Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“Gracias a Dios hermana, que todo lo que hemos luchado en la vida por este día, se nos dio, te amamos, somos tu familia, para mí es un sueño”, fueron las palabras emotivas de la hermana de María (quienes han pedido privacidad de sus identidades), seguido de un abrazo que fundió a ambas mujeres después de 36 años de separación, explicó Eduardo García, director ejecutivo de Pro-Búsqueda.
En el marco de la conmemoración a la memoria del padre Jon Cortina, fundador de Pro-Búsqueda se celebró el quinto reencuentro del año, de María y su familia, en la casa del sacerdote jesuita en Guarjila, Chalatenango.
“María desapareció a sus 11 años de edad, en el refugio de Mesa Grande, Honduras y luego de 36 años se encuentra con su familia biológica. Ahora, ella ha venido con sus hijas, sus nietos y su sobrino, y toda la familia de ella en Guarjila, están aquí, dándose ese abrazo postergado en el tiempo. Creo que es muy buen cierre de año de Pro-Búsqueda, con un reencuentro, aunque este lunes 16 reencontramos a otra familia, este sería el sexto caso, en San Salvador, una buen número para cerrar el año”, afirmó García.
María vivió sus primeros años de vida en un caserío de Nueva Trinidad, Chalatenango, en donde fue testigo de las agresiones y secuelas de la guerra, que arreciaron en 1983 por el conflicto armado, que obligó a ella y su familia a huir hacia La Virtud, en Honduras. Luego escapan hacia al refugio de Mesa Grande, junto a miles de familias salvadoreñas que evadían la violencia de la época.
María decidió luego de unos años regresar, pero el país continuaba en guerra, y ante la exposición a peligros y persecuciones tomó la decisión de abandonar de manera definitiva el país, y pierde todo contacto con su familia biológica, hasta este 14 de diciembre, que se
reencuentra con la familia tras 36 años de ausencia.
Fue en el año 2002, que una tía biológica de María acudió a la Asociación Pro-Búsqueda a interponer el caso, ante el padre Jon Cortina, para que le ayudara a encontrarla. El caso fue seguido de cerca por la madre de María.
La madre (una ama de casa, humilde y trabajadora) le dio seguimiento al caso durante todos los años posteriores. Y el 8 de octubre de 2019, María interpuso su caso a la Asociación Pro-Búsqueda también, y es así que el equipo de investigación de la institución, luego de algunos cotejos pudo resolver el caso y propiciar este reencuentro.
Cabe señalar que de los 1,005 casos interpuestos en Pro-Búsqueda, 554 casos entre niños y niñas continúan aún desaparecidas, lo que consideró García una “vergüenza”, que el Estado salvadoreño no imprima mayor celeridad a la investigación de estos casos, ya que cuentan con recursos de toda índole.
“Este es el momento para aprovechar la búsqueda, es decir, ¿por qué Pro-Búsqueda, que es una organización social se dedica a esto? y no un Estado, un Ejecutivo, una Asamblea Legislativa, una Fiscalía General de la República, que se encargue de buscar a nuestros desaparecidos de la
guerra
Asimismo, lamentó que la propuesta que viene desde el año 2010, para crear una Comisión Nacional de Búsqueda que surge del caso de las Hermanitas Serrano Cruz en el año 2005, todavía no ha sido analizado por la Asamblea Legislativa, pese a ser mandato de la Corte IDH, de crearla pero no la han tocado los legisladores.
“Este año tenemos la propuesta que desde el Estado, se cree un Banco de Perfiles Genéticos, que colabore en la búsqueda de personas desaparecidas, y no solo de las personas que desaparecieron en el conflicto armado, sino también las actuales producto de las maras y
crimen organizado, así como personas migrantes que desaparecen en su huida hacia Estados Unidos, y creo que es algo urgente que debe hacerse desde la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, esperamos que se decida y que lo haga y les podemos dar apoyo, pero también es urgente que el Estado comience hacer su trabajo de velar por los derechos de las personas que están en El Salvador”, expresó.
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