Carlos Burgos
Fundador
Televisión educativa
carlo_burgos@hotmail.com
Después que resolvimos el 98 por ciento de las demandas planteadas por el Sindicato de la TV. Educativa, hospital en febrero de 1980, ampoule procedieron a desmontar la huelga que tenía paralizada a la institución.
El siguiente día convoqué a los jefes de departamentos, coordinadores de secciones y de unidades, a una reunión creativa para retomar e impulsar el trabajo. En algunos notaba displicencia, en otros, indiferencia, desmotivación, desidia. En el país las contradicciones político sociales habían estallado con la esperanza de lograr transformaciones positivas para la gente, se estaba iniciando el conflicto bélico que después derivó en guerra civil.
Algunos compañeros tenían temor de hablar sobre sus ideas, les expresé que yo venía de la Universidad donde las ideas son la esencia del devenir, nadie se cohíbe. Aquí podrían decir lo que se les antojara de manera objetiva, esperábamos que los «orejas» no fueran hacerle daño a la institución ni a sus integrantes.
Improvisé un minidiscurso sobre la creatividad para diseñar y producir unos cien teveprogramas distintos con sus títulos y temáticas, que se podrían grabar y transmitir en los dos canales. Algunos serían series. Les pregunté por qué no habían abierto la producción, con mucho tacto les reclamé que dónde estaba su creatividad, el poder de su imaginación, la capacidad con que habíamos creado a la institución hace algunos años. Les aclaré que podríamos diversificar la producción con teveprogramas nacionales para reducir la transmisión de «enlatados» de otros países.
Por fin hablaron. Dijeron que habían estado encasillados, sin vislumbrar nuevas perspectivas ni apoyo para volar con una nueva producción, pero que su creatividad estaba latente, intacta. Y advertí que renació su motivación y voluntad para emprender nuevos retos.
Analizamos a fondo el rol de la Televisión Educativa en este nuevo escenario y se concluyó que tenía una inmensa vocación para seguir apoyando la educación y la cultura, así como apoyó la Reforma Educativa de 1968. Además, focalizamos áreas deficitarias entre ellas la educación no formal, lo mismo que la educación permanente y la recreación. De inmediato reestructuramos la programación: el Canal 8 transmitiría educación, cultura e información, y el Canal 10, educación, recreación y deportes.
Así en el área Educación, se continuaría con la transmisión de los núcleos generadores para las escuelas, y se grabarían nuevos programas sobre artes manuales, plásticas e industriales, lo mismo que de cooperativismo, economía doméstica, la familia, salud, el mundo del trabajo, seguridad vial y documentales cinematográficos producidos por nuestro personal.
La programación Cultural, incluiría folklore, arte popular, música, teatro, poetas, escritores, pintores, pueblos, leyendas, monumentos, arquitectura, fauna y flora de El Salvador y otros.
En la cobertura Informativa se impulsaría el periodismo electrónico que incluía noticieros educativos, culturales, científicos, tecnológicos, foros educativos y culturales, acontecimientos nacionales e internacionales, divulgación de proyectos del MINED y de otros sectores.
En el área de Recreación se grabarían programas infantiles, juveniles, concursos, programas de artistas nacionales, musicales, variedades, teatro, juegos recreativos y otros.
En Deportes, se haría énfasis en deporte infantil y juvenil, enseñanza de la educación física, y transmisión de campeonatos intramuros, los juegos deportivos estudiantiles, el deporte no rentado y el deporte comunal.
El personal de TV.E. se volcó con toda su capacidad, visión y energía para mantener en aire los dos canales durante 32 horas diarias, con una programación distinta de 16 horas en cada canal, de 6 de la mañana a 10 de la noche. Todo el personal decidió explotar al máximo su creatividad que había estado un tanto adormecida. Su potencial docente, técnico y artístico era extraordinario. Una producción de miles de teveprogramas realizados por salvadoreños sobre temas nacionales, con la máxima calidad profesional y televisiva.
Con esta superproducción y otros proyectos de impacto que la institución realizó, muchos técnicos, docentes y artistas han considerado que de 1980 a 1984 (5 años) fue la «época de oro» de la institución, porque la TV. Educativa se agigantó, de una audiencia escolarizada saltó a una audiencia nacional, que captó la atención de niños, jóvenes y adultos. (Continuará).