Por Eugenia Logiouratto
Brasilia/AFP
Brasil celebró el día de su Independencia y abrió los Juegos Paralímpicos en medio de protestas contra el presidente conservador Michel Temer, que asumió tras la destitución de la mandataria de izquierda Dilma Rousseff.
En medio de silbidos, gritos de «¡Fuera Temer!», «¡Golpista!», así como de aplausos y de consignas favorables, Temer encabezó por la mañana en Brasilia la conmemoración de la fecha nacional junto a su esposa y varios ministros.
En su primer gran acto público desde que asumió la presidencia la semana pasada, Temer no desfiló en el automóvil Rolls Royce convertible de los años 50 -como es tradición en esta fecha- ni lució la banda presidencial.
A pocos metros del desfile cívico militar, en la principal avenida de la capital brasileña, unos 2.700 manifestantes según la policía marcharon hacia el Congreso coreando consignas contra el gobierno, al que acusan de implantar retrocesos sociales.
El ministro jefe de gabinete, Eliseo Padilha, desestimó las protestas y afirmó que «no sorprendieron al gobierno». «Unas 18 personas protestando entre 18.000 (presentes), la dimensión es buena. ¿Usted ya oyó hablar de democracia sin libertad de expresión?», comentó.
Rousseff, que había sido elegida en 2010 y reelegida en 2014, también había recibido abucheos y fue objeto de protestas durante el desfile del año pasado.
Inauguración y protestas
Temer se dirigió luego a Rio de Janeiro, donde tuvo que enfrentar otra rechifla durante la apertura de los Juegos Paralímpicos, los primeros que se celebran en Sudamérica.
En un estadio Maracaná colmado, miles de personas gritaron «Fuera Temer», en una réplica de lo que ya ocurrió el 5 de agosto en el arranque de los Juegos Olímpicos.
Las manifestaciones contra Temer tuvieron lugar también en otras ciudades.
En Sao Paulo, la capital económica del país, varios grupos marcharon por el centro gritando consignas antigubernamentales. De acuerdo con los organizadores, la convocatoria reunió unas 10.000 personas hacia el mediodía.
La policía no informó sobre la cantidad de participantes.
En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais (sudeste), los movimientos que convocaron la protesta informaron de la adhesión de unas 30.000 personas.
La celebración por los 194 años de la Independencia y estas manifestaciones ocurren una semana después de que Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), fuera removida del poder por el Senado, que la declaró culpable de manipular las cuentas públicas y por ello de violar la Constitución.
Las protestas se acoplaron este año a una tradicional manifestación popular denominada «Grito de los excluidos», que desde 1995 utiliza el Día de la Independencia para reivindicar derechos sociales.
En Rio, más temprano, también hubo movilizaciones y al menos un manifestante fue detenido, constató un periodista de la AFP.
«No saldremos de las calles», advirtió la socióloga Tassia Carvalho, de 29 años.
Para enfrentar el déficit que se disparó en los últimos años e intentar revertir la profunda recesión económica que atraviesa Brasil, Temer anunció que emprenderá un severo ajuste fiscal, con una delicada reforma del sistema de jubilaciones en vista.
Un programa que la izquierda y movimientos sociales ven como un retroceso de los derechos conquistados durante los 13 años del PT en el poder, primero con Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) y luego con Rousseff.
«Cuando se produzca la pérdida de derechos anunciada por Temer, con el corte de los derechos sociales, otras categorías se unirán» a las protestas, afirmó en Rio una manifestante, Marilia Palmeira, de 31 años.
Desde la destitución de Rousseff, el 31 de agosto, las protestas se han multiplicado en varias capitales de estados del país, y en algunas ocasiones acabaron en disturbios.
La actuación violenta de la policía en Rio y Sao Paulo fue objeto de críticas y la Fiscalía anunció que «investigará las denuncias» de supuestos abusos cometidos por los agentes.