Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
William Recinos, representante de la Asociación Comunal para la Protección y Restauración del Bosque Salado (ProBosque) en la Barra de Santiago, municipio de Jujutla, Ahuachapán, señaló como avance el proyecto “Potenciando procesos Productivos Sostenibles y Resilientes para la Seguridad y Soberanía Alimentaria”, que impulsa UNES, OIKOS con el financiamiento de la Unión Europea.
“Es un enorme placer poder presentar lo que nosotros realizamos, como Asociación ProBosque, que está compuesta por miembros que se han dedicado históricamente a la pesca y al aprovechamiento del cangrejo azul y el cangrejo punche”, manifestó.
El proyecto de tres años de ejecución (2021-2024), tiene destinado el trabajo de 45 comunidades de Ahuachapán y Sonsonate, con el fin de interiorizar conocimientos y experiencias en la transformación de los sistemas agroalimentarios y generar así la sostenibilidad alimentaria, la inclusión social y la independencia económica de mujeres.
Al referirse a la dinámica de la biodiversidad, el coordinador de Pro Bosque agregó que las comunidades están trabajando en paralelo para tomar ese “ritmo”, y preservar los ecosistemas
“En los últimos diez años, preocupados por el tema de la deforestación del manglar y la escasez de los recursos naturales, decidimos ser guarda recursos voluntarios, protegiendo al cangrejo azul y el cangrejo punche. Hemos también recuperando el bosque salado, porque como asociados a ProBosque que da protección y Restauración al manglar, tratamos de darle sentido a esas palabras con nuestra participación voluntaria, no podemos hablar de restauración sin hacer nada por estos ecosistemas”, agregó Recinos.
Asimismo, comentó sobre la incursión que han hecho en la actividad apícola produciendo miel para su comercialización. Producción que cuenta ya con cinco cooperativas apícolas cuatro de ellas legalizadas y una en el proceso de obtener su personería jurídica. Todas estas iniciativas se desprenden de Pro Bosque, que se constituye en la “columna vertebral”, de estas iniciativas comunitarias y cooperativas que se aglutinan dentro del Plan Local de Aprovechamiento Sostenible (PLAS ).
“A través de las comunidades realizamos reforestación, limpieza de canales, así como limpieza de malezas en parcelas que se reforestan. En los últimos cuatro años se han reforestado cinco manzanas de mangle rojo por el gran trabajo que hacen los grupos PLAS, que se han organizado en las comunidades de La Chácara, Los Embarcaderos, el Ceibillo, Costa Brava, Los Limones y Barra Centro, de esa manera están distribuidos. Y tenemos una acción en específico que va a realizar en las actividades antes mencionadas”, explicó.
La población en “Barra Centro “se dedica al raleo de los canales para evitar obstáculos y asolvamientos, liberando la circulación del agua dulce en los manglares para que su combinación con el agua de mar, sea salobre y de vida a las especies de flora y fauna de los bosques salados”, señaló Recinos.
“Otros grupos nos dedicamos a recolectar los desechos sólidos de los ríos, porque lo que arriba sucede (la cuenca) acá abajo impacta, y es la falta de cultura de nosotros la que nos afecta porque los desechos sólidos caen en los ríos -de hecho- Barra de Santiago es bendecida por los caudales de los ríos Cuilapa, la desembocadura del Catarina, El Naranjo, El Rosario, y también canales que vienen al estero, pero también hay impactos por los desechos sólidos, por la irresponsabilidad humana”, lamentó. En cuanto al proyecto “Potenciando procesos Productivos Sostenibles y Resilientes para la Seguridad y Soberanía Alimentaria”, que trabajarán con la UNES y OIKOS, expresó su apoyo a una iniciativa positiva que potenciará a la organización de las comunidades y su trabajo colectivo para conservar y vivir de los frutos de los ecosistemas sin abusos de depredación. “Nacimos el 7 de septiembre de 2018, aunque como Grupo Playa, tenemos más de 9 años de trabajar y estas actividades nos parecen bien porque la seguridad alimentaria está en riesgo. Y la mejor tierra está en manos de terratenientes que por lo general son extranjeros.
A nosotros nos dejaron sin nada y no tenemos donde cultivar nuestros alimentos y creemos que los huertos caseros que se han propuesto, serán buena alternativa para poder producir nuestros alimentos”, sostuvo.
El proyecto que financia la Unión Europea, contempla el valor de derechos humanos, género e inclusión, en especial la autonomía alimentaria y económica de las organizaciones de mujeres, que Recinos consideró oportuna y de fortalecimiento comunitario.
“Estamos de acuerdo con el enfoque de género -porque en el campo- somos algo agresivos, no todos pero algunos. Además, hace un año algunos compañeros de la Asociación ProBosque estuvieron en un proceso de formación en masculinidades y reconocemos que nos hace falta más todavía y queremos llevarlo a otros socios para una integración”, dijo.
“Nuestra organización tiene 120 socios en la actualidad y con tendencia a crecer y las cooperativas apícolas, son de personas de las comunidades que no tenían que ver con los PLAS o ProBosque, sin embargo, se van a incorporar tenemos la esperanza que se va incrementar el número de asociados y nos van a ayudar a la reforestación del manglar entre más manos haremos mayores cosas”, subrayó Recinos.
Sobre las amenazas inmediatas, el coordinador de ProBosque opinó que se encuentran en alerta por la expansión del monocultivo de la caña de azúcar, por este proceso del cambio de uso de suelo del manglar, el uso de la piedra y arena del lecho de los ríos, que los debilita y terminan erosionados en el estero, y azolvando los canales de agua dulce para el manglar.
“El cangrejo punche tiene reducido su espacio de reproducción y hábitat por la modificación del uso de suelo y hay especies invasoras en el manglar y eso nos preocupa muchísimo. Son plantas no idóneas del lugar y afecta los recursos de las especies que algunas especies van desapareciendo y otras evolucionando. Tenemos la ventaja de contar con el cangrejo azul que en estos momentos es la prioridad su conservación para sobrevivir los comunitarios. Porque debido a la falta de empleo en las haciendas, es un modo de vida, porque un tractor hace lo que cien personas, y esto ha reducido las oportunidades. Dos años atrás, varias parcelas fueron consumidas por el fuego pero tenemos pequeñas iniciativas para reforestarlas y crezca el bosque”, concluyó Recinos.