Por Anna Cuenca
Madrid/AFP
España vivió este martes unas horas con la esperanza de escapar a nuevas elecciones, gracias a una propuesta de última hora para formar un gobierno de coalición de izquierdas que parecía sin embargo condenada al fracaso por las condiciones impuestas por los socialistas.
«Todavía podemos evitar nuevas elecciones», afirmó por la mañana el portavoz socialista Antonio Hernando, afirmando que su formación aceptaba la mayor parte de puntos presentados por el pequeño partido nacionalista valenciano Compromís, aliado del radical Podemos, a pocas horas del fin de las consultas organizadas por el rey Felipe VI.
El monarca mantenía desde el lunes una tercera y última ronda de conversaciones con los líderes políticos tras las legislativas del 20 de diciembre para confirmar si había algún candidato a la investidura con apoyos suficientes para ser elegido.
Ante la aparente incapacidad de las fuerzas políticas para ponerse de acuerdo hasta ahora, en un parlamento muy fragmentado, toda España esperaba que el rey anunciase la convocatoria de nuevas elecciones para el 26 de junio al término de la ronda de consultas el martes por la noche.
Sin embargo, en un movimiento totalmente inesperado, Compromís, con 4 diputados, anunció haber presentado al PSOE y otras formaciones de izquierdas una propuesta de gobierno que estuvieron elaborando «toda la tarde y parte de la noche».
«El rey la ha recibido con sorpresa», reconoció el líder del Compromís, Joan Baldoví, tras reunirse con él.
La propuesta -que prevé medidas de emergencia social, de lucha contra la corrupción o de regeneración democrática- es voluntariamente imprecisa para que todos los partidos de izquierda tuviesen cabida en ella, sumando 161 diputados de los 350, explicó Baldoví.
Para salir adelante, necesitaba sin embargo al menos la abstención de Ciudadanos -formación de centroderecha con 40 diputados rechazada hasta ahora por los izquierdistas debido a sus políticas liberales- o el apoyo de alguna otra formación nacionalista.
‘Es un insulto’
Sin embargo, los socialistas impusieron dos condiciones imposibles de aceptar por las otras formaciones de izquierdas: un ejecutivo dirigido por ellos con personalidades «independientes» -no un gobierno de coalición- y un compromiso «a apoyar los presupuestos generales del Estado para los dos próximos ejercicios».
«Es un insulto que el PSOE quiera gobernar en solitario», se indignaba a primera hora de la tarde la líder de Compromís, Mònica Oltra, vicepresidenta de un gobierno de coalición en la región de Valencia junto a socialistas y radicales de Podemos.
«A nosotros nos gusta mucho la propuesta de Compromís», afirmaba poco después el líder de Podemos, Pablo Iglesias, en rueda de prensa al término de su entrevista con el monarca, considerando que la contraoferta de los socialistas equivale a un ‘no’.
«Ojalá que el partido socialista rectifique, siguen estando a tiempo», agregó, aunque mostrándose poco optimista.
El PSOE había defendido también horas antes la necesidad de incluir en el acuerdo a su socio de centroderecha Ciudadanos.
Sin embargo, el presidente de esta formación liberal, Albert Rivera, desestimó de entrada la propuesta de Compromís. «No me parece algo ni siquiera a valorar políticamente», declaró, precisando que no haría aspavientos si el PSOE decidía suscribirlo sin ellos.
El plazo para elegir a un nuevo ejecutivo que suceda al del conservador Mariano Rajoy vence el 2 de mayo.
Su Partido Popular llegó en cabeza de los comicios de diciembre (123 diputados). Pero, sin la mayoría absoluta de 186 diputados que logró en 2011 y ningún aliado, Rajoy renunció a intentar la investidura.
La misión fue entonces confiada al líder socialista Pedro Sánchez (90 diputados), que afirmó querer negociar con todos, a izquierda y derecha, salvo el PP. Sin embargo, sólo logró un acuerdo con Ciudadanos que desembocó en estrepitosos fracasos en dos votaciones de investidura en marzo por el rechazo de Podemos.
Desde entonces, nada se había movido sustancialmente hasta ahora.
La cuarta economía de la Eurozona lleva ya más de cuatro meses con un ejecutivo en funciones, incapaz de tomar decisiones relevantes cuando el país supera apenas una larguísima crisis.
Si hay nuevos comicios, la situación se prolongará tres o cuatro meses más, en el mejor de los casos. En el peor, España espera no batir el récord belga de 541 días sin gobierno.