Mario Castrillo
Escritor
La exposición de Roxana Castro es fruto de la investigación y la experimentación. En sus investigaciones Roxana descubrió que a partir del terremoto del 7 de junio de 1917, look el día del Corpus Christi, viagra tres grandes terremotos destruyen ciudades de El Salvador, tadalafil entre las más afectadas están Nejapa, Quezaltepeque, Apopa, Santa Tecla, San Juan Opico, Armenia, Sacacoyo, Tepecoyo, Caluco, Ateos y San Vicente, al igual que San Salvador. Los terremotos dejan 1,050 pérdidas humanas y derrumban cerca de 7,000 casas de un total de 9,000 viviendas con las que contaba San Salvador en aquel entonces.
A partir de 1917, las clases dominantes construyeron sus viviendas con estructura de madera y lámina que trajeron de Europa. Materiales que eran más resistentes a los sismos que el adobe y el bahareque. La lámina se tornó entonces símbolo de poder, de poder económico, de poder político y poder social. Con el tiempo y el desarrollo de la industria de la construcción, la lámina pasó después a ser un atributo de las clases más desposeídas.
Las esculturas de Roxana Castro poseen bastas peculiaridades, una de ella es la de transportarnos a través del tiempo y la imaginación a épocas remotas del devenir humano. Épocas que empleaban el vestuario como prenda de distinción y posición social, en las cuales la industria del vestuario implicaba todo un arte y profundos conocimientos. Y puede también Roxana referirse al presente de esta sociedad perversa dentro del neoliberalismo. Hasta hace poco tiempo, en los gobiernos anteriores cuando sucedía alguna desgracia: un terremoto, una inundación, un deslave se les entregaba 6 pares de lámina a las familias para que construyeran sus viviendas que en la mayoría de los casos pasaba a ser vivienda permanente. Con ese material es con el que trabaja Roxana Castro sus esculturas que se tornan un homenaje a esos cientos de mujeres humildes y luchadoras que tanto hacen por el país.
Estas esculturas tienen nombre de mujer. Son mujeres que por una u otra circunstancia ha conocido Roxana Castro. Voy a mencionar tres:
ESPERANZA
Era una reina. Alta, hermosa, enjoyada, vestida a la moda. Salía de su castillo de latón, caminando fuerte, orgullosa, con grandes tacones. Iba a trabajar a una oficina para que sus hijos, a los que defiende como leona, no les faltara nada en absoluto. No le temía a nada ni a nadie. No había problema que no pudiera resolver esa mujer.
ELFA
Fue la primera mujer en trabajar en un banco y la primera en ser jefa de una sección, la de créditos. “Mi firma estaba registrada en todo el mundo decía”.
De su escritorio se levantó un buen día y salió encabezando a los demás empelados que tuvieron valor para unirse a la huelga de brazos caídos que derrocó a Martínez.
CARMEN
La gran matriarca. Era un personaje de película. Cuando exiliaron a su esposo por oponerse a la reelección de Martínez, ella decidió no seguirlo a su exilio y se quedó aquí, con cuatro hijos. Su único hijo varón aparecía en las listas de los condenados al paredón por Martínez.
Salimos a caballo de noche, por el campo, a escondernos a San Ana. Yo adelante –le dijo Carmen- con el arma, con todas las mujeres de la familia.
Sabía usar el arma y coser con manos de ángel. En tiempos difíciles hizo camisas de hombre para vender y sacar adelante a sus hijos. Hacía croché de un hilo tan fino que parecía encaje. Ella me enseñó a coser, afirma Roxana.
Decía que la mujer tenía que ser fuerte, valiente pero con suavidad y belleza.
Puño de hierro, guante de seda le decía a Roxana, de ahí el nombre de esta exposición.
Esta exposición se realizó en el Salón Camilo Minero del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, el 5 de noviembre de 2015. Contó con un excelente performance de Eunice Payes y con el modelaje de Cristina López de García, Wendy Sigüenza, Grecia Sigüenza y Adriana Bonsolis. Las fotografías son cortesía del buen amigo y magnífico fotógrafo Miguel Ángel Servellón.
Pie de foto: Hugo Martínez, Ministro de Relaciones Exteriores; Lidubina Magarín, Vice Ministra de los Salvadoreños en el Exterior; Roxana Castro, escultora y Mario Castrillo, curador de la obra.
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