Le Bourget, Francia/AFP/PL
Laurent Fabius, presidente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21) presentó un proyecto de acuerdo que hoy será sometido a votación, momento decisivo de este evento.
Llega la hora de la verdad, afirmó ante el plenario.
Aseguró que se trata de un texto justo, sostenible, dinámico, equilibrado y jurídicamente vinculante. Constituye el mejor equilibrio posible, a la vez poderoso y delicado, añadió.
Fabius enfatizó que el proyecto propone limitar el alza de la temperatura del planeta bien por debajo de los dos grados centígrados y realizar esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5 grados.
También prevé un mínimo de 100 mil millones de dólares anuales a los países en desarrollo a partir de 2020 para enfrentar el calentamiento global. Ese monto deberá ser revisado a más tardar en 2025, remarcó.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a todas las naciones reunidas en la cumbre a aprobar el acuerdo contra el calentamiento global presentado este sábado.
El final está a la vista, acabemos el trabajo, recalcó.
En la misma línea se pronunció el presidente francés, François Hollande, quien dijo que la adopción de ese texto «será un gran acto para la humanidad».
Durante las últimas horas, Fabius sostuvo consultas con los delegados de determinadas naciones o grupos de países, en salones del Parque de Exposiciones y Convenciones de París Le Bourget, sede de la COP21, para solucionar aspectos escabrosos que habían quedado inconclusos durante la confección del acuerdo.
El titular francés de Exteriores se concentró en analizar los párrafos pendientes, examinándolos con los países más comprometidos o vinculados a esos asuntos, para tratar de avanzar en el nuevo instrumento climático, dijo a Prensa Latina el delegado cubano Orlando Rey.
Uno de los temas que más debate generó fue el del financiamiento prometido hace mucho tiempo, pero nunca cumplido, de los países ricos a las naciones en desarrollo para enfrentar acciones asociadas al calentamiento global.
También la diferenciación, referida a que los Estados desarrollados son los mayores responsables del actual escenario del clima, al ser los principales emisores a la atmósfera de gases contaminantes de efecto invernadero desde el inicio de la Revolución Industrial en Europa, a mediados del siglo XVIII.
Además la ambición, relacionada con el límite del aumento de la temperatura media de la atmósfera de la Tierra, que afecta sobre todo a los pequeños estados insulares.
La presentación a las delegaciones de los 195 países, prevista inicialmente a las 9:00 de la mañana, hora local, se aplazó a las 11:30 por cuestiones «técnicas de edición y traducción», indicó a la AFP esta fuente, y precisó que el texto se someterá a aprobación en una reunión posterior.
«Todas las condiciones están reunidas para obtener un acuerdo universal ambicioso», estimó el presidente Fabius,
Doce días han pasado desde que unos 150 mandatarios lanzaran un llamado enérgico desde la tribuna de la COP21 a preservar el planeta.
«Nunca una responsabilidad tan grande estuvo en manos de tan pocos», había subrayado entonces la costarricense Christiana Figueres, principal responsable de la ONU de los temas climáticos.
El objetivo de la conferencia climática no es baladí. Los negociadores deben adoptar un acuerdo mundial de lucha contra el cambio climático a través de una reducción de los gases de efecto invernadero y una ayuda a los países más vulnerables, que sustituya a partir de 2020 al Protocolo de Kioto.
Pese a que los ministros intentaron acercar posiciones los últimos días, las negociaciones encallaron el jueves de madrugada, cuando se escenificaron los desencuentros entre países desarrollados y en desarrollo, obligando a Fabius a aplazar la presentación de su propuesta final.
Para desbloquear la situación, la presidencia de la COP21 mantuvo consultas con los diferentes grupos negociadores hasta última hora del viernes. Y los estadistas de varios países -como Estados Unidos, China, India, Francia o Brasil- entraron en juego para garantizar un acuerdo final.
El jefe de los negociadores de China, el vicecanciller Liu Zhenmin, dijo confiar en que habría «un acuerdo en París» el sábado, si bien el secretario norteamericano de Estado, John Kerry, era menos optimista. Hay «un par de temas muy difíciles» de desatascar, admitió el estadounidense.
Intereses muy divergentes
Lo que está en juego es una estrategia capaz de frenar el calentamiento resultante de la actividad humana de un planeta que duplicó su población en las cuatro últimas décadas y vio surgir nuevas potencias industriales.
Para ello es necesario convertir a la economía global a fuentes de energía limpias, abandonando progresivamente las fósiles -carbón, gas y petróleo- emisoras de dióxido de carbono (CO2) y otros gases que están transformando la Tierra en un invernadero y amenazan con convertirla en un horno.
Ante ese desafío cada país tiene capacidades, intereses y una exposición distinta a las amenazas.
Los Estados insulares del Pacífico que quedarían sumergidos por una elevación del nivel del mar, apoyados por aquellos que ya padecen fenómenos extremos, pero también casi toda América Latina, reclamaban que el acuerdo limite el alza de las temperaturas a 1,5 ºC respecto a la era preindustrial.
Los poderosos países petroleros encabezados por Arabia Saudí y Kuwait, se negaban a ir más allá del límite de 2 ºC.
En una fórmula salomónica, el proyecto de acuerdo fija la meta «muy por debajo de los 2 ºC» y llama a «proseguir con los esfuerzos» para alcanzar los «1,5 ºC».
Arabia Saudita, en este caso con el apoyo de Venezuela, consiguió eliminar del texto la noción de «descarbonización», sustituida por la de «neutralidad» de carbono, más favorable a sus intereses.
En las maniobras de último momento, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon se reunió por separado con las delegaciones de Venezuela y Kuwait.
Últimos escollos
La responsabilidad de países ricos y en desarrollo a la hora de luchar contra el cambio climático y la ambición que debe mostrar el acuerdo son, junto a la financiación a los países del Sur para hacer frente a los efectos del calentamiento global, los principales escollos para llegar a un consenso.
«Ustedes no pueden pedir a Lesotho las mismas obligaciones que a Polonia, o que Botsuana tenga las mismas que Estados Unidos, sin diferenciación», afirmó el viernes la embajadora sudafricana Nozipho Mxakato-Diseko, portavoz de los grupos de países en desarrollo.
Respecto a la financiación, los países en desarrollo reclaman que la suma de 100.000 millones de dolares prometida por los países desarrollados a partir de 2020 aumente los años siguientes, mientras que los países industrializados quieren que las potencias emergentes de los países del Sur también colaboren.
¿2º o 1,5º? –
El proyecto de acuerdo mundial contra el cambio climático propone limitar el aumento de la temperatura «bien por debajo de los 2 ºC» y realizar «esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5º», indicó el sábado el canciller francés Laurent Fabius.
Fabius, presidente de la conferencia de París sobre el clima (COP21) hizo ese anuncio tras la distribución del documento a los ministros de 195 países, para su eventual validación en la jornada.
Hasta el momento, el éxito de esta COP21 ha sido que 185 países han presentado ante Naciones Unidas sus planes de reducción de gases de efecto invernadero para 2025/2030, compromisos que sumados limitarían el calentamiento del planeta a 3ºC respecto a sus niveles de la era preindustrial.
Este límite está lejos del objetivo de 2ºC, acordado por todos los países miembros en la conferencia de Cancún en 2010 y defendido ahora por los países petroleros, liderados por Arabia Saudita.
Y todavía más lejos de 1,5ºC que reclaman los pequeños Estados insulares y los países más vulnerables a los fenómenos extremos del cambio climático, como los de Centroamérica.
En una fórmula salomónica, el último borrador de acuerdo fijaba «la meta por debajo de los 2ºC» y llamaba a «proseguir con los esfuerzos» para alcanzar «1’5º».
Con un aumento de la temperatura de 2ºC, los científicos prevén efectos irreversibles, con fenómenos extremos frecuentes, la disminución de la productividad agrícola o la extinción de especies, si bien se considera que el planeta todavía se puede adaptar.
A lo largo de la conferencia, los movimientos sociales urgieron a no repetir el fracaso de Copenhague en 2009, cuando las esperanzas de un pacto vinculante capaz de frenar las emisiones de gases de efecto invernal.
100.000 millones de dólares para 2020
El proyecto de acuerdo del clima propone un mínimo de 100.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo a partir de 2020 para enfrentar el calentamiento global, indicó el presidente de la Conferencia de París (COP21), el canciller francés Laurent Fabius.
Ese monto deberá ser revisado «a más tardar en 2025», añadió Fabius ante los ministros de 195 países, al presentar el texto en Le Bourget, suburbio del norte de París donde se celebra la conferencia.
Duro golpe a combustibles fósiles
El proyecto de acuerdo contra el cambio climático presentado este sábado en la conferencia de París asesta un duro golpe a la industria de las energías fósiles, opinaron la organización Greenpeace y otros grupos de defensa del medio ambiente.
«La rueda del clima gira lentamente, pero en París ha girado. Este acuerdo deja a la industria de los combustibles fósiles del lado equivocado de la historia», dijo el director de Greenpeace Kumi Naidoo.
Estados Unidos «debería ser aprobado, pero veremos»
El secretario de Estado norteamericano John Kerry manifestó un optimismo cauto este sábado de que el proyecto de acuerdo presentado en la conferencia del clima sea aprobado por los ministros de los 195 países presentes.
«Debería ser aprobado, pero ya veremos», declaró Kerry a la prensa, agregando un toque de incertidumbre. «Pueden pasar cositas, pero pensamos que está amarrado», agregó.