Tel Aviv / PL
Las autoridades israelíes prohibieron el domingo a varios palestinos la entrada al complejo de la mezquita Al-Aqsa, en la Ciudad Vieja de la ocupada Jerusalén Este.
La medida se extenderá durante una semana, bajo el pretexto de la proximidad de festividades judías.
Al-Aqsa, con más de mil 300 años de antigüedad, forma parte del complejo religioso de la Explanada de Mezquitas de Jerusalén.
La tradición musulmana establece que el profeta Mahoma subió al cielo desde dicha explanada en el año 621; esto supone que Al Aqsa es, después de La Meca y Medina, el tercer lugar más importante para el Islam.
Se espera que los colonos israelíes invadan de forma masiva el complejo de la mezquita en los próximos días debido a la festividad judía de Sucot, también conocida como la Fiesta de los Tabernáculos, para realizar oraciones religiosas judías, así como visitar el Muro de las Lamentaciones.
Las reglas vigentes establecen que los no musulmanes pueden ingresar al sitio durante las horas regulares de visita, pero no se les permite realizar ningún ritual religioso.
Como consecuencia, la policía normalmente acompaña a los fanáticos durante su gira para evitar cualquier contacto entre ellos y los palestinos.
Los grupos de derecha judíos han pedido a sus seguidores que intensifiquen su presencia dentro del complejo de la mezquita en estos días, con el objetivo expreso de tomar el control de la institución musulmana.
Por su parte, el Ministerio palestino de Asuntos Religiosos ha advertido en reiteradas ocasiones que Israel esta tratando de cambiar lentamente el status quo en Al-Aqsa -al que se refiere como Monte del Templo- para destruir la mezquita y convertir el lugar en un sitio de culto judío.