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Protagonismo de cada uno para el bien de la nación

Carlos Girón S.

Cuando se está en otro país en la circunstancia y por cualquier motivo que sea y se escuchan las notas de nuestro himno nacional, no se puede evitar que afloren sentimientos de nostalgia, remembranza y tristeza y alegría a la vez, anhelando tal vez encontrarse en la Patria. Pienso que esto es común en todas las personas, que se sienten orgullosas de su nacionalidad, la salvadoreña, en nuestro caso.

La nostalgia es mayor cuando seres de la familia se han quedado en el terruño propio, deseando estar juntos todos. Seguro por eso es que grupos enteros, con niños, se aventuran a unirse a caravanas numerosas que se enrumban hacia el Norte en busca de una utópica felicidad. No es muy afortunado tomar esa clase de decisiones. En la Patria propia uno es como un rey; va y viene por donde se quiera y se sabe que están muchos conocidos –que no amigos, porque los de verdad no abundan-. Aquí, mal que bien, cualquiera que de veras quiera trabajar para comer él y su familia, pronto halla cómo acomodarse, haciendo esto o aquello, más si se tiene un oficio o aprendizaje, pues una verdad es que no trabaja quien no quiere de veras trabajar, sino que andan buscando y rogando no hallar nada.

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Por esa y otras razones, la Patria es algo que debe quererse y cuidarse, porque es el cielo bajo el cual todos y cada uno de sus habitantes nos cubrimos y protegemos. Por la misma razón, cada uno debemos convertirnos en protagonistas para el bien de nuestra Nación, en la cual todos debemos empeñarnos en edificar una estructura sólida y multifacética. Cada quien podría ayudar a evitar un mayor deterioro de los factores que determinan el medio ambiental, el cambio climático, la destrucción de la flora y la fauna, el descuaje desconsiderado de árboles y plantas; la inmolación de los mal llamados “animales de caza” como los conejos, los venados, los patos, y otros, o las tortugas y sus huevos; las iguanas, los garrobos, en fin, muchos seres selváticos. Sabemos ya que la irracional desforestación ha causado el empobrecimiento de los ríos, con tendencia a desaparecer, a causa también de la contaminación con toda clase de desechos malsanos, que se vierten en sus cauces. Aquí, cada uno debe hacer su parte en el cuido de los recursos naturales, el agua potable, principalmente, procurando su ahorro lo más posible en el uso doméstico, como de higiene personal, o su utilización en las plantas industriales y embotelladoras de bebidas de toda clase. No se trata de que porque yo tengo más dinero puedo gastar toda la quiero y hasta desperdiciarla. Hay que pensar en todos aquellos que carecen por completo de ella o la tienen en mínima cantidad, o sufren escasez completa.

Recordemos que la Patria la formamos todos sus habitantes quienes, de un modo y otro, generamos la riqueza y la abundancia de todos los bienes que se consumen y usan. Poco o mucho, contribuimos al fondo del erario de la Nación, del cual los gobernantes son solo sus administradores,  los que distribuyen para tal o cual ramo de la administración para el sostenimiento de hospitales, escuelas, caminos, construcción de edificios públicos, para todo eso, menos para… Menos para que se los roben… Que es lo primero que llegan a hacer (con rarísimas excepciones) presidentes, ministros y demás funcionarios como empleados de los niveles que sean. De ese modo se vuelven los protagonistas que menos aportan para el bien de la Nación, haciendo todo lo contrario: su empobrecimiento, su debilitamiento y precariedad, en fin, para que se desluzca en el concierto de las demás naciones.

Esos malos funcionarios de co-turno o de simple suela son los que llevan a que nuestra Patria, como otras vecinas, sean incluidas en listas negras como asiento de cuevas de ladrones.  Van aparejados con aquellos que tiñen se rojo con sus masacres o asesinatos de individuos o parejas, o los feminicidios que embargan de luto a las familias salvadoreñas en los diferentes rumbos del territorio nacional, sin dejar de lado a los secuestradores y los extorsionistas. Últimamente hasta profesionales de la abogacía ponen su parte para agrandar la mancha negra sobre el cielo del terruño salvadoreño. Ellos no han querido quedarse atrás en el desfile de malhechores de todo color y tamaño.

Vemos así cómo cada ciudadano somos protagonistas, ya sea para el bien de la Nación o para su mal, manchándola y degradándola en su integridad social.

Afortunadamente, en la naturaleza y actividades humanas, todas las manifestaciones tienen una condición dual: positivo y negativo, blanco, negro, torcido, recto, día y noche; así sucesivamente. De esa manera al otro lado de los que manchan a nuestra sociedad, están los elementos que la limpian, le dan lustre, la elevan, la enaltecen. Aquí están los artistas, los escritores, los compositores, los ingenieros y arquitectos constructores, los médicos, los abogados honestos, los empresarios y comerciantes limpios, los periodistas veraces e investigadores de los hechos reales y verdaderos, en fin, todos los que empujan hacia adelante y arriba a la Nación. Ellos son sin duda los mejores protagonistas con invaluables aportes positivos de Nación…

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