Barcelona/AFP
Daniel Bosque
Después de meses de bloqueo político, el líder independentista Carles Puigdemont desistió el jueves de ser escogido presidente de Cataluña para facilitar la formación de un gobierno en esta región española liderado por un compañero de filas novel en política.
«Nuestro grupo propone al compañero diputado Quim Torra a la presidencia de la Generalitat» (el gobierno catalán, ndlr), anunció Puigdemont desde Alemania en un discurso colgado en las redes sociales.
Desconocido para gran parte de la sociedad catalana, este editor de 55 años, sin apenas experiencia política, no tiene causas judiciales abiertas como los anteriores candidatos, por lo que podría ser investido la próxima semana en el Parlamento catalán, controlado por los independentistas.
Nativo de la villa costera de Blanes, al norte de Barcelona, se convirtió en un referente del activismo independentista, llegando incluso a presidir brevemente la influyente entidad separatista Omnium Cultural antes de unirse a la candidatura del «presidente Puigdemont», Juntos por Cataluña, para las elecciones de diciembre.
Sin vinculación directa con ningún partido político, el principal aval del candidato es su independentismo sin matices: «Soy abogado, editor y he trabajado toda mi vida por la libertad de mi país», lanzaba en un anuncio electoral de Juntos por Cataluña.
«Sea cual sea el candidato (…), el Gobierno de España recuerda que tiene la obligación de respetar la ley y estar en condición de cumplir con sus responsabilidades», se limitó a señalar una fuente del ejecutivo español, añadiendo que «Cataluña necesita un gobierno legal y efectivo».
Puigdemont denuncia «intolerancia» de Madrid
A pesar de estar en Alemania pendiente de un proceso de extradición a España, que lo reclama por rebelión y otros delitos, Puigdemont no había renunciado a recuperar el cargo del que fue cesado a finales de octubre por el gobierno español de Mariano Rajoy en respuesta al intento fallido de secesión.
La semana pasada, su grupo parlamentario Juntos por Cataluña, el más numeroso de la bancada independentista, consiguió aprobar una reforma legal para permitir una presidencia a distancia y lo propuso como candidato a la investidura.
Pero el miércoles la reforma fue recurrida por el gobierno español ante el Tribunal Constitucional, que la suspendió cautelarmente, añadiendo presión a Puigdemont para ceder el testigo y evitar unas nuevas elecciones que deben convocarse si no hay presidente antes del 22 de mayo.
«El plazo para formar gobierno antes de convocar elecciones llega a su fin», recordó Puigdemont en su discurso. «Y ha quedado claro ante el mundo la intolerancia y la falta de respeto por las decisiones de los ciudadanos de Cataluña del gobierno del Estado», añadió.
Desde las elecciones de diciembre, las formaciones independentistas disponen de mayoría absoluta en el Parlamento regional, pero no habían podido formar gobierno por los obstáculos judiciales de sus candidatos.
El Tribunal Constitucional impidió que Puigdemont fuera investido a distancia, y sus dos sucesores, el activista Jordi Sánchez y el exportavoz de su gobierno Jordi Turull, están encarcelados y no recibieron permiso del juez para acudir al Parlamento.
Junto a ellos, otros siete líderes independentistas se encuentran en prisión preventiva por dictado del juez del Tribunal Supremo que los procesó por rebelión, delito penado con hasta 30 años de cárcel, por su implicación en el proceso de secesión que desembocó en la declaración de independencia del 27 de octubre.
Estrategia victimista
La oposición en Cataluña y el gobierno central los acusan de haber dedicado los últimos meses a escoger deliberadamente a candidatos con problemas legales para hacerse las víctimas y de ser responsables de prolongar la intervención de Madrid sobre la autonomía regional, decretada para abortar la proclamación de la República Catalana.
«Ni el Estado, ni el gobierno, ni los jueces, ni esta cámara tienen la culpa de que ustedes sean incapaces de formar un gobierno», reprochó Rajoy a un senador independentista durante un debate en la cámara alta española.
El presidente del Parlamento regional, el independentista Roger Torrent, anunció que el viernes empezará una ronda de contactos con los diferentes partidos antes de convocar la investidura de Quim Torra.
Su elección no debería deparar problemas: en principio dispone de 66 votos favorables (de su formación Juntos por Cataluña y del otro gran partido separatista Izquierda Republicana) frente a 65 contrarios y cuatro abstenciones de la facción más radical del independentismo.