JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO
Existe una alta incidencia de la psicopatía en la sociedad. La mayor parte de los psicópatas no son agresivos. A pesar de ello son seres egoístas, sovaldi negligentes, capsule no éticos e inmorales. En general el psicópata es simpático, encantador, inteligente, alerta, impresionante, inspiran confianza y tienen un gran éxito con las damas.
Según Hervey Cleckey los psicópatas presentan una máscara de cordura1 , detrás de ella se encuentra un ser irresponsable y autodestructivo. Los psicópatas son seres humanos en todos los aspectos, pero, carecen de un alma. Ésta carencia los hace “máquinas” eficientes capaces de alcanzar altas posiciones en la vida. Ya que la escalera de su éxito se basa en la violación de los derechos de los demás.
La falta de conciencia y sentimientos, les da ventaja sobre los seres humanos. Por tal motivo, los psicópatas son considerados “depredadores”. La conciencia depende de imaginar las “consecuencias” en relación con el dolor y los psicópatas, no entienden el dolor en el sentido emocional.
Para ganar la confianza en sus víctimas, los psicópatas se vuelven encantadores. Siendo la clave de su conquista la manipulación y el engaño. Lo que los hace diferente a los demás es la crueldad con que la llevan a cabo. El psicópata usa palabras acerca de las emociones que no puede percibir y su mirada es intensa. Es una mirada “predatoria”. Ahora bien, su mundo interior es banal, inmaduro y carente de color y detalle. Ellos se perciben a sí mismos como superiores a los demás. La estructura de la personalidad es resistente a las influencias externas y muestran una falta de apego.
Cleckey considera que los verdaderos psicópatas nacen y sus síntomas se manifiestan a edades tempranas. Los niños psicópatas tienden a ser difíciles, voluntariosos, agresivos, fríos, distantes y auto suficientes. Siempre están tratando de salirse con la suya. Los psicópatas se aparean en forma sistémica y abandonan a una gran cantidad de mujeres, por los que los genes psicopáticos se propagan como pólvora.
Los factores sociales y las prácticas de crianza de los padres, determinan la forma de expresión de la psicopatía. Si un psicópata crece en una familia estable y con recursos, podrá convertirse en un criminal de cuello blanco como empresario, político, abogado, juez u otro profesional. En cambio si un psicópata crece en una familia disfuncional y carente de recursos podrá llegar a ser estafador, vagabundo, mercenario o un violento criminal.
La Teoría de James Blair plantea que la amígdala juega un papel central en el procesamiento de la emoción y la mediación del miedo. Una disfunción de la amígdala explica la falta de miedo y empatía del psicópata. La Teoría de Adrian Raine explica que la corteza orbito frontal, que es parte de la corteza pre frontal, participa en la toma de decisiones conscientes. La violencia, explica, se relaciona con un funcionamiento defectuoso de la corteza orbito frontal. La corteza orbito frontal y la amígdala están altamente conectadas. Un funcionamiento pre frontal reducido puede traducirse en una pérdida de la inhibición o control de estructuras subcorticales, filogenéticamente más primitivas, como la amígdala, que se piensa que está en la base de los sentimientos agresivos.
CARACTEOPATÍAS Y PSICOPATÍA
Andrew Lobaczewski afirma que hay dos tipos básicos de psicópatas: los psicópatas esenciales o primarios y los caracteópatas o psicópatas secundarios . Los psicópatas primarios tienen la psicopatía en los genes y los psicópatas secundarios,2 son “creados” por su medio ambiente. Lobaczewski sostiene que los caracteópatas, presentan anomalías del carácter como resultado de un daño en el tejido cerebral. Y por la influencia de psicópatas esenciales, adquieren características similares a ellos.
Las principales caracteopatías son la paranoica, la frontal y la inducida por drogas. Los caracteópatas paranoicos son similares a los psicópatas. Son incapaces de sentir dudas de sí mismos o cuestionar seriamente sus creencias. El comportamiento del paranoico presenta una visión distorsionada del mundo, correspondiente a la ideología paranoica que la sustenta. El paranoico tiene la capacidad de esclavizar a las mentes menos críticas. La etiología del carácter paranoico puede ser orgánica y funcional. Orgánica, por un daño en el tejido cerebral en la región diencefálica. Y funcional, como resultado de una inducción de una educación llena de terror que da lugar a un pensamiento rígido y estereotipado.
La caracteopatía frontal se debe, a daños en la corteza pre frontal durante el parto o cerca del mismo. Los caracteópatas frontales presentan niveles anormales de agresión reactiva. Son individuos impulsivos, irritables, agresivos y con baja tolerancia a la frustración.
La caracteopatía inducida por drogas se debe al daño del tejido cerebral a causa del uso de medicamentos o drogas. Los caracteópatas inducidos por drogas pierden el calor emocional, son indiferentes a sentimientos de otras personas y al daño que están infligiendo sobre ellas. Son individuos egocéntricos y vengativos.
Lobaczewski dice que algunas psicopatías hereditarias son: La psicopatía esquizoide, la psicopatía esencial, la psicopatía asténica y la psicopatía esquirtoidal. Los psicópatas esquizoides son hipersensitivos y desconfiados. Tienen una visión simplista de la realidad. Su poco sentido de la situación, los conduce a interpretaciones erróneas sobre las intenciones de la gente. Tienden a asumir posiciones extremas y se muestran ansiosos por tomar represalias. Su carencia de emoción les permite desarrollar un razonamiento especulativo.
La psicopatía esencial erige a los verdaderos predadores sociales: encantan, manipulan y despiadadamente rascan su camino dejando corazones rotos, expectativas destruidas y bolsillos vacíos. Su porcentaje es más grande en hombres que en mujeres, ya que su herencia está ligada al cromosoma “Y”. Muchos criminales son etiquetados con el Trastorno Antisocial de la Personalidad sin ser psicópatas. Y muchos psicópatas nunca son etiquetados con el Trastorno Antisocial de la Personalidad. Solo un insignificante número de psicópatas son asesinos en serie. Los psicópatas carecen de culpa por el gran daño que les hacen a otros. Estos ven a las otras personas como objetos para su auto gratificación.
Los psicópatas asténicos carecen de vigor y son hipersensitivos. Emulan una nostalgia superficial y punzadas superficiales de conciencia. Son menos vitales sexualmente que los psicópatas esenciales. Tienen sueños idealistas de reformar el mundo y en su deseo matan a millones.
Y el psicópata esquirtoidal es vital, egoísta y de pellejo duro. Son buenos soldados y poseen alta resistencia física y biológica en tiempos turbulentos. Son rápidos tomando las armas y ejecutando la misión que se les ha encomendado. Ningún sentimiento ni sensación les inhibe su ejecución.
No es verdad, entonces, que todas las personas son básicamente “buenas” y quieren hacer el bien. La creencia que todos los humanos nacen igual y son creados a la imagen de Dios, puede conducir a la aceptación “igualitaria” de individuos patológicos y su visión distorsionada del mundo.
LA PONEROLOGÍA POLÍTICA
Lobaczewski es de la opinión que la política atrae más al “tipo dominador” patológico que otros campos. El problema es que la patología de la gente en el poder, tiene efectos desastrosos sobre las personas bajo su control. Un individuo psicópata con poder político, crea una epidemia psicopatológica en personas que no son esencialmente psicopáticas.
La “ponerología” del griego “poneros” que significa el mal, es la nueva ciencia que estudia el origen, la naturaleza y el curso del mal. La Ponerología Política, estudia los regímenes políticos opresivos. El mal es similar, en naturaleza, a la enfermedad. Su génesis revela factores psicopatológicos.
Lobaczewski plantea que las semillas del sufrimiento y la desigualdad, se encuentran en nuestra búsqueda auto indulgente de la “felicidad”. Expresa que los “buenos tiempos” dan paso al nacimiento de “malos tiempos”. El conocimiento aprendido por el sufrimiento de los “malos tiempos” conduce a la creación de “buenos tiempos” y el ciclo se repite.
Durante los “buenos tiempos”, la gente pierde de vista la necesidad de la introspección y las generaciones crecen sin el entendimiento del significado del sufrimiento. La búsqueda de la verdad es “inconveniente” por hechos moralmente embarazosos. Y cuando estos hechos embarazosos se evitan con demasiada frecuencia, dejan de ser conscientes y quedan relegados en el subconsciente colectivo.
Las causas más importantes del mal son la ignorancia humana y la existencia de un pequeño grupo de individuos psicológicamente desviados, entre psicópatas y caracteópatas, con aspiraciones de poder político.
La asociación ponerogénica es un grupo de personas caracterizadas por procesos ponerogénicos de intensidad social. Hay dos tipos de asociaciones ponerogénicas: Primarias, formadas y diseñadas para el beneficio de sus miembros fundadores usando medios ilícitos (pandillas, turbas criminales, mafias y clicas). Y las secundarias, fundadas con un ideal social independiente y atractivo, que más tarde sucumbe a la degeneración moral, porque es tomado por los elementos psicópatas en su interior (gobiernos, ideologías y religiones).
La enfermedad macrosocial se da, cuando los procesos ponerogénicos abarcan toda la clase social predominante y la oposición es sofocada a través del uso masivo del carisma, la censura y la compulsión física. La enfermedad macrosocial tiene dos fases: histeroide y patócrata.
En la primera fase, en una crisis social los grupos experimentan una carestía espiritual generalizada. Las debilidades de razonamiento apropiado y pensamiento crítico, abren las puertas a psicópatas y caracteópatas al interior de los grupos. El grupo ponerológico, al inicio, es dominado por caracteópatas, principalmente por los paranoicos, quienes juegan un papel de hechizadores o inspiradores. Luego, el papel de los psicópatas esenciales crece gradualmente. El líder es un individuo representativo, detrás, se encuentra una élite de individuos psicopáticos que lo dirigen.
En la segunda fase, la patocracia, una pequeña minoría patológica toma el control de una sociedad. Para retener el poder, la minoría patológica utilizará métodos de propaganda y adoctrinamiento, medidas de terror y políticas de exterminio. El “propósito” histórico de los “malos tiempos” es, que la gente abrumada por un exceso del mal, produzca una actividad mental dirigida a terminar con el sufrimiento y a una regeneración de los valores y la empatía.
Lobaczewski sostiene que la competitividad incrementa el uso de estrategias antisociales y maquiavélicas3. La competitividad está asociada a una alta tasa de crímenes. Y en una sociedad competitiva, la psicopatía es un requerimiento para sobrevivir. El capitalismo ha optimizado la sobrevivencia de psicópatas. En un mundo de psicópatas, aquellos que no son psicópatas genéticos, son inducidos a comportarse como psicópatas para sobrevivir.
Laura Knight-Jadczyk propone una estrategia de disuasión para reducir la psicopatía en nuestros líderes, que consiste en expandir la memoria histórica de hechos embarazosos que han cometido en el pasado, para detectar su engaño e identificar a los mentirosos4.
Debe estar conectado para enviar un comentario.