Wilfredo Mármol Amaya,
Psicólogo y escritor viroleño.
Este siete de mayo de 2019 quedará en la historia y el imaginario colectivo salvadoreño, el anuncio de la mujer luchadora de toda una vida, me refiero a María Ofelia Navarrete, cuyo nombre dado por su pueblo de lucha, María Chichilco. Será la Ministra del novedoso ministerio de Desarrollo Local, referido a la atinada transformación del FISDL, que por cierto el otrora Dr. Héctor Silva, cambiara su dimensión institucional.
Así lo dio a conocer el señor Presidente electo, Nayib Bukele.
María Chichilco, fue militante de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL, la fuerza política militar más integral, combativa, tanto cuanti como cualitativamente, que integró el Frente Farabundo Martí (FMLN).
María Chichilco, se distinguió por ser una campesina en Arcatao, Chalatenango, entregada a las luchas sociales y por una ejemplar vocación de cambios que le llevó a combatir en las filas insurgentes. Aun recordamos su imagen sencilla en la primera reunión de dialogo convocada por el presidente José Napoleón Duarte y los dirigentes del FDR-FMLN, en La Palma, Chalatenango, aquel 15 de octubre de 1984. María Chichilco, en una esquina de La Palma, con su puño levantado y haciendo uso de la voz a todo pulmón, en una concentración de civiles, que nos dábamos cita a esa gesta por una solución política de la guerra. Ahí estaba ella, de civil con un pañuelo blanco en su cabeza. Una estampa imponente que se quedó grabada, para siempre.
En Washington DC, tuve la oportunidad de verla en una película llamada María’s history, que al verla en su bondad y entrega por los otros, nos arrancó lágrimas por la emoción de acariciar su lucha y devoción.
Finalizada la guerra se convirtió en líder del partido en su localidad. Se desempeñó durante un periodo como diputada en 1994. También fue coordinadora efemelenista de Chalatenango; en la presidencia de Mauricio Funes fungió como viceministra de Gobernación.
El FMLN, partido que ayudó a fundar y del que fue militante, la sacó del padrón de militantes; al igual que miles de militantes que les fue aplicada la misma táctica en las oficinas del conocido 229, por el mal llamado Delito de la Discrepancia, “extirpados del padrón, por el mismo delito. Duele, pero es cierto, como la luz del día en pleno verano”.
María Chichilco, sigue dando muestra de su voluntad por la honradez, se caracteriza y vive en su casita humilde casa en Arcatao, donde es maestra, y vive con su esposo, José, como ella lo llama.
La disposición incondicional por el pueblo, la experiencia acumulada, su ejemplo infinito le auguran éxitos en su desenvolvimiento como Ministra de Desarrollo Local, una lucidez que de entrada se demuestra, previo a retomar el Ejecutivo a partir del 1 de junio. Inimaginable, pero es una realidad.
El movimiento organizado de mujeres tiene en esta salvadoreña un ejemplo de entrega y que la esperanza camina, entre las posibilidades de un país con justicia social y la democracia económica aún es posible.
Ya le imaginamos a María Chichilco durmiendo en lo largo y ancho del territorio, “su charco” resolviendo los problemas que requiere la población y sigue esperando ser resueltos, acompañada por su pueblo y ese amor incondicional, como decía uno de los documentos de estudio y formación en los cruentos años de la entrega revolucionaria.
No es por nada, pero su designación brinda la oportunidad de demostrar que la “pura sangre de la lucha por justicia social”, alumbrará el gabinete del presidente Nayib Bukele, para beneplácito de las y los luchadores sociales y el trabajo por la dignidad de las mujeres salvadoreñas.
Que así sea.