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Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Karen Ramírez, coordinadora del Programa de Gestión de Riesgo de PRO VIDA, se refirió al compromiso que su organización ha venido desarrollando a través, de los años a favor del acceso a la consulta y atención de la salud integral entre las poblaciones más vulnerables como las mujeres y niñas en el territorio nacional.
“Esto lo venimos realizando poco a poco junto con el Movimiento Salvador Allende, que donan su trabajo de consulta, con las toma de citologías, así como del trabajo social y Fundación SHARE, y gobiernos municipales en algunos municipios, como un esfuerzo colectivo porque queremos mejorar la situación de la salud en estas comunidades”, acotó Ramírez.
Cada 28 de mayo se conmemora el “Día Internacional de la Acción por la Salud de las Mujeres”, que tiene como objetivo reafirmar y garantizar el derechos que tienen todas las mujeres y niñas alrededor del mundo para sensibilizar sobre la protección de la salud y su derechos a vivir una vida digna de oportunidades y sin violencias .
Fue en 1987, cuando la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC) hizo la propuesta de la “acción global” a manera de recordatorio de las múltiples causas de enfermedad y muerte que afectan a las mujeres y un llamado a trabajar a favor de su atención, prevención y tratamiento.
PRO VID viene trabajando desde los años ochenta durante y después del conflicto armado que culminó el 22 de enero de 1992, luego de la firma de los Acuerdos de Paz.
Y es así que PRO VIDA orienta sus esfuerzos en trabajar con poblaciones vulnerables y excluidas históricamente en la zona rural, con programas que han venido desarrollando con apoyo financiero y materiales desde sus unidades de trabajo de: Salud Integral, Desarrollo Territorial, Gestión Integral de Riesgos y Resiliencia al Cambio Climático y Fortalecimiento Institucional, que enfocan su accionar a través de sus técnicos y especialistas en territorios de incidencia.
Del proyecto de salud integral, PROVIDA brinda ayuda a mujeres, adolescentes y familias con la finalidad de velar por necesidades elementales de estos grupos poblacionales que por razones de falta de ingresos económicos o por habitar en lugares remotos y difícil acceso, no logran recibir una atención médica oportuna.
Carmen Hernández, de 22 años, que vive en el caserío El Rucio, Chirilagua, San Miguel, explicó que el acceso al agua es una realidad que incide entre las mujeres para buscar atención médica cuando lo necesitan.
“Las situaciones como la problemática del agua afecta, porque tenemos que ir por el agua a las cantareras o los tanques de la comunidad en donde algunos están alejados por varios kilómetros y para llevarlo a la casa nos quita tiempo del día. Y comprar a las pipas a veces no se puede, por a el costo”, afirmó Hernández.
Desde el programa Desarrollo Territorial Salud Integral de PRO VIDA, Ramírez reiteró que la atención a las mujeres de la comunidad El Rucio, tiene el enfoque de acercar la salud y prevención a las mujeres que no tienen acceso o posibilidad de obtener estos servicios básicos de salud.
“Sabemos que es un derecho fundamental para la vida de las mujeres, pero que en distintos momentos se ven obstaculizados como en este caso del caserío El Rucio, en donde las mujeres deben recorrer varios kilómetros para obtener servicios médicos, agua, en fin, son condiciones de exclusión social”, expresó.
“Creo que el abordaje de PROVIDA en todos sus programas especialmente salud integral, su enfoque es de derecho humano, pero también tenemos interés de privilegiar a las mujeres en sus diferentes etapas de sus vidas, ya sea niña, adolescente, joven, adulta y adulta mayor, queremos salvarles la vida, al prevenir enfermedades”, acotó Ramírez.
Al reconocer que la injusticia social es un aspecto que incide en la realidad de muchas mujeres en zonas rurales o periburbanas, que han muerto porque no contaron con un acceso oportuno a cualquier establecimiento de salud, así como, a los exámenes y tratamientos.
“Hemos lanzando una campaña de prevención de cáncer de cérvix y vamos atender la prevención del cáncer de mamá también, así como la salud integral de las mujeres, porque las mujeres rurales viven otra realidad y tienen otras características en torno al tema de la salud sexual y reproductiva, a la que suma la falta de educación formal y otras grandes dificultades como, la lejanía de su hogar con el establecimiento de salud y la atención al grupo familiar”, consideró.
Sobre el trabajo en conjunto de PRO VIDA y el Movimiento por la Salud “Salvador Allende El Salvador (ALAMES), así como el acompañamiento de Fundación SHARE, Karen Ramírez, consideró que estas acciones de acercar la salud también implica el seguimiento médico a la respuesta de los exámenes, con el fin de sensibilizar sobre la importancia de preservar la salud.
“No tenemos servicio de salud por la comunidad, entonces, tenemos que ir hasta Chirilagua, de aquí del caserío EL Rucio, son 3 kilómetros para salir a la calle, para luego tomar un bus que me lleve a Chirilagua y buscar ayuda en la unidad de salud, solo eso nos lleva toda la mañana”, reconció Corina. de 70 años de edad.
“Para nosotros es sumamente importante que aquí (caserío El Rucio) haya organización social, para preparar todas estas campañas en la comunidad, pero también queremos que haya una organización desde las mujeres, para ir buscando las coordinaciones sobre la atención de su salud, así como, coordinar otras acciones posteriormente en la zona”, puntualizó Ramírez.
