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Prorrusos armados ocupan sede del gobierno en región ucraniana de Crimea

Por Lilia Budzhurova, hospital Dmitry Zaks En Kiev
Simferopol/AFP

Ucrania alzó el tono el jueves ante Rusia después de que decenas de prorrusos armados tomaran edificios oficiales en la volátil península de Crimea y de que Moscú brindara protección al destituido presidente Viktor Yanukovich.

La advertencia se produjo al día siguiente de que el presidente ruso Vladimir Putin pusiera en estado de alerta a sus tropas frente a la frontera de Ucrania, look incrementando los temores de maniobras militares para resolver una crisis con visos de Guerra Fría.

El presidente interino Olexander Turchinov advirtió ante el Parlamento en Kiev que cualquier movimiento de tropas de la flota rusa del Mar Negro, que tiene su base en la ciudad crimea de Sebastopol, «será considerado como una agresión militar».

La crisis en Ucrania, una ex república soviética de 46 millones de habitantes, estalló cuando Yanukovich decidió en noviembre pasado dar la espalda a un acuerdo comercial con la Unión Europea (UE) para estrechar vínculos con Rusia.

La represión de las protestas en Kiev se saldó la semana pasada con un baño de sangre que precipitó la destitución del mandatario por el Parlamento.

Yanukovich se halla desde entonces en paradero desconocido, aunque el misterio empezó a despejarse este jueves, cuando un funcionario de alto rango indicó en Moscú que Rusia le había brindado protección.

«Tras la petición de Yanukovich a las autoridades rusas de garantizar su seguridad personal, informamos que esta petición ha sido satisfecha en territorio ruso», declaró el responsable, citado por agencias noticiosas locales.

El propio Yanukovich, desde un lugar sin identificar, declaró que seguía considerándose presidente.

Ucrania parece sin embargo pronta a acercarse ahora a la UE, con un gobierno de jóvenes políticos proocidentales que debería permanecer en funciones hasta las elecciones presidenciales anticipadas del 25 de mayo.

El Parlamento confirmó este jueves en el cargo de primer ministro a Arseni Yatseniuk, de 39 años, quien de inmediato confirmó la nueva orientación.

«Ucrania ve su futuro en Europa. Queremos formar parte de la Unión Europea», declaró el flamante dirigente de esta exrepública soviética, independiente desde 1991.

«Un país hecho jirones»

El Ejecutivo interino tendrá igualmente la difícil tarea de impedir la bancarrota del país.

«Ucrania está hecha jirones», admitió Yatseniuk en su discurso de investidura.

«Las arcas del Estado están vacías, se han robado todo. No prometo mejoras, ni hoy ni mañana. Nuestro principal objetivo es estabilizar la situación», agregó.

Selon Yatsekiuk, Ucrania necesita para ello 75.000 millones de dólares.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló poco después desde Washington que las nuevas autoridades ucranianas le enviaron un pedido oficial de ayuda financiera.

Para apoyar a las nuevas autoridades ucranianas, Estados Unidos ofreció una garantía de hasta mil millones de dólares, en el marco de un posible préstamo de las instituciones financieras internacionales.

La bandera rusa ondea en Crimea

Los hombres que tomaron las sedes del Parlamento y el gobierno en Sinferopol, la capital de Crimea, izaron banderas tricolores rusas.

Durante la jornada, recibieron refuerzos de habitantes de otras localidades de Crimea.

El comando, equipado con «armas modernas», impidió la entrada de los funcionarios, indicó a la AFP Anatoli Mohilyov, primer ministro de Crimea, una República Autónoma ucraniana de 27.000 km2 y dos millones de habitantes, en su gran mayoría de habla rusa.

El ministro ucraniano interino del Interior, Arsen Avakov, reveló que la policía se encontraba en estado de alerta.

Y el fiscal general de Ucrania abrió una investigación por «actos de terrorismo» contra los autores de la toma de edificios gubernamentales.

Corresponsales de la AFP en Simferopol señalaron que unos veinte policías vigilaban la zona después de haber alejado a grupos prorrusos de las inmediaciones.

«Espero que los nacionalistas [ucranianos] de Kiev no vengan hasta aquí», dijo Serguei Vladimirovich, un jubilado rusohablante.

La respuesta occidental a la crisis en Crimea no se hizo esperar.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, instó a Rusia a abstenerse de «cualquier acción que pueda provocar una escalada de tensiones o generar malentendidos».

Y el ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radoslaw Sikorski, uno de los más firmes partidarios de la adhesión de Ucrania a la UE, denunció «un juego muy peligroso» en la península de Crimea.

Rusia aseguró sin embargo que «aplica estrictamente» los acuerdos firmados con Ucrania sobre la flota rusa del mar Negro.

Rusia había transferido la península de Crimea a Ucrania en 1954, cuando las dos repúblicas formaban parte de la Unión Soviética.

En 2010, tras años de litigios, los parlamentos de los dos países acordaron prolongar la presencia de la flota rusa en el puerto de Sebastopol hasta 2042, a cambio de una reducción del 30% en el precio del gas ruso.

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