Naciones Unidas/PL
A una década de adoptada, la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas continúa hoy como tema pendiente en su plena aplicación, escenario que líderes originarios llamaron aquí a dejar atrás.
Aprobado en septiembre de 2007 por la Asamblea General de manera categórica (144 votos a favor, cuatro en contra y 11 abstenciones), el documento recoge el compromiso con la autodeterminación, el reconocimiento y el derecho de las comunidades aborígenes a la salud, la educación, el empleo, sus tradiciones e identidad.
Existen algunos progresos desde entonces, pero siguen los atropellos, la criminalización, el arrebato de tierras, el despojo de recursos y la marginación, una denuncia recurrente durante la XVI Sesión del Foro Permanente de la ONU para Asuntos Indígenas, que hasta el 5 de mayo reunió a un millar de delegados en representación de los 300 millones originarios.
Centramos los análisis de las dos semanas de debates en el cumplimiento de la Declaración, los logros y los desafíos que tenemos por delante, explicó a Prensa Latina la maliense Mariam Wallet Aboubakrine, presidenta del Foro Permanente.
De acuerdo con la residente en la región del Azawad, entre los avances sobresalen algunas leyes nacionales dirigidas al reconocimiento y los mayores espacios de participación, incluyendo en Naciones Unidas.
Sin embargo, la realidad es que continúan los maltratos a los originarios, a quienes con demasiada frecuencia gobiernos y empresas transnacionales expulsan de sus tierras, privan del acceso a los recursos naturales y niegan servicios básicos, como la educación, la salud y el agua, advirtió.
Al respecto, el indígena canadiense Jefe Willie Littlechild, del pueblo cree, llamó a aprovechar la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible para revertir la actual situación de abandono en la que viven muchos aborígenes.
El veterano activista abogó por mecanismos concretos de seguimiento a la implementación de la Declaración de 2007 y de la Agenda 2030, aprobada en septiembre de 2015 con la erradicación de la pobreza extrema y del hambre entre las prioridades.
Países como Bolivia, Venezuela y Ecuador expusieron en la XVI Sesión del Foro Permanente los avances alcanzados en el empoderamiento de los pueblos indígenas, gracias a procesos revolucionarios destinados a materializar una real inclusión política, económica y social.
El presidente boliviano, Evo Morales, destacó los cambios en la nación sudamericana durante los últimos años, que garantizan a los aborígenes un protagonismo en la toma de decisiones y el reconocimiento a sus derechos y tradiciones.
En ese sentido, insistió en que después de siglos de genocidio, colonización y saqueo, ya es hora de que los pueblos indígenas sean tratados con justicia y dignidad.
Por su parte, la ministra venezolana para los Pueblos Indígenas, Aloha Núñez, señaló a Prensa Latina que mediante el reconocimiento constitucional y la existencia de leyes protectoras, los aborígenes en su país son seres humanos con plenos derechos.
Antes de la Revolución Bolivariana los indígenas no existían en Venezuela, pero eso cambió, y bajo ninguna circunstancia renunciaremos a nuestra participación protagónica, precisó la integrante del pueblo wayú.
En la reunión, el embajador ecuatoriano, Horacio Sevilla, resaltó que el aniversario de la Declaración coincide con los 10 años de la Revolución Ciudadana, liderada por el presidente Rafael Correa.
Hemos alcanzado gracias a este proceso históricos avances a favor de los pueblos y nacionalidades de Ecuador, afirmó el diplomático, quien recordó que la Constitución de 2008 refleja ese escenario de inclusión.