Por Tony Gamal-Gabriel
El Cairo/AFP
Egipto celebró el martes el segundo de tres días de elecciones presidenciales, viagra sale que debería ganar el exjefe del ejército Abdel Fatah al Sisi, pills aunque las autoridades temen la baja participación.
La elección presidencial, que debía celebrarse durante dos días, fue prolongada un día más hasta el miércoles «para que pueda votar el mayor número de personas», anunciaron los medios de prensa estatales.
Aunque la victoria de Sisi, que derrocó al islamista Mohamed Mursi, no da lugar a dudas, el principal indicador será el número de votantes.
Para tratar de elevarlo, el gobierno interino instalado por Sisi dio el día libre a sus funcionarios y amplió una hora mas la apertura de los colegios electorales el martes, antes de prolongar los comicios hasta el miércoles.
Sisi, que destituyó el 3 de julio de 2013 al primer presidente elegido democráticamente en el país, quiere demostrar con estos comicios en Egipto y en el exterior del país su legitimidad.
En los bastiones islamistas de Egipto abundan los carteles que proclaman a Mursi como «único presidente legítimo».
En enero, el referéndum sobre una nueva Constitución se había convertido en un plebiscito sobre su persona y el nuevo poder se felicitó entonces de haber conseguido una participación superior a la de los comicios constitucionales bajo el presidente islamista.
Esta presidencial, en la que solo un candidato se ha atrevido a presentarse, tiene también forma de un plebiscito en Egipto, el país árabe más poblado.
El lunes por la noche, varios comentaristas y periodistas denunciaban en las televisiones una baja participación. El martes a primera hora, varios colegios electorales de El Cairo estaban desiertos, observó un periodista de la AFP.
El portavoz del ministerio del Interior aseguró pese a todo en una televisión privada que «las estimaciones de los servicios de seguridad señalan que votaron el lunes 16 millones» de personas, casi el tercio de los 53 millones de inscritos.
Mano dura
El único rival de al Sisi, el líder de izquierda Hamden Sabahi, es casi invisible mientras que la oposición islamista ha sido borrada del mapa político y sus figuras encarceladas o enjuiciadas.
Las autoridades reprimen con violencia las frecuentes manifestaciones de los partidarios de Mursi, de los que más de 1.400 murieron. Otras 15.000 personas han sido detenidas y cientos condenadas a muerte en juicios expeditivos condenados por la comunidad internacional.
El régimen ha acusado también a los Hermanos Musulmanes de Mursi -que ganaron todos los comicios celebrados tras la revuelta de 2011 y pusieron fin a tres décadas de poder de Hosni Mubarak- de los atentados que se han multiplicado en respuesta a la represión y los ha tildado de «terroristas».
Pero la violencia persiste. El martes una pequeña bomba artesanal explotó sin causar víctimas en El Cairo, indicó a la AFP el ministerio del Interior.
Los defensores de los Derechos Humanos denuncian un poder todavía más autoritario que el de Mubarak -también procedente del ejército, al igual que todos los presidentes egipcios a excepción de Mursi- pero la mayoría de la población apoya esta política de seguridad implacable.
También la prensa alaba al hombre fuerte que recuperará la «estabilidad» en el país. Esta estabilidad, ha advertido Sisi, necesitará compromisos, sobre todo en materia de libertades.
Estos argumentos encuentran eco en un país que vive al ritmo de las crisis desde 2011 y la Primavera Árabe, que ha perdido la mitad de sus reservas en divisas, del que han huido los turistas y donde se han disparado la inflación y el desempleo.
Kamal Mohamed Aziz, de 63 años, dijo votar por al Sisi porque «necesitamos una mano de hierro para recuperar la situación». Saadia Abdel Moti, de 65 años, espera que «combata la inflación, encuentre trabajo para los jóvenes y se ocupe de la salud».
Por su parte, Karim el Demerdach, de 27 años, señaló que votaría a Sabahi aunque estaba «seguro de que los resultados ya están decididos».
Los resultados se anunciarán antes del 15 de junio y a continuación de celebrarán unas legislativas, en otoño.