Washington/AFP
El gobierno de Estados Unidos anunció el lunes la reintroducción de la pregunta sobre la ciudadanía durante el censo poblacional de 2020, una cuestión delicada en la era de Donald Trump, quien ha hecho de la reducción de la inmigración legal e ilegal un pilar de su presidencia.
El departamento de Comercio, que supervisa el censo, dijo que la pregunta será añadida a instancias del departamento de Justicia para ayudar a determinar posibles violaciones de la «Voting Rights Act», la ley que prohíbe la discriminación racial en el voto.
Solo los ciudadanos estadounidenses pueden registrarse para votar, pero Trump ha afirmado que millones de inmigrantes indocumentados votaron en las elecciones presidenciales de 2016, sin ofrecer pruebas.
La última vez que una pregunta sobre ciudadanía fue incluida en el cuestionario del censo fue 1950.
Críticos temen que la pregunta podría desestimular a algunas minorías a tomar parte en el censo, por miedo a que la información pueda ser usada en su contra, lo que por tanto socavaría la exactitud del conteo.
Incluso inmigrantes con residencia legal serían reacios a participar si tienen lazos con personas sin documentos, señalan.
El censo afecta la distribución de más de 675.000 millones de dólares anuales en fondos federales para escuelas, hospitales, carreteras y otros servicios públicos, según la Oficina del Censo.
La polémica podría empeorar el problema del censo de 2010, en el que analistas estiman que unos 775.000 latinos no fueron contabilizados.
Si las minorías, con frecuencia concentradas en centros urbanos que se decantan más por los candidatos demócratas, no participan de manera masiva en el censo, eso podría afectar el balance de poder en el Congreso.
En 2010, la población estadounidense era de 308,8 millones de personas, un incremento de 9,7% en una década. Según los últimos estimados, ella sería de 327 millones de personas (+5,8%).