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FRANCIS FANCI
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En una conversación, cialis sickness que desearía no haber tenido con una niña de trece años, site nietecita de un amigo mío, me preguntó ¿Existe el infierno? Le di una respuesta sencilla para no agregar confusión a su ya confundida cabecita; por supuesto, le hice saber que todo es un mito.
La niña replicó: -Pero los profetas de la iglesia a la que pertenece mi mamá dicen que sí, y mi mami tiene una grabación que hicieron unos científicos en el centro de la tierra y se escuchan los gritos de los condenados. –Y tú ¿ya escuchaste esa grabación? pregunté.
Su respuesta: -sí, mi mami la pone.
Me impactó ¡Pobre niña! pensé, y mi mente fue más allá ¡Cuántos niños y niñas están en la misma situación! La famosa grabación de los gritos de los condenados ¡otra vez! Antes grabada en un casette y ahora en disco compacto.
En un reciente debate en la TV en el cual participé, el sicólogo hizo un llamado a los padres de familia, a no permitir que los niños vean programas o películas de horror; este servidor acotó que tampoco se hable de horrores apocalípticos delante de los niños y rememoré como me sentía de niño al oír a los curas del colegio hablarnos del fin del mundo. El pastor panelista comentó, no sé si en broma o en serio, que mi temor era a causa de mis pecados, le contesté ¿Qué pecado puede cometer un niño de diez años?
Esto es una realidad, es un problema serio, se trata de nuestros niños, del futuro; los pensamientos que debemos inculcarles son de esperanza, no de temor. ¡Alguien debe de hacer algo! Alguien que tenga el poder para hacerlo; estoy haciendo aquí mi parte al denunciar. ¡Ese disco sadomasoquista debe ser tan restringido como si de pornografía se tratara! Si un adulto decide por sí mismo creer esa patraña, es más, esa burda, grotesca, maliciosa y estúpida patraña, “que con su pan se lo coma”, pero obligar a los niños a escucharlo ¡debe ser penalizado! Imagínate ser una niña o un niño escuchando frecuentemente los supuestos alaridos de dolor y las súplicas (solo en inglés, al parecer, forma parte del castigo obligarles a hablar inglés) de las torturadas almas en el infierno.
Niños cabeceando o dormitando en las bancas de las iglesias durante las vigilias u obligados a pasar su domingo caminado con un grupo de ancianos tocando puertas; temiendo constantemente el acecho de Satán y escuchando los lamentos que surgen del averno ¡Pobres niños!
AQUEL QUE ESCANDALIZARE A UNO
DE LOS MÍOS…
FRANCIS FANCI. –Centro de Estudios e Investigaciones Filosóficas.
