Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“Yo soy beneficiaria de parte de PRO-VIDA, la Clínica Monseñor Romero y Fundación Share, que nos ayudan a prevenir el cáncer. Y estamos muy agradecidas por las jornadas de atención que mejoran nuestra salud”, dijo Norma Mártir, de la Comunidad de Santa Rosa, del distrito de Santa Catarina Masahuat, Sonsonate Norte.
En del “Día Mundial de la Prevención del Cáncer del Cuello Uterino”, alrededor de cien mujeres provenientes de las comunidades rurales de Santa Catarina Masahuat, Sonsonate Norte y el distrito de Nejapa de San Salvador Norte, asistieron a las jornadas de salud de toma de citología, preparada por la Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria (PRO-VIDA), Fundación Share, El Salvador Elkartasuna y la Clínica Monseñor Romero.
El Día Mundial de la Prevención del Cáncer del Cuello Uterino se conmemora cada 26 de marzo, con la finalidad de generar conciencia en las mujeres en el mundo sobre la importancia de cuidar su salud sexual y reproductiva. Para ello debe contar con información suficiente sobre medidas y acciones en la prevención de este cáncer y el de mama, que suelen ser los más comunes entre las mujeres en el mundo y El Salvador.
La primera jornada, a cargo de PRO-VIDA, permitió a las mujeres rurales del caserío Santa Rosa, del cantón El Matazano, de Santa Catarina Masahuat, permitió acceder a la toma de citologías. Este es un examen ginecológico que busca cambios que puedan indicar enfermedades del sistema reproductor en especial cáncer de cuello uterino.
La importancia de la citología
Sigrid Stefanny de Barriere, licenciada en Salud Materno Infantil, estuvo a cargo de las mujeres en las tomas de citología, un proceso individual que tomó entre 10 o 20 minutos con cada paciente.
“La finalidad de estas jornadas y de efectuar este tipo de exámenes es detectar oportunamente todas las variantes del cáncer cérvico uterino y tratarlo de una forma preventiva por la salud de las mujeres”, dijo de Barriere.

Foto Diario Co Latino/Gloria Orellana.
“Esta prueba es importante para la salud sexual y reproductiva de las mujeres, porque si estamos ante sospechas de alguna lesión precancerosa, se le dará tratamiento de forma más oportuna. Y luego, si en algún momento piensa embarazarse, este riesgo estaría anulado”, explicó de Barriere.
Para la profesional de la salud, la citología es definitivamente un estudio que salva la vida de las mujeres cuando se toma periódicamente y se establece un control regular.
“La citología evita que lleguen a desarrollar en sí, otro tipo de enfermedades como las infecciones por transmisión sexual (ETS), infecciones vaginales propias de la edad o por condiciones que tienen que ver con cambios hormonales. Si hay un tipo de lesión en desarrollo, entonces, pasamos a un modo curativo diferente para el tratamiento que si es oportuno podemos salvar la vida de las mujeres”, indicó.
“La indicación para realizar las citologías es después de haber iniciado las relaciones sexuales, sin importar la edad. Porque los contextos de las mujeres pueden ser diferentes sobre este tema que puede ir de los 16 o 25 años, pero el punto medular es que a un año de haber iniciado su vida sexual deben tomar su citología como control de salud”, aclaró de Barrientos.
¡Vivan las Mujeres, pero Sanas!
Karen Ramírez, a cargo del programa ¡Vivan las Mujeres, pero Sanas”, en PRO-VIDA, agradeció a las mujeres del cantón Matazano, Santa Catarina Masahuat, la “confianza a PROVIDA”, porque el proyecto de salud para las mujeres ha sido una “lucha constante” para que las mujeres rurales acepten que deben cuidar de ellas para dar vida a sus grupos familiares y comunidad.

“Es una gran batalla estar sanas en estos tiempos tan difíciles, pero con la Fundación Share y El Salvador Elkartasuna, se ha logrado complementar estos proyectos de acercamiento de salud a las mujeres. Y aquí en el caserío Santa Rosa, lograr esta infraestructura de dispensario médico es para PRO-VIDA un esfuerzo desde los diferentes programas”, afirmó.
“Este dispensario médico es producto del trabajo del programa Desarrollo Local, que no puede estar sin la vigencia de los derechos humanos, y en este caso nosotros estamos acá para hacer realidad el derecho a la salud de las mujeres con el programa ¡Vivan las Mujeres pero Sanas!, y es justamente la Fundación Share que ha hecho este esfuerzo en el 2024 y este 2025”, explicó Ramírez.
PRO-VIDA, a través de estas sinergias, busca fortalecer las redes de colaboración con cooperantes y tejer de manera concreta la salud de las mujeres rurales. La asistencia en salud a mujeres rurales es difícil a partir de la distancia de los centros de atención del sistema de salud, muchos a veces hasta 8 kilómetros de distancia, y sin un transporte regular en la zona.
“Es fácil dar estos servicios cerca de donde hay acceso a vehículo, y en donde pueden llegar más mujeres -realmente quizás hiciéramos entre 50 o más de 100 pruebas- con dos profesionales o qué sé yo, pero no nos interesan los números, aquí queremos dar un seguimiento integral a las mujeres”, sostuvo.
“Todo este servicio, desde la toma de citología, tratamiento, son gratis, obtienen su referencia si la citología va a un laboratorio en donde el patólogo y esos resultados serán entregados a ellas, y tendrán su copia del estado de su salud”, explicó Ramírez.
En cuanto a una citología con un resultado no satisfactorio, Ramírez, indicó que llevarán a las mujeres a consulta de especialistas, para que reciban atención y otros exámenes para tomar tratamientos, hasta que ellas obtengan una prueba de citología totalmente normal.

“Como PRO-VIDA les decimos a las mujeres que tenemos derechos, como este de reivindicar la salud y principalmente nuestra salud sexual y reproductiva. Porque nosotras en el grupo familiar velamos por la salud de todos, hasta la del chucho o los pollos en la casa, siempre estamos pendientes de otros, ahora, nos toca darnos ese autocuidado, cuidar de nosotras y que los demás de la familia tengan corresponsabilidad del cuidado de todos”, reiteró Ramírez.
Microacciones para transformar vidas de las mujeres
Claudia Martínez, coordinadora de acompañamiento de la Fundación SHARE, afirmó que para su organización “era muy importante acompañar a las mujeres en las campañas de prevención del cáncer cérvico uterino y de mama en las comunidades de rurales de El Salvador”. Por lo que articulan esfuerzos junto a PRO-VIDA y la Clínica Monseñor Romero, como una respuesta a las mujeres con difícil acceso a la salud.
“Tomando en cuenta que las mujeres son las últimas que se toman el tiempo para tratar su salud dentro del grupo familiar, hemos visto importante que se realicen este tipo de exámenes”, dijo.
La incidencia del cáncer cérvico uterino en El Salvador, según el Global Cáncer Center, es 45.6 x 100 mil mujeres, y una tasa de mortalidad de 23.5 muertes por cien mil mujeres al año. Cuando la incidencia del cáncer invasor de cérvix a escala global es de 21.5 a 40.8 por cien mil mujeres al año.
“Las actuales estadísticas del sistema de salud nos motivó a llevar la salud desde el 2022, y comenzamos con una comunidad, y ahora nos enfocamos en departamentos como Sonsonate, San Miguel, La Paz, Chalatenango y San Salvador, y siempre buscando solidaridad para estos proyectos”, mencionó Martínez.
Atención a comunidades vulnerables
María Rudecinda Orellana, directora de PRO-VIDA, consideró que a través, del proyecto “Microacciones” gestionado con el Colectivo El Salvador Elkartasuna, Fundación Share y Clínica Monseñor Romero, han logrado un apoyo solidario para “cambiar la vida de las mujeres” en las poblaciones de comunidades vulnerables.
“Estas jornadas son parte de la solidaridad internacional y tenemos el apoyo de la Fundación Share, que realiza en Estados Unidos una campaña en recolección de fondos específicamente para hacer las citologías y mamografías, pero claro, estos exámenes están sujetos a la cantidad de donaciones a veces con 5 mil dólares, debemos estirarlos lo más que podemos”, sostuvo.
“Y en el caso del caserío Santa Rosa, se logró este proyecto de la construcción del dispensario médico, a través del programa -Microacción- que el Colectivo El Salvador Elkartasuna apoyó financieramente. Y, con ello, tener un espacio más adecuado y digno para las mujeres en la toma de exámenes y atención de la salud, esto es muy importante para PRO-VIDA, en respeto a sus derechos”, explicó Orellana.
En cuanto la elección de las comunidades en donde PRO-VIDA trabaja, Orellana añadió que “las poblaciones que atendemos son las más vulnerables, y las que tienen más dificultades de acceso a la salud o derechos económicos y esa es nuestra misión: Trabajar con las comunidades, personas y mujeres que no no tienen acceso a sus derechos.
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