Edwin Mauricio Reyes Elías.
Licenciado en Psicología.
Maestro en Métodos y Técnicas de Investigación Social.
El presente artículo busca dar a conocer cómo se desarrolla la práctica de la Psicología de la emergencia en las situaciones de desastre en el ámbito salvadoreño, puesto que en el país existe una serie de fenómenos de carácter natural que año con año se manifiestan en su ciclo normal, terremotos, tormentas tropicales, alto nivel de mareas, deslaves, inundaciones, etc., sumado a esto las condiciones de vulnerabilidad de las comunidades debido a factores como las construcciones en zonas inapropiadas, la tala de árboles, entre otros, aumentan los efectos de los fenómenos naturales. Al suscitarse dichos fenómenos, las consecuencias son desde leves hasta graves, tanto en la dimensión física como en la dimensión psicológica y social, sin embargo lo común en el país, es la atención de la dimensión física, la salud mental no es prioridad y no se aborda de manera sistemática.
Los efectos psicológicos de las víctimas de un desastre pueden repercutir en diversas áreas, como por ejemplo el área cognitiva, conductual y emocional; además las reacciones ante un desastre pueden ser diversas, como miedo, ansiedad, estado de shock inicial, aislamiento, y en casos mayores desencadenar en traumas o trastornos psicológicos, ya que la vida de las personas se ve interrumpida por un evento, la rutina social y la cotidianidad se rompe, es por ello que las víctimas de un desastre se ven afectada su esfera social, y ante ello la psicología realiza su intervención y enfoca nuevas ideas para brindar atención.
A través de la historia, la psicología se ha interesado por el tema iniciando con sobrevivientes de incendios y veteranos de guerra hasta la actualidad, en donde surgen nuevas maneras de atender, autores como Cristian Araya Molina y LIMINALES de la Universidad Central de Chile (MOLINA, 1994, pág. 19), (LIMINALES. Escritos sobre psicología y sociedad /Universidad Central de Chile, 2003), que plantean a la psicología de la emergencia como una rama de la psicología que busca preparar a las personas para afrontar y disminuir los impactos psicológicos y sociales, antes, durante y después el suceso traumático, aplicando una diferenciación entre las técnicas que se establece de acuerdo a la población, estableciendo además un tiempo parámetro para brindar la atención psicológica.
En El Salvador la intervención psicológica que se brinda es limitada y no sistematizada, se brinda poca asistencia, porque se prioriza la salud física. Las instituciones que se encargan de atender las emergencias, en su mayoría no poseen recursos humanos y materiales para brindar la atención a la Salud Mental.
EMERGENCIA, DESASTRE, CATÁSTROFE Y CRISIS.
Es necesario conocer términos y definiciones que refieran y enfaticen los momentos de un fenómeno o situaciones de emergencia. Los términos se utilizan según magnitud del evento. Los conceptos que se definirán poseen ciertos rasgos comunes, entre los que se encuentran que implican la pérdida o amenaza de la vida o de la propiedad, además de perturbar el sentido de la comunidad y provocar consecuencias adversas para los supervivientes. Por otro lado, precisan de una intervención no demorable (son urgencias).
Emergencia se define como la situación que se resuelve con los recursos médicos y asistenciales locales. Ejemplos de emergencias las encontramos en las continuas intervenciones de los servicios sanitarios que cubren accidentes de tráfico. Más grave es la situación de desastre (sin entrar en los tipos que existen) para la que se necesita una mayor infraestructura al ser un mayor número de heridos y damnificados, y conlleva un mayor coste económico, suponiendo una alarma para la población. Finalmente se habla de catástrofe refiriéndose a un desastre masivo, con consecuencias destructivas que abarca una mayor extensión, supone un gran esfuerzo humano, material y de coordinación. Sin embargo, estas diferencias son muy arbitrarias y atienden sobre todo a aspectos económicos y organizativos (Millán, 2013, pág. 15).
Crisis refiriéndose a una situación en la que un suceso amenaza al sujeto con alterar su equilibrio personal. Una visión positiva de la crisis es que representa una oportunidad para el sujeto de salir de ella fortalecido personal y emocionalmente. Sin embargo, el proceso en sí es traumático y requiere del sujeto poner en funcionamiento todas sus estrategias de afrontamiento, así como ser capaz de aceptar y superar una ruptura con la línea vital (Millán, 2013, pág. 15).
Además es necesario definir otros conceptos como amenaza, vulnerabilidad, riesgo.
La amenaza es el peligro latente asociado a un factor físico de origen diverso (natural, artificial o antrópico o socionatural). Otras definiciones hacen referencia a la probabilidad de ocurrencia de un acontecimiento de cierta intensidad. La vulnerabilidad hace referencia al factor interno asociado a la amenaza. Es decir, es el estado en el que se encuentra una persona o sociedad frente a una amenaza concreta. Está determinada por factores ambientales, económicos y culturales. Por último, el riesgo es la probabilidad de exceder un valor determinado de consecuencias económicas, sociales o ambientales en un determinado lugar y durante un determinado tiempo. Es decir, la probabilidad de sufrir pérdidas.
Es oportuno definir qué es un fenómeno natural, el cual se puede identificar como toda manifestación de la naturaleza, cualquier expresión que adopta la naturaleza como resultado de su funcionamiento interno. Los hay de cierta regularidad o de aparición extraordinaria y sorprendente (Maskrey, 1993). Los fenómenos naturales de extraordinaria ocurrencia pueden ser previsibles o imprevisibles dependiendo del grado de conocimiento que los hombres tengan acerca del funcionamiento de la naturaleza. La ocurrencia de un «fenómeno natural» sea ordinario o incluso extraordinario (mucho más en el primer caso) no necesariamente provoca un «desastre natural». Entendiendo que la tierra está en actividad, puesto que no ha terminado su proceso de formación y que su funcionamiento da lugar a cambios en su faz exterior, los fenómenos deben ser considerados siempre como elementos activos de la geomorfología terrestre.
El ser humano debe aceptar que está conviviendo con una naturaleza viva, que ésta tiene sus propias leyes de funcionamiento contra las cuales no puede atentar, a riesgo de resultar él mismo dañado. Todo lo anterior nos indica que los efectos de ciertos fenómenos naturales no son necesariamente desastrosos. Lo son únicamente cuando los cambios producidos afectan una fuente de vida con la cual el hombre contaba o un modo de vida realizado en función de una determinada geografía. Inclusive, a pesar de ello, no se podría asociar «fenómeno natural» con «desastre natural». Los fenómenos naturales no se caracterizan por ser insólitos, más bien forman conjuntos que presentan regularidades y están asociados unos con otros (Maskrey, 1993) como la correlación entre fenómenos naturales peligrosos (como un terremoto, un huracán, un maremoto, etc.) y determinadas condiciones socioeconómicas y físicas vulnerables (como situación económica precaria, viviendas mal construidas, tipo de suelo inestable, mala ubicación de la vivienda, etc.). En otras palabras, se puede decir que hay un alto riesgo de desastre si uno o más fenómenos naturales peligrosos ocurrieran en situaciones vulnerables (Maskrey, 1993).
Diferentes son aquellos desastres que son causados por ciertas actividades humanas, que alteran la evolución normal del medio ambiente. Ejemplo de estos son: la contaminación del medio ambiente, la explotación errónea e irracional de los recursos naturales renovables como los bosques y el suelo y no renovables como los minerales, la construcción de viviendas y edificaciones en zonas de alto riesgo. Muchos de estos al combinarse con un fenómeno de la naturaleza generan un desastre, que causa mucho más daño que un fenómeno por sí solo, es decir que los efectos se amplifican muchas veces por una mala planificación de los asentamientos humanos, falta de medidas de seguridad, planes de emergencia y sistemas de alerta.
Los desastres al estudiarlos se pueden apreciar que tienen tres fases bien definidas: ( Asociación de Capacitación e Investigacion para la Salud Mental , 2001, pág. 3)
- La etapa prepatente o de pre impacto: es antes de empezar o manifestarse el fenómeno. Los desastres en su fase prepatente aún no se han desarrollado como tal, es la fase cuando una comunidad cuenta con los factores de riesgos para desencadenar el desastre. Los factores de riesgo están interactuando entre sí en diferentes grados de intensidad, estos factores en muchos casos pueden ser predecibles y hasta controlables. En esta fase se incluyen las etapas de amenaza y advertencia, y se enfrenta o atiende con la Previsión (incluye el análisis situacional), Prevención (a nivel internacional se le llama mitigación) y Preparación (esta incluye la adquisición y preparación de logística).
- La etapa patente o de impacto: es cuando se propicia la situación de impacto con causalidad de los factores de riesgo y se desarrolla el fenómeno, impactando a la comunidad. Esta fase se enfrenta con la atención del fenómeno y su impacto. Surgen conductas altruistas de personas que tratan de salvarse a sí mismos y a otros, y se organizan actividades de ayuda para las personas afectadas.
- La etapa consecuencial o de postimpacto: comienza varias semanas después de ocurrido el desastre, en esta etapa culmina o cede el fenómeno y se pueden apreciar con certeza las consecuencias del impacto. Cesa el efecto y queda el estigma del impacto o las pérdidas, incluye actividades continuadas de ayuda, así como la evaluación de los tipos de problemas que presentan las personas. Esta fase se enfrenta con la Recuperación o Rehabilitación y se comienza nuevamente en la fase Prepatente. Pero muchas personas pasan en esta etapa un largo tiempo, ya que surgen problemas personales a largo plazo, a veces con depresión, ansiedad crónica, etc.
REACCIONES FRENTE AL DESASTRE.
Se pueden identificar 4 tipos de reacciones frente a los desastres (Caballero, 2007, pág. 11):
- Reacciones de Adaptación
La mayoría de las personas ante un desastre, comienza a sentir los efectos del Síndrome General de Adaptación (sudoración profusa, temblores, debilidad, estados nauseosos). Esto puede tener duración variable y la claridad del pensamiento puede ser difícil.
- Reacciones Paralizantes
Se puede esperar también encontrar personas que por un tiempo se queden paralizadas, pueden quedarse paradas o sentadas en medio del caos, como si estuvieran solas en el mundo, su mirada estará perdida, cuando se les habla no podrán responder a todo, o simplemente se encogerán de hombros o pronunciarán una o dos palabras, parecen libres de reacción emocional, son incapaces de ayudarse.
- Reacciones Hiperactivas
Estas personas pueden estallar en ráfagas de actividad, sin un propósito definido, hablarán rápidamente, bromearán en forma inadecuada y harán sugerencias y demandas inaceptables, pero de poco valor real, pasarán de un trabajo a otro y parecerán incapaces de resistir la más mínima distracción, se muestran intolerables a cualquier idea que no sea la suya.
- Reacciones Corporales
Algunas reacciones corporales son normales ante la situación de desastre, aunque son algo molestos mientras dura, generalmente no interfieren seriamente con la habilidad de la persona para llevar adelante una actividad constructiva en una situación difícil, algunas de estas reacciones, especialmente la debilidad, el temblor, el llanto, pueden no aparecer hasta después de que una persona ha enfrentado y superado efectivamente el peligro inmediato.
A nivel psicológico (UNICEF, Paula Arriagada y Lorena Valdebenito, 2011, pág. 16).
El impacto psicoemocional de eventos como los mencionados produce reacciones de diferente tipo e intensidad, dependiendo de los factores de vulnerabilidad de las personas y sus comunidades y de la magnitud propia del evento que produce estrés o amenaza. Una crisis es una respuesta psicoemocional normal a una situación anormal, frente a la cual no se puede responder con los mecanismos habituales de resolución de problemas. La crisis normalmente interrumpe y perturba el nivel de funcionamiento habitual en todos los ámbitos de la vida. Así, pueden manifestarse síntomas, como los que se describen, en las siguientes áreas: Cognitiva, Emocional, conductual, física, social.
Los seres humanos en un momento de la vida se enfrentan a acontecimientos que les generan un estado de crisis emocional, la cual puede ser afrontada correctamente o por lo contrario puede volverse un problema serio para cuya solución se deba necesitar ayuda profesional, con el fin de que la crisis no se vaya convirtiendo en un problema cada vez más difícil.
Las definiciones de CRISIS son muy variadas, a continuación se presentan algunas de ellas:
“Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por una incapacidad del sujeto para manejar (emocional y cognitivamente) situaciones particulares, utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y obtener un resultado radicalmente positivo o negativo” (SLAIKEU, 1996, pág. 16)
“Todos los seres humanos pueden estar expuestos en ciertas ocasiones de sus vidas a experimentar crisis caracterizadas por una gran desorganización emocional, perturbación y un colapso en las estrategias previas de enfrentamiento. El estado de crisis está limitado en tiempo, casi siempre se manifiesta por un suceso que lo precipita, puede esperarse que siga patrones sucesivos de desarrollo a través de diferentes etapas y tiene el potencial de resolución hacia niveles de funcionamiento más altos o bajos. La resolución final de la crisis depende de numerosos factores, que incluyen la gravedad del suceso precipitante, recursos personales del individuo y los recursos sociales del individuo” (SLAIKEU, 1996, pág. 16).
Para tener una idea clara y precisa dentro de este trabajo de lo que es una crisis, se distinguirá como “un estado temporal de desequilibrio y desorganización”, se considera como un estado temporal porque suele durar corto tiempo, se considera un estado de desequilibrio debido a que genera inseguridad e inestabilidad en el sentir, pensar y accionar de las personas, y se considera como un estado de desorganización porque generalmente la persona que lo presenta se muestra confundida, su mente está tan impactada que no puede organizar su pensamiento ni su conducta.
Después de valorar los diferentes componentes de los desastres y de las crisis es necesario, según el fin mismo de este artículo, valorar también lo que implica la intervención en crisis.
La intervención en crisis es el “proceso de ayuda dirigida a una persona o familia a soportar un hecho traumático, de modo que la probabilidad de consecuencias poco saludables o de desorden se aminore y la probabilidad de crecimiento se incremente” ( Asociación de Capacitación e Investigacion para la Salud Mental , 2001).
Lo que se trata de hacer al dar intervención en crisis es empoderar a las personas para que puedan enfrentarse a la situación de la mejor manera y puedan obtener el mejor beneficio de esa situación, en esta como en las demás terapias es importante la calidad de intervención que del psicólogo (u otro personal de salud mental) y también la voluntad y colaboración que presenten las personas a quienes se interviene.
En la actualidad existen muchos manuales o guías acerca de la intervención en crisis, de las cuales se pueden retomar grandes elementos:
- Intervención en crisis de Primera instancia: (MÁRQUEZ, 2010) es mejor conocida como Primeros Auxilios Psicológicos, y se trata de la atención psicológica para una persona que está pasando por una crisis, sólo tiene una sesión de duración y se enfoca a aliviar las necesidades psicológicas primordiales de la persona en el momento de la intervención, las metas son proporcionar apoyo, reducir el peligro de muerte y enlazar a la persona en crisis con los recursos de ayuda. Esta intervención puede ser brindada por cualquier persona que esté proporcionando auxilio en el lugar del desastre, como paramédicos, socorristas, etc., ya que es necesario que se proporcione de inmediato.
- Intervención en crisis de Segunda instancia: (MÁRQUEZ, 2010) también es llamada terapia de crisis, esta intervención es “proceso terapéutico breve que va más allá de la restauración del enfrentamiento inmediato y, en cambio, se encamina a la resolución de la crisis de manera que el incidente respectivo se integre a la trama de la vida”, lo que se espera es que la persona esté mejor preparada para hacerle frente a su futuro, esta terapia breve dura más de una sesión dependiendo de las circunstancias del desastre e individuales de las personas que se estén atendiendo (si se hace individual o grupal). Esta intervención debe ser proporcionada por psicólogos o cualquier otro profesional de la salud mental que tengan conocimiento de técnicas de evaluación y tratamiento.
LA PSICOLOGÍA EN LA ATENCIÓN DE DESASTRES.
Después de haber hablado de los fenómenos sucedidos en El Salvador, es necesario mostrar cómo estos fenómenos causan un impacto psicosocial, el cual se refiere al impacto psicológico y social que genera una situación de desastre, esto incluye dentro de las áreas psicológicas que pueden verse afectadas el área cognitiva, emocional y conductual de las personas; en cuanto al componente social puede incluirse afectaciones en las relaciones personales y grupales, en los grupos primarios sociales (familia y escuela), los elementos económicos, políticos, religiosos y todas las manifestaciones culturales, es decir que se refleja a nivel social. ( Asociación de Capacitación e Investigacion para la Salud Mental , 2001)
DEFINICIÓN DE PSICOLOGÍA DE LA EMERGENCIA.
Debido a que la psicología de emergencia como tal es un tema reciente, se retomarán algunas definiciones más actuales y que se consideran más apegadas a la realidad nacional.
Algunos avances hacia una conceptualización del área en Latinoamérica los proporciona el psicólogo chileno Cristián Araya Molina, quien en su libro Psicología de la Emergencia define a esta especialidad como “aquella rama de la Psicología General que estudia los distintos cambios y fenómenos personales, presentes en una situación de peligro, sea esta natural o provocada por el hombre en forma casual o intencional” (MOLINA, 1994, pág. 19).
En este sentido, se debe recordar hechos ocurridos durante el año 1994 y 1995, como son el atentado a la comunidad Israelita de Argentina y al metro de Japón, por acciones intencionales, que dejaron como consecuencia un sinnúmero de fallecidos y cientos de heridos que tendrán secuelas de por vida. (MOLINA, 1994, pág. 19).
Este mismo autor considera que la Psicología de la Emergencia es una Psicoprevención y maneja que muchas desgracias suceden por la reacción psicológica de las personas, más que por el evento que inicialmente produjo dicha emergencia, pretende lograr buenos resultados y sin embargo, existe una actitud de indiferencia frente al peligro, hecho que facilita la ocurrencia de accidentes. Además se ha demostrado que la casi totalidad de los accidentes se producen por fallas humanas. Frente a esta situación, la Psicología tiene mucho que decir y más aún, que hacer. Tal vez, lo primero consista en desarrollar lo constructivo del hombre y disminuir lo destructivo de éste. Desde el accidente casero a la guerra, pasando por el accidente laboral, son en su mayoría accidentes producto de esos núcleos destructivos inherentes al hombre. Los psicólogos, los prevencioncitas y educadores tienen mucho que aportar (MOLINA, 1994, pág. 19).
Por otro lado, el psicólogo peruano Santiago Valero (2002) proporciona una definición más amplia que recoge en forma exhaustiva las diversas áreas de aplicación que se definen para esta disciplina: “aquella rama de la psicología que se orienta al estudio de las reacciones de los individuos y de los grupos humanos en el antes, durante y después de una situación de emergencia o desastre, así como de la implementación de estrategias de intervención psicosocial orientadas a la mitigación y preparación de la población, estudiando cómo responden los seres humanos ante las alarmas y como optimizar la alerta, evitando y reduciendo las respuestas inadaptativas durante el impacto del evento y facilitando la posterior rehabilitación y reconstrucción” (LIMINALES. Escritos sobre psicología y sociedad /Universidad Central de Chile, 2003, pág. 131). Esta definición propone los tiempos en los cuales se debe de aplicar la psicológica de la emergencia, a diferencia de la primera definición que no lo especifica.
Para efectos de este artículo de se planteara una definición propia, a partir de lo antes expuesto y de la experiencia obtenida en el campo. La psicología de la emergencia es la rama de la psicológica que se encarga de preparar, atender, y dar seguimiento a las personas que ha vivido o que se encuentra en riesgo de experimentar un fenómeno natural e inclusive sobre hechos sociales, con el objetivo de prevenir y minimizar el impacto de este, en la aparición de traumas y trastornos psicológicos y la reactivación de algunos ya superados, o controlados. Todo estas situaciones trabajándose en tres momentos antes, durante y después del suceso iniciando la intervención, con la fase de prevención antes del suceso, en el momento del suceso, iniciando en las primeras 48 a 72 horas desde que inicio el suceso, y después del evento brindado seguimiento en las comunidades o casos individuales, la atención puede brindarse en grupo o personal, atendiendo las crisis y reacciones antes los suceso naturales e incluso sociales..(Edwin Reyes)
Desde la Psicología, se pretende aportar más bien al proceso global que subyace a la denominada Gestión del Riesgo, lo que implica un espectro más amplio de acción con respecto a la prevención por sí sola. Desde este prisma se define a la Psicología en Emergencias y Desastres como aquella área de la Psicología que estudia el comportamiento del ser humano ANTES, DURANTE y DESPUÉS de la emergencia, relacionando estos tres momentos con las etapas del ciclo metodológico para la gestión de riesgos: prevención, preparación y mitigación, alerta y alarma, respuesta, reparación y rehabilitación, recuperación y reconstrucción. (LIMINALES. Escritos sobre psicología y sociedad /Universidad Central de Chile, 2003)
Por otro lado es importante conocer sobre los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP), que son utilizados en primera instancia por la psicología de la emergencia. Los PAP son técnicas basadas en la evidencia destinadas a ayudar a todo tipo de población afectada por un incidente crítico, aplicándose en las primeras horas tras el impacto, luego de 72 horas del impacto, ya no son la técnica de elección. Con su aplicación se busca reducir el nivel de estrés y fomentar la adaptación y el afrontamiento a corto, medio y largo plazo. Antes de aplicar los Primeros Auxilios Psicológicos se realiza un conocimiento del entorno en el que se trabajará, conocer qué ha ocurrido y qué va a suceder. Además se establece comunicación con el resto del personal de emergencias para una mejor coordinación. A la llegada al lugar se identifica a quien necesita asistencia. Siempre que sea posible se intenta reagrupar a las familias para trabajar con ellas; es muy común que surjan grupos espontáneos entre los afectados, también se trabaja con ellos de manera grupal. Por último, se debe destacar que debe haber una adaptación de la intervención a la diversidad de la población con la que se trabajará (Mente., 2018).
Otra definición de los Primeros Auxilios Psicológicos, es aquella que indica que es la intervención psicológica en el momento de Crisis. Es decir una ayuda breve e inmediata de apoyo y rescate a la persona para restablecer su estabilidad emocional y facilitarle las condiciones de un continuo equilibrio personal. Aquí se puede distinguir los primeros auxilios psicológicos (que pueden y deben ser realizados por cualquier persona) de la psicoterapia que la realizan los profesionales en la materia (Isabel). Esta definición añade dos elementos importantes la crisis y la intervención brindada por profesionales. La psicología de la emergencia también explica que es muy importante dotar de las herramientas adecuadas a las personas para poder actuar ante una situación de emergencia. Por ejemplo, en muchos centros educativos se realizan simulacros para informar a los alumnos sobre cómo debería actuar en el caso de que se produzca un incendio para poder evacuar el edificio estableciendo un orden y minimizar el peligro.
En esta definición se destaca un aspecto muy importante, la prevención, esta denota al momento de saber cómo actuar ante un suceso. La psicología de la emergencia como se ha planteado actuar en momentos y en cada momento tiene herramientas y objetivos claros, la prevención es algo que se puede trabajar antes de que ocurra el suceso. Además recibir ayuda durante las primeras horas que sigue al hecho traumático, es fundamental para reducir la aparición de trastornos por estrés postraumático, (resultado de vivencias como superviviente, familiar de la víctima, como testigo o miembro de los equipos de intervención).
OBJETIVOS GENERALES DE LA PSICOLOGÍA DE LA EMERGENCIA.
Como cualquier otra rama de la psicología, ésta tiene sus objetivos generales que guían su práctica, entre ellos están (MOLINA, 1994, pág. 20):
- Describir y explicar fenómenos psicológicos presentes en una catástrofe.
- Identificar los cambios personales que facilitan el miedo y la angustia.
- Aplicar técnicas psicológicas en situaciones de emergencia.
- Seleccionar personal para integrar grupos de rescate y trabajos de riesgo.
- Capacitar psicológicamente a la comunidad para afrontar accidentes y así evitar consecuencias mayores una vez producida una situación peligrosa.
Para realizar la atención psicológica es necesario suplir las necesidades biológicas, es por ello que es necesario definir el tiempo brindar la intervención, el parámetro de tiempo de atención en situaciones de emergencia se establece, de inmediato hasta las 48 horas después de haber sucedido la emergencia, esto dependerá de haber suplido las necesidades básicas y biológicas de las personas afectadas, además de la estabilidad en un lugar seguro. Así como de resguardo comida, alimentación, medicina y sueño, estas deben de ser resueltas antes de brindarse a atención psicológica. En el antes está compuesta de la preparación, de la prevención de la identificación de aquellos factores, elementos, de los cuales se tiene que prevenir y de los cuales se podrá hacer utilización en caso se suscitara un fenómeno.
La formación y práctica de la ruta de evaluación y de los posibles escenarios es parte de la prevención. El durante hace referencia a la expresión, a la catarsis de la situación, enfrentamiento de crisis y emociones, realización de catarsis y expresión de las emociones, lograr que las victimas resuelvan sus traumas, expresión, catarsis, retomar a la vida cotidiana, expresar, evitar que los problemas psicológicos se agudicen, acompañamiento y prevención de trastornos mentales, estos son algunos de los objetivos de la psicología cuando brinda atención durante la emergencia y/o desastre. El después está enfocado al seguimiento de caso de mayor magnitud, los cuales requiere una atención personalizada y de manera más prolongada y de acuerdo a las reacciones o reactivaciones de situaciones ya procesadas, o por el surgimiento de nuevas situaciones a raíz del suceso.
La atención es individual y grupal, la atención psicológica en situaciones de emergencia o desastres se realiza de forma individual cuando la persona requiere de una intervención más profunda, que requiera de un acompañamiento más específico. la atención individual puede durar desde las primeras sesiones e inclusive a un seguimiento de meses y la remisión a un centro de asistencia de salud más cercano para que continúe su control, la atención grupal sucede desde la intervención psicológica en el alberge se trabaja por poblaciones niños, adolescente y adultos, debido a que cada uno de ellos tiene sus particularidades y para brindar técnicas de expresión y catarsis grupales, se requiere de técnicas como las que menciona el MINSAL, la Técnica del Carrusel, que se enfoca a cada grupo.
Existen limitantes para la atención psicología a la hora de brindar atención psicológica pues según lo expresado algunas limitantes son la falta de recursos, ante un fenómeno de gran magnitud no se puede brindar cobertura, la falta de coordinación entre las instituciones y ONG´S que acuden a brindar la ayuda, A pesar que existen protocolo internacionales, pero cuando se realiza la intervención psicológica, será la experiencia y el conocimiento del psicólogo la que dirija su actuación, la falta de material lúdico así como transporte hacia los lugares, son situaciones que limitan el actuar psicológico.
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