Carlos Girón S.
En un gesto admirable y muy plausible, más de un centenar de hombres y mujeres mantienen guardia, día y noche, frente y a los alrededores del edificio donde se alojaban los diplomáticos de la embajada de la República Bolivariana de Venezuela hasta su expulsión, el 2 de noviembre del año pasado, por nuestro actual Gobierno, declarando desconocer al legítimo presidente de aquel país hermano, Nicolás Maduro Frias. Con la expulsión se dio ipso facto un rompimiento de relaciones diplomáticas y comerciales entre las dos naciones, El Salvador y Venezuela. Poco después de eso, Maduro declaró que él y su pueblo seguían siendo amigos y solidarios con el pueblo salvadoreño.
Mucha ha sido ciertamente la ayuda que el gobierno de Maduro le ha dado a nuestro pueblo. Le ha (o había) abastecido de los productos del petróleo a nuestro pueblo en condiciones favorables, no solo por los precios debajo de los del mercado, sino también por permitirle largos plazos para la amortización de los créditos a bajos intereses, también. Parte de la ayuda venía a través de la empresa ALBA Petróleos que parece haber sido erradicada también de nuestro suelo patrio.
Amén de eso, Maduro le dio continuidad al proyecto de Misión Milagro, establecido inicialmente por al presidente Hugo Chávez, conjuntamente con el jefe de Estado de Cuba, Fidel Castro Ruz. Con ese generoso y humanitario proyecto, han sido varios miles de salvadoreños los favorecidos recobrando la vista tras ser operados de cataratas, pterigiones y otros defectos en los ojos.
Cientos, si no miles, de esos beneficiarios fueron llevados en vuelos directos de El Salvador a Venezuela para ser intervenidos en hospitales bolivarianos, siendo atendidos durante su recuperación en pabellones parecidos a habitaciones de buenos hoteles, recibiendo una alimentación de primera. El resto de beneficiarios fueron atendidos aquí en hospitales nacionales por médicos venezolanos como cubanos. Misión Milagro fue cercenada de raíz como si hubiera sido maleza venenosa…
Aquí es bueno recordar, una vez más, que Maduro gobierna soberanamente gracias a haber sido reelecto con el voto mayoritario de más de un 60 % de sus conciudadanos en elecciones perfectamente libres, en mayo de 2018, mereciendo el reconocimiento de todos los países democráticos del mundo. No obstante esto, mentes entecas se atreven a llamarle tirano, como lo hacen los gobernantes del grupúsculo de Lima, que yo he bautizado como el Caballo y los Asnos de Troya, uncidos al carromato manipulado por el también jamelgo Luis Almagro, secretario de la espuria e inocua OEA. Todo ellos se disfrazaron como tales para intentar abrir un pórtico donde potencias extrañas pudieran concretar su tan ansiada invasión a Venezuela, en febrero del año pasado, para saquearle las inmensas riquezas naturales a su heroico pueblo, lo cual han impedido éste, con su presidente Maduro y sus leales Fuerzas Armadas Bolivarianas…. Llevándose el gran fiasco por su frustrada invasión el aguado, golpista y traidor Juan Guaidó, quien se ha impuesto por la fuerza como presidente de la Asamblea Nacional en Venezuela.
Recuérdese también que con intenciones similares de maquinar invasiones, los del grupúsculo de Lima reactivaron el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, bajo cuyo tamiz se autoriza a fuerzas militares de un país X a otro que se considere “una amenaza” o cuyo Gobierno sea un violador flagrante de los derechos humanos –como también estúpidamente se tilda al de Nicolás Maduro-.
En estos días se mantiene una revuelta provocada por el traidor aguado, con su grupo de opositores que han formado una Directiva paralela espuria en la Asamblea Nacional, que desafía a la constitucional, revueltas en las calles donde se escenifican ataques a vehículos con opositores donde, de un momento a otro, se producirán muertos, muchos muertos, y así acusar al Gobierno constitucional de “represivo” cuando de lo que se trata es de preservar la paz y el orden para que el pueblo trabajador se dedique a sus labores tranquilamente.
La guardia que aquí en nuestro país mantienen esas personas -que reflejan con ello un espíritu e ideal bolivarianos- alrededor de la exembajada venezolana, en la colonia Escalón, obedece a la amenaza de una invasión de “representantes del presidente ‘encargado’ y auto proclamado, el paniaguado Guaidó, de aquel país hermano de Suramérica, que acaso subrepticiamente pudieran arribar a nuestro territorio nacional y ocupar las instalaciones donde estaba la embajada venezolana.
La actitud de los mencionados ciudadanos es admirable, porque sin que nadie les pague un centavo ni regale un plato de comida por mantener esa guardia, se desvelan y quedan allí como centinelas de la soberanía de la Patria de Bolívar como si fuera esta cuscatleca, que nos heredaron nuestros próceres. Estos salvadoreños se sienten solidarios con la hermana República Bolivariana de Venezuela porque sienten en su interior vibrar el anhelo del Libertador, de hacer de nuestros pueblos indoamericanos una sola y grande Patria, donde hablamos una misma lengua y comulgamos con una misma religión, la cristiana.
Lo curioso y raro es ver que únicamente Diario CO-LATINO –único que se identifica con los anhelos y aspiraciones de nuestro hidalgo pueblo salvadoreño- les hace espacio para dar a conocer, con todo y foto, su gesta patriótica, singular y digna de exaltarse en cuanto se ajusta a los principios de una Democracia auténtica como la que hay en la República Bolivariana de Venezuela.
¡Arriba Simón Bolívar; arriba sus seguidores, como este centenar de salvadoreños patriotas que van como en el Chimborazo y Carabobo, defendiendo el tesoro de la libertad de los pueblos!