Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
La concentración y marcha ciudadana del domingo 17, a la que el gobierno saboteo oponiendo las fuerzas del orden, impidiendo a la ciudadanía la libre circulación, reunión y expresión, pero además utilizando troles para difamar a los asistentes, descalificando sus motivos, y finalmente siendo el mismo ejecutivo el que diera rienda suelta a su verborrea denigrándolos, minimizando el efecto de aquella acción ciudadana y menospreciando a quienes no compartimos su visión exaltada y surreal de su gestión, dio lugar a la quizás más infame acción de parte de este gobierno: el decreto generado por la bancada oficial el miércoles 20, sancionando con hasta 3 años de prisión y multa de hasta $30,000.00 contra quienes organicen concentraciones ciudadanas, luego de prolongadas discusiones de la misma oficialidad, originadas en la marcha que descalificaron y desconocieron, que fue desde la amenaza de parte del presidente del partido oficialista, “…de hacer una verdadera marcha, tomándonos las calles de San Salvador…” – por supuesto con los empleados del estado, obligados a asistir, mas la mayor parte de miembros del ejército y la policía vestidos de civil, sin lograr incluso así reunir a más, en el mejor de los casos, de 10,000 personas en las calles, obligadas a realizar el papel de quienes “apoyan” al gobierno, de cara a la perspectiva de perder el empleo de no hacerlo -, hasta la generación de las medidas referidas en el seno de la Asamblea Legislativa.
Ante la evidente cavernaria motivación de aquel decreto, el siguiente día, el 21, la misma asamblea produjo un documento explicativo para la población, en el que aclara que el decreto anterior “…no va dirigido a reprimir a la ciudadanía…”, o la protesta ciudadana; sino a refrenar al Covid, subrayando que será el MINSAL la entidad que valorará las solicitudes de reunión de parte de la ciudadanía dirigidas a expresarse públicamente.
Por supuesto el MINSAL jamás aprobará la protesta ciudadana, mientras sigue favoreciendo los encuentros deportivos en el estadio Cuscatlán, donde no se observan las medidas de auto cuido de parte de la población porque lo que interesa realmente es la actividad económica detrás del eventos, no la salud de la población, la cual se encuentra en total descuido de parte del gobierno [con hasta 30 decesos diarios reconocidos por el estado, y hasta el doble de esa cifra, endilgada a la mala gestión gubernamental de parte de OMS y la OPS].
Entonces, de cara a la desaprobación de su mala gestión, que tiene en el bitcoin o la FFAA sus únicas apuestas, luego de casi 3 años de mal gobierno, en el que no ha habido ninguna generación de empleos, y tampoco existe la política gubernamental para ello, o el nepotismo, la corrupción, la autarquía, la impunidad, el latrocinio y la intolerancia son los distintivos de este gobierno, no solo no puede lidiar con las consecuencias, sino que prefiere negarlas, oponiéndose a corregir, reconociendo su fracaso de cara a una ciudadanía, que cada vez en menor número, acepta el circo que ofrece sin más.