San José / AFP
Dos protestas separadas, una de taxistas y otra de educadores, provocaron caos el martes en las congestionadas calles de la capital de Costa Rica.
Decenas de taxis ingresaron a San José en horas de la mañana, cuando hay mayor tráfico, y circularon a baja velocidad para protestar contra la plataforma de transporte Uber.
Los taxistas atravesaron la capital hasta la Casa Presidencial, en el sureste, donde algunos manifestantes se encadenaron a los portones de la sede gubernamental para exigir una reunión con el presidente Carlos Alvarado.
Gilbert Ureña, dirigente del Foro Nacional de Taxistas, dijo que sus compañeros se sienten «engañados» por el gobierno y el congreso, debido a la falta de avance de un proyecto de ley para regular las operaciones de Uber.
Reclamaron que la plataforma de transporte los ha dejado sin trabajo, y exigieron nuevas regulaciones para reducir el número de vehículos que ofrecen el servicio a través de esta plataforma.
En tanto, centenares de educadores y otros sindicalistas del sector público recorrieron el centro de la capital hasta la sede de la Asamblea Legislativa para protestar por segundo día consecutivo contra proyectos de ley que restringen el derecho a huelga.
La marcha transcurrió pacíficamente hasta que al llegar a la sede parlamentaria, un grupo de trabajadores del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) se sumó a la protesta e intentó ingresar a la fuerza a la Asamblea Legislativa.
Una de las iniciativas contra las que protestan busca incluir a la educación entre los servicios esenciales. Estos sectores tienen prohibido realizar huelgas.
Otra iniciativa buscaba prohibir las huelgas contra políticas públicas, pero este martes fue modificada para permitir tales paros por un máximo de dos días.
Los educadores anunciaron que continuarán con las protestas «intermitentes» contra este tipo de proyectos.