Carlos Peña
- Las recientes elecciones se caracterizaron por un fraude estructural y constitucional, un alto nivel de abstencionismo y una victoria holgada del régimen. Bukele ganó con el 82% de los votos válidos y en 2019 había ganado con el 54%. Su partido (NI), que hoy tiene el 66% de las diputadas y diputados, a partir de mayo tendrá el 90%. También reforzará su poder en las alcaldías, pues gobierna en el 57% de ellas y gobernará en el 64%.
- Los partidos llamados de oposición (ARENA, FMLN, NT y VAMOS) aceptaron la candidatura inconstitucional de Bukele y los cambios en las reglas electorales a favor de NI. Y pese a que Bukele será presidente de facto porque la Constitución prohíbe la reelección continua, esos partidos aceptaron su victoria y solo cuestionan las elecciones legislativas, donde el fraude técnico encubrió el fraude constitucional.
- El régimen repartió votos entre partidos aliados y moribundos (GANA, PCN, PDC y CD) para humillar a los demás. También le dio una alcaldía a FS, de reciente creación.
- El FMLN tuvo un fuerte descenso con respecto a 2019:
- El candidato presidencial anterior obtuvo 390,000 votos y el actual recibió 204,000 (-48%).
- Tenía 23 diputadas y diputados y no tendrá ninguno.
- Gobernaba en más de 50 alcaldías y no gobernará en ninguna.
- La dirección del FMLN no asume responsabilidad ante la derrota, no se autocritica y le envía a la militancia cinco mensajes para justificar los resultados.
- A partir del primero de mayo el Estado será controlado totalmente por la derecha, bajo la hegemonía absoluta del clan gobernante y su partido. Cinco partidos de derecha tendrán presencia en la Asamblea Legislativa y siete gobernarán las 44 alcaldías.
- Sin embargo, pese a su gran poder, el grupo gobernante no estabilizará al país, pues la gente demanda mejorías que no llegarán. Lo que vendrá es la desilusión.
- En la nueva coyuntura que se abre, el movimiento popular seguirá luchando contra el régimen. Ya veremos si un referente partidario de izquierda se suma a esa lucha.