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Pueblos indígenas llevaron a cabo la ceremonia del Solsticio de Invierno, Nahulingo, Tacushcalco, Sonsonate, el cual se relaciona con el apareamiento de los animales, la siembra de los cultivos y la medición de las reservas entre las cosechas de invierno. Foto Diario Co Latino/Karla Rodas.

Pueblos Indígenas se declaran en resistencia en defensa de Tacushcalco y río Ceniza

Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino

Sofocado por el cultivo de caña de azúcar y un proyecto urbanístico con más de 700 unidades habitacionales, el sitio Ceremonial de Tacushcalco, fue el punto de arranque de los pueblos indígenas, declarados en “resistencia”, por la protección del lugar sagrado e histórico y por el rescate del río Ceniza, que recibirá las aguas negras de la urbanización Acrópolis.

“Esta es una lucha que continúa en Tacushcalco, por primera vez la hacemos aquí en el solsticio de invierno, que es el día más largo en el año, cuando el sol pasa más lejos del ecuador. Aprovechando esta estación preciosa hacemos esta ceremonia, con el objetivo principal de la lucha por esta tierra que nos pertenece a de los Pueblos Indígenas. Tacushcalco es una tierra invadida en el pasado y el capitalismo en el presente, quiere hacer desaparecer sus  montículos, sus lindos cerros, los centros ceremoniales hermosos que los están usurpando”, expresó Juliana Ama, en su mensaje en el círculo de fuego, en el ceremonial del solsticio de invierno.

El Movimiento de Unificación Indígena de Nahuizalco (MUINA) y la Mesa por la Sustentabilidad de los Territorios de Sonsonate, el Movimiento por la Defensa de Tacushcalco, la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), el Movimiento Salvadoreño de Mujeres, Fundación Maquilishuat y el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS) y Pastoral Indígena, reiteraron sus demandas ante las nuevas autoridades, en especial a la ministra de Cultura, Suecy Beverly Callejas y el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Fernando Andrés López.

Los solsticios que han sido identificados como los momentos del año, en que el sol alcanza su mayor o menor altura en el cielo, y la duración del día o la noche son las máximas del año. Tacushcalco, en el municipio de Nahulingo, Sonsonate, es lugar ceremonial, que preserva la memoria de los pueblos ancestrales.

Hugo Díaz, arqueólogo  del ministerio de  Cultura, afirmó que Tacushcalco fue un asentamiento bastante grande y de mucha importancia, que se desarrolló como una pujante sociedad, mucho antes del primer contacto entre españoles e indígenas.

“Para esa época ya tenía dos mil años de estar ocupado. Por lo menos cinco ocupaciones, que vienen del Preclásico, Clásico, posiblemente de descendencia Maya, el Postclásico que ya son los grupos nahuas, a quienes encuentran los invasores en el momento del contacto y los descendientes de ese pueblo, son los que están en momento acá en esta ceremonia. Para mí es un honor participar”, dijo Díaz, en su reseña histórica.

Román Cartagena Cuéllar, representante del Movimiento Tacushcalco y concejal de la Alcaldía Nahulingo, Sonsonate, señala que Tacushcalco es un “Bien Cultural Nacional”, lleno de riquezas y que cualquier empresa constructora debe obtener permiso del ministerio de Cultura y el ministerio de Medio Ambiente. Foto Diario Co Latino/Karla Rodas.

Sobre el sitio de Tacushcalco, Díaz, agregó que se han identificado varias estructuras de importancia, que pertenecieron a las ocupaciones Mayas, además, de un conjunto de pequeñas plataformas que son estructuras de los nahua-pipiles, que fueron las encontradas en el primer  momento del contacto en 1524, en el avance de Pedro de Alvarado.

“Esta fue la segunda batalla en el territorio salvadoreño, Pedro de Alvarado viene herido de la primera batalla en Acajutla y no puede participar, así que solo observa el enfrentamiento, si ven este es un lugar plano y las estructuras montículares, le permitieron subir y observar desde lo alto la batalla de las empresas expansionistas de Hernán Cortez y los pueblos en resistencia nahua-pipiles. Posterior a ello, hay una mal llamada Colonia, es cuando la zona adquiere importancia comercial por el cacao, una de las principales fuentes de comercio de la corona española”, relató.

Con tanta riqueza, patrimonial e histórica, Tacushcalco fue declarada “Bien Cultural Nacional” por acuerdo Ejecutivo, el 14 de mayo de 1997, que en la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador, establece en su artículo i, que cualquier empresa constructora deberá obtener una autorización del ministerio de Cultura y del ministerio de Medio Ambiente, para la realización de cualquier obra, lo que resultó en “letra muerta”, explicó Román Cartagena Cuéllar, del Movimiento Tacushcalco y concejal de la Alcaldía Nahulingo, Sonsonate.

“Como habitantes del municipio de Nahulingo tenemos varias demandas, pero tenemos las dos principales, primero al ministro de medio ambiente (Fernando Andrés López), para que atienda el problema que la residencial Acrópolis, va a generar al desechar sus aguas negras en el río Ceniza, del cual hace uso más de mil 500 personas para los oficios domésticos, porque el río es parte de la vida diaria de los habitantes del lugar”, agregó.

Luego refirió que “la segunda demanda es a la ministra (Suecy Beverly Callejas), porque la empresa constructora va a seguir destruyendo las estructuras del sitio sagrado de Tacushcalco.

Ahora estamos en el montículo 10 (de doce metros de altura), la empresa no respetará porque hizo caso omiso a las leyes de país y sobrepasó al juzgado ambiental. Es por esto que le pedimos al gobierno que no sobreponga los intereses económicos, por los de Pueblos Indígenas y sus habitantes”, sostuvo.

Asimismo, peticionaron un trabajo en Tacushcalco, de manera coordinada y con participación de los Pueblos Indígenas, comunidades y organizaciones sociales, para dar un seguimiento y reconocimiento jurídico a este lugar ceremonial.

“El río Ceniza es cierto tendrá un poco de contaminación, pero eso no significa que puede venir una empresa y lo contamine hasta matarlo.

Eso atenta contra el derecho a la vida y el derecho al uso que tenemos todos y todas, al agua; y la lógica dentro de estos proyectos urbanísticos es expandirse, eso significaría dañar totalmente todo el sitio arqueológico y claro también el río Ceniza. Por eso estamos previendo que no haya más contaminación, no solo por nosotros sino por las futuras generaciones”, concluyó.

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