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Bajo mi prisma podemos ser más (ladrillos)

Everardo Mejía

Las campañas publicitarias son verdaderas estrategias del manejo de masas a través de operaciones psicológicas. Una operación psicológica implica inducir a que las masas hagan lo queremos que hagan sin decírselo directamente. Los lumpen proletarios sienten que lo hacen por su propia voluntad, sin la inducción inherente y semioculta. Si el mensaje oculto o el propósito del mensaje es descubierto por la masa objeto, el resultado se revierte y crea un efecto contrario al esperado por el creador del mensaje. Se verifica entonces la sanación mental mediante la redención analítica.

Nos divertiremos un poco entonces, analizando los mensajes lanzados en las vallas publicitarias que se encuentran al paso de nuestras calles de la actual campaña publicitaria electoral. El primero es el mensaje fundamental que pretende sacar de la mente la palabra “arena” y poner en su lugar la palabra “más”. El mensaje dice literalmente: “Podemos ser más”, dejando en el imaginario que las masas lo completen a su gusto. Nos gusta el complemento “ladrones” o “ladrillos” en lenguaje coloquial. Así el personaje de la valla nos dice que pueden profundizar los robos, vaya que cosas, bajo esta concepción el mensaje va dirigido a los compinches, que se han lucrado privatizando y robando empresas públicas y siendo intermediarios en los flujos monetarios públicos. Así serán más ladrones con la salud, el agro, el agua, el salario mínimo, la ignorancia o digo la educación y “más”.

También la figura proporciona un mensaje subliminal, nos da miedo ese trato familiar de nombre diminutivo de Ernesto, suena como el BIG BOSS de la tribu, algo así como el Viejo Lin o El diabólico. Nos pone a pensar en quienes podrían ser los gerentes de la alcaldía o el jefe del CAM.

En otras vallas parecen artistas de televisión o pudientes señoras que parece que se han bañado con detergente blanqueador y teñido el pelo, dando el mensaje “nosotros somos los amos, ustedes tienen que hacer su papel de esclavos mansos”, cumpliendo el papel de engaño.

Buen intento es la valla de Patricia la traviesa, te seguiré cumpliendo… si te dejas robar. La de Marcela que los quiere por docena. La de San salvador es tuyo, para que intuyan que es mío, por el inverso del mensaje. La valla de “Los buenos somos más”, buenos para robar. La figura de Andrés, que posee la cabeza más pequeña que el brazo, nos dice que tiene el cerebro así de chico, uno en brazo y cero en cerebro. El que dice: mucho por defender lo robado y quienes lo han robado. La valla impresionante: “vamos por más y mejores robos”. En fin, menos mal que realmente no son más.

Algo completamente diferente es la valla de: San Salvador en buenas manos. Aquí el mensaje es poner las manos al servicio del bien común. Esas manos que han dado muestras de un manejo digno y eficiente de los fondos públicos.

Recordemos las palabras del subcomandante Marcos: “Yo no sueño con que el mundo cambie, sueño con que el pueblo tome conciencia. Si el pueblo toma conciencia, no hacen falta sueños”. Por lo tanto hermanos salvadoreños, seamos un signo de interrogación andante, pensemos ante toda insinuación de mensajes enajenantes y saquemos nuestras propias conclusiones, pensemos en nuestro futuro, en el futuro de nuestra familia, nuestra comunidad, nuestro país. Que así sea.

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