Isaac Bigio
Analista Internacional
El domingo la policía alemana arrestó a Carles Puigdemont, quien fuera el último presidente del gobierno catalán y quien bajo su gestión se aprobó la declaración unilateral de independencia. Esto ocurrió cuando él regresaba en auto de Finlandia hacia Bélgica donde las autoridades de dicho país le habían permitido fijar su residencia.
La corte de Madrid ha dado una orden para poner bajo prisión y proceso penal a la mayor parte de los miembros del gabinete catalán que plantearon la separación de España, pero Puigdemont – a diferencia de varios de sus ministros- se ha librado de ello debido a que la justicia belga ha denegado el pedido de extradición español.
Haber decidido transitar por territorio alemán puede haber sido un error de cálculo de Puigdemont o, tal vez, una medida para provocar una fuerte reacción internacional. La causa catalana cuenta con simpatías en Bélgica, donde es muy fuerte el nacionalismo de Flandes, y en Finlandia, república que logró su existencia tras guerras contra Moscú, pero no tanto en Alemania, federación que tiene una legislación muy hostil a cualquier separación y que ha denegado el derecho de Baviera a un referendo.
Alemania
Alemania no es un Estado poco poblado de la Unión Europea sino el que tiene más habitantes y poder económico en todo ese bloque. Berlín es la cabeza de la UE y del euro. Los partidos de gobierno de Ángela Merkel y de Mariano Rajoy pertenecen al mismo partido pan-europeo. Merkel busca mantener la unidad de la UE y sus instintos son a favor de colaborar con Rajoy.
Es más, la detención de Puigdemont se dio gracias a los informes de la policía española que le seguía. Puigdemont ha sido recluido en la prisión de Neumünster, cerca de Kiel, donde Alemania debe decidir en un plazo máximo de 60 dias si es que le repatria o no.
Ciertamente que no se puede garantizar un 100% que Puigdemont va a ser entregado a España por que en el proceso muchas cosas pueden entrar a tallar, incluyendo un aval de protestas.
Madrid, por su parte, viene buscando desmoralizar al separatismo catalán apresando a varios de sus dirigentes, en tanto que los partidos abiertamente pro-independencia no lograron el 50% en las últimas elecciones catalanas y el bloque soberanista aún no es capaz de formar un nuevo gobierno catalán.
Radicalización
Sin embargo, el arresto de Puidgemont va a radicalizar a muchos catalanes. Apenas ello se produjo se dieron manifestaciones en Catalunya que han arrojado cerca de un centenar de heridos o detenidos.
Los 4 parlamentarios catalanes de la anticapitalista CUP ahora dicen que si son capaces de entrar a la mesa del Parlament pero a condición de que éste proclame a Puigdemont como presidente de la republica catalana. Para ellos ya es hora de parar con mediaciones y hojas de ruta y se debe ganar la independencia con la lucha frontal en las calles y la acción directa de masas.
Los nacionalistas catalanes se encuentran entre acercarse a este camino o buscar un nuevo acuerdo moderado juntándose a la variante catalana de Podemos, partido que no quiere la independencia pero si un referendo para definir la autodeterminación nacional.
La independencia aún no es una demanda que asuma la mayoría catalana, incluso en Barcelona y su entorno hay otro movimiento que busca separar esta región de Catalunya para que sea parte directa de España. Hace una década la independencia no era una bandera muy popular y si ella ha venido ganando terreno y podría seguir avanzando es cuando la población vaya sintiendo que es oprimida o que la democracia es recortada.
Mientras tanto el Partido Popular quiere mantenerse firme en su deseo de evitar cualquier tipo de referendo catalán y en encarcelar y procesar a cualquiera que proclame la independencia. Ese camino viene generando mayores tensiones internas y también le ha venido quitando puntos, pues ya ha dejado de liderar las encuestas.
Una alternativa que pudo haber hecho Rajoy fue la que tomaron sus camaradas conservadores británicos quienes decidieron aceptar el reto de los separatistas escoceses llamando a un referendo en el cual lo ganaron y con ello evitaron violencia.
La cuestión catalana ha de convertirse en otra papa caliente para la UE, cuando solo faltan 12 meses para que se implemente el Brexit. Es de esperarse una nueva ola de grandes protestas.
El tema catalán, a su vez, muestra las propias contradicciones de la UE. Dicho bloque se expandió hacia el este fomentando y financiando la desintegración de las 3 federaciones “socialistas” (la URSS, Yugoslavia y Checoslovaquia) para absorber a su seno a 8 de sus 28 miembros: Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Chequia, Eslovenia, Bosnia y Croacia. Alemania, a su vez, ha sido el principal propulsor de la separación de Kosovo, que siempre fue una provincia y nunca una república autónoma, de Serbia.