preguntarle al pueblo brasileño».
«Es un poco tarde ahora, pero ¿se han puesto de acuerdo con la gente que sí ama el fútbol?», se interroga Zaluar.
