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El PNUD, señala en su medición más reciente que 18 de 44 municipios del país, tienen más del 30% de pobreza multidimensional, de su Mapa Socioeconómico (2024). En donde Ahuachapán, está incluído. Foto Diario CoLatino/Cortesía.

PROVIDA apoya comunidades en inseguridad alimentaria

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

“Aquí, vivo sólo con mi nuera – cuando le digo- que no vamos alcanzar para la otra semana o la quincena, entonces, hacemos tamales y salimos a vender, y de allí generamos ingresos. A veces, hemos logrado 20 dólares, pero no tenemos un negocio del todo, porque vivimos de la agricultura”, relató Priscila Magaña, lideresa del caserío El Gavilán, cantón San Juan, Tacuba, en la que refleja la inseguridad alimentaria en la que viven los de la comunidad.

A 5 kilómetros del casco urbano de Tacuba. Priscila suele recorrerlo a pie junto a sus nietos cuando los lleva al centro escolar. La falta de transporte colectivo provoca que tenga que emplear a diario 50 o 45 minutos de su tiempo para llegar “según el paso que uno lleve”, relató.

Priscila es de una familia de agricultores de subsistencia, ha criado a 3 hijas y un hijo, que ahora trabajan en fincas para obtener ingresos para el hogar. La lideresa reconoce que es difícil obtenerlos y mucho más complejo si los golpea un evento climático que afecte las cosechas de consumo.

“En el campo, en el mes de abril, después de Semana Santa, uno empieza a prepararse. Yo ahorita estoy desraizando el maicillo y huataliando (cortar) monte, para que a principios de mayo esperemos las lluvias para ver si podemos sembrar el maíz”, dijo.

“Ahora, mientras eso pasa, uno tiene que salir a rebuscarse, irse a otra parte para ganar algo. Hay veces, en la pobreza que se vive, lo buscan a uno y le dicen -te voy a dar 6 dólares por una tarea-, y uno, pues, va hacer eso porque con eso compramos el jabón, la azúcar, el aceite, sabemos que no es mucho, pero sirve”, expresó Magaña.

El Mapa de Pobreza de El Salvador (2006) cataloga al ahora distrito de Tacuba, del occidental departamento de Ahuachapán, en el rango de “pobreza extrema alta”.

En una medición más reciente, el PNUD, según el Mapa Socioeconómico (2024), señala que 18 de 44 municipios tienen más del 30% de pobreza multidimensional, Ahuachapán está incluido.

La agricultura de subsistencia también es un desafío, ya sea por el costo de los insumos como por los impactos del cambio climático. Priscila, comentó que, en agosto, junto a su familia, suele sembrar el frijol y en los últimos días del mismo mes y principios de septiembre siembran maicillo, que son las 3 semillas que toda la comunidad cosecha en el caserío, en las que residen las 300 familias.

“Sin lluvias se pierden las semillas, y se pierde el ingreso y la subsistencia, entonces, estamos de nuevo en crisis. Por eso, cuando estoy en Tacuba, y me dicen que si quiero lavar ropa y me van a dar 10 dólares, me rebusco con eso. Y así vamos recaudando para el jabón, azúcar o sal. Así vivimos y nos mantenemos muchos, porque no tenemos un trabajo formal que sean permanentes”, manifestó Magaña.

PROVIDA un apoyo frente a la inseguridad alimentaria

“Hay más de 100 familias que se están beneficiando con estos programas, y el caserío se va llenando porque los jóvenes ya están comenzando a acompañarse y así van creciendo más familias. Y en otros hogares ya sólo son adultos mayores que no pueden salir a trabajar, entonces, necesitan de una ayuda para subsistir y PROVIDA, nos ha ayudado”, explicó Priscila Magaña.

La situación en el caserío es comúnmente “complicada” en cuanto a la seguridad alimentaria. Por lo que, cualquier ayuda que se les brinde puede significar la estabilidad de una familia por un tiempo importante mientras esperan las cosechas.

“Nos dieron un paquete con arroz, frijoles, y la gente feliz. El arroz tiene un gran precio y mucha gente no tiene para comprarlo; el aceite que vale $2 dólares, en el cantón vale $2.60, entonces, la gente siente alivio que resolvió parte de su alimentación”, expresó.

“Y cuando nos dieron el dinero a las familias, monitoreamos al grupo, en que invirtieron y muchas compraron azúcar, jabón, lejía. Y otras familias lo ocuparon para medicinas y consultas de sus hijos, o sea, el dinero sirvió para la asistencia médica”, indicó Magaña.

Crisis humanitarias de inseguridad alimentaria

Eduardo González, gerente de Gestión Integral de Riesgos y Cambio Climático, de la Asociación de Ayuda Humanitaria “PROVIDA”, señaló que, en las intervenciones a escala nacional ante las crisis humanitarias, destaca la “inseguridad alimentaria” en distintos territorios del país.

“La falta de acceso a los alimentos que está totalmente vinculada a los medios de subsistencia que son interrumpidos por fenómenos climáticos, que en la mayoría de ocasiones son las sequías, vientos, lluvias en exceso y deslaves, e incluso los incendios forestales, los tenemos en el radar con estas poblaciones”, afirmó González.

“Todos estos fenómenos terminan impactando y dañando cultivos que afectan a familias que viven de la agricultura y tienen la esperanza de tener una cosecha buena en el ámbito comunitario para poder suplir sus necesidades, y es grave”, acotó González.

González comentó que PROVIDA acompaña al distrito de Tacuba desde el año 2019, trabajando con los diferentes cantones -entre ellos- los más afectados por la inseguridad alimentaria. Esta labor la desarrolla junto a socios estratégicos como OXFAM El Salvador y el financiamiento de la Oficina de Asuntos Humanitarios (ECO).

“Trabajamos en los caseríos San Juan, El Jícaro, El Carrizal, Angostura y El Cincuyo, en donde las familias trabajan en actividades agrícolas y la esperanza es tener una buena cosecha. Desde hace seis años que trabajamos en la zona con proyectos por inseguridad alimentaria en su mayoría, pero, también, transferencias monetarias”, explicó.

“Buscamos, por un lado, la ayuda humanitaria, y lo necesario para que las familias tengan por determinado tiempo acceso a los alimentos, pero también buscamos mecanismos para reactivarlos. Esto involucra que ellos cuenten con semillas e insumos agrícolas para su propia producción de alimentos, que fue dañada por fenómenos climatológicos”, acotó González. En 2024, estas comunidades contaron con 2 proyectos, el de Respuesta a los Efectos Acumulativos por Inseguridad Alimentaria en Centroamérica, que es un proyecto regional que trabajamos con OXFAM, y el financiamiento de la ECO, en la cual asistimos a 2,631 personas dándoles una transferencia monetaria por 4 meses de $20. 85 centavos por cada miembro de la familia.

“Si la familia tiene 5 miembros, eso se multiplicaba por los $20. 85 centavos ($104.25) cada mes, también tuvimos un complemento en noviembre y diciembre con la MPGR, en materia de respuesta a la inseguridad alimentaria en agua y saneamiento, con una capacitación, así como filtros caseros para el agua de beber de las viviendas”, comentó.

En cuanto a los retos de PROVIDA, consideró que seguirán buscando la cooperación solidaria en temas de inseguridad alimentaria, que por ahora es más difícil, dada la imagen institucional que proyecta el gobierno en el exterior, de “no ser tan pobres”, lo que ha provocado que los cooperantes miren hacia África más que a Centroamérica.

“Trabajamos con mujeres en hogares monoparentales o no, pero en cuanto a las transferencias monetarias el énfasis son las mujeres, la experiencia nos ha permitido observar que bajo la -sombrilla de transferencias multipropósitos- compran alimentos, pero también lo utilizan para necesidades de educación, salud o vivienda, como arreglos al hogar antes del invierno o insumos agrícolas para sus cultivos y eso es importante”, puntualizó González.

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