Nairobi / AFP
La extracción y producción de materias primas, combustibles y alimentos contribuyen a generar la mitad de las emisiones de gas de efecto invernadero en el mundo, según informe de la ONU, que pide reformas mayores de la economía.
Utilizando decenas de fuentes de datos, los autores presentaron el martes a los delegados y empresarios reunidos en Nairobi para la Asamblea General del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) una alternativa radical: reformar drásticamente la economía mundial para producir mejor con menos.
A pesar de los compromisos de reducir las emisiones que tomaron los países que firmaron el acuerdo de París sobre el clima, hay pocas esperanzas de lograr limitar el calentamiento a +2 ºC, y menos aún a 1,5 ºC, sin una «transformación urgente y generalizada» según los expertos.
El informe estima que el consumo de materias primas como minerales, agua y energías fósiles, se triplicó desde 1990.
«Nadie dice que los países menos desarrollados no tienen derecho a desarrollarse», señaló uno de los responsables del informe, Janez Potocnik.
«El tema es: ¿es posible hacerlo de manera diferente, con menos consecuencias de lo que vemos hoy?».
La explotación de recursos se debe evidentemente por una demanda creciente de parte de una población mundial que tiende hacia las 8.000 millones de personas.
El uso de energías fósiles aumentó de 6.000 millones de toneladas en 1970 a 15.000 millones en 2017, a pesar de los esfuerzos a favor de una transición hacia las energías más verdes.
«El mal uso de las energías naturales tuvo un impacto importante en nuestra calidad de vida y en el medio ambiente», constató Bruno Orbel, ex ministro de Medio Ambiente suizo, también coautor del informe.
El texto también señala que el consumo por habitante de las materias brutas es dos veces más elevado en los países ricos que el promedio mundial. En los países desarrollados, el consumo es de 27,1 toneladas por cabeza y por año, contra 2 toneladas en los países pobres.
El informe propone una hipótesis que tiende hacia una situación «duradera» que pasaría por medidas para desacelerar el crecimiento del uso de los recursos, reduciendo la presión sobre el suministro de agua y alimentos y permitiría un crecimiento mundial de 8%.
A la inversa, las proyecciones en caso de que continúe las tendencias actuales predicen un alza de las emisiones de gases con efecto invernadero de 43% para 2060.