Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Si el amor es suficiente para salvar al mundo, ampoule después de veintiún siglos de ser proclamado no hemos avanzado ni un centímetro en esa dirección, find por el contrario la realidad se impone por la indiferencia, pharmacy de esa forma el opuesto del amor no es el odio sino la pereza, el olvido, intolerancia, exclusión etc. que en resumen es violencia…
Hans Urs Von Balthasar en el libro Últimas inquisiciones en el capítulo: Borges, escritura de Dios, hace una referencia notable sobre la novela: El Fin de la aventura con la protagonista Sarah Miles de Graham Greene… “se considera a sí misma (y constantemente lo dice) una prostituta y una farsante, y en cierto sentido lo es. Pero lo concreto es que ella acabará muriendo por amor a Dios, a su marido y a su amante, sin que pueda distinguirlos del todo en su acto de dar la vida. En un momento dado anota en su diario: Enséñame a amar. No me interesa mi sufrimiento. Es el sufrimiento de ellos el que no puedo soportar. Haz que mi sufrimiento tenga término, pero pon un término al de ellos. ¡Señor, si pudieras bajar un rato de tu cruz y dejar que yo ocupara tu lugar! Si yo pudiera sufrir como tú, podría curar como tú. Y la última anotación que hace antes de morir es esta: Soy una farsante, pero esta no es una farsa…Por supuesto: es el drama de una mujer que no sabe muy bien cómo manejar su vida (y cuando lo sabe no puede), salvo en lo que se refiere a la permanente ofrenda que hace de sí misma por amor a los que la rodean. Sarah vive expropiada. Últimas Inquisiciones/Ignacio Navarro –Buenos Aires Bonum, 2009 – pág 456. Con distancia de esa obra, las palabras de Jesús –citadas en algunos párrafos posteriores- afirman: “los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios” (Mt. 21, 31)… no obstante en consideración a nuestra sociedad del Siglo XXI debemos observar: ¿Existe aún la expropiación de la mujer? ¿El pecado reside en una acción social? ¿Por qué se condena a las mujeres por un aborto de productos inviables?… es voluntad de las personas condenar ese comportamiento o nuestra actitud histórica acepta esa aberración como normal. Jesús no condena a nadie, por el contrario él considera a todos como hijos de Dios, en otras palabras no “expropia a nadie” e invita a observar al mundo desde otra perspectiva, efectivamente desde la miseria de nuestra sociedad imperfecta, agotada en su funcionamiento social, decadente bajo cualquier esquema histórico, pero también recuerda el aspecto filosófico de “comprender” al mundo; si el Jesús Histórico no condena, deberíamos imitarle en esta actitud, en ese camino del autoconocimiento para dejar de expropiar a las personas de su espíritu negando sus acciones genuinas.
En ese sentido: La Última Cena alegorías religiosas, de varios pintores nacionales debió exhibirse el 28 de abril en la Sala Nacional, pero fue de cierta manera “expropiada” del acto oficial, condición que recuerda al Jesús Histórico en toda su extensión, puesto que él no condena a nadie, pero esa acción parece añadir una nueva palabra al Nuevo Testamento: …los publicanos, prostitutas y pintores llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
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