Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
“Es hermoso que junto a él (Paulo VI) y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio”, predicó en su homilía el papa Francisco, en la ceremonia de canonización este domingo.
A los pies de la Virgen María estaban las siete reliquias de los nuevos santos de la Iglesia Católica Universal. La de San Oscar Romero fue la parte de un hueso. Según el Vaticano, las reliquias son objetos físicos que tienen una asociación directa con los santos o Cristo.
La ceremonia que por más de tres décadas esperaron los “romeristas” se cumplió en horas de la madrugada del domingo, ambas plazas, la de San Pedro en Roma, y Gerardo Barrios, lucieron colmadas, a la espera de la canonización del obispo mártir Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
Sobre las lecturas y el evangelio de San Marcos, escogidas para la santa misa, el sumo pontífice explicó que la Palabra de Dios era “viva” y que puede transformar la vida de quienes aceptan seguir a Jesucristo de forma plena, renunciando los agobios de individualidad, el narcisismo o la complacencia egocéntrica.
“Jesús te dice a ti: ven, sígueme. VEN, no estés quieto, porque para ser de Jesús no es suficiente con no hacer nada mal. Sígueme no vayas detrás de Jesús solo cuando te apetezca, sino búscalo cada día. No te conformes con observar los preceptos, con dar un poco de limosna y decir algunas oraciones: encuentra en él a Dios que siempre te ama, el sentido de tu vida, la FUERZA, entregarte”, reflexionó.
Asimismo, invitó a la feligresía a distinguir entre “vivir para amar o vivir para sí mismo”, que son lastres que entorpecen la misión de una vida más comprometida con el prójimo. Y que ha sido el camino que tomaron los beatos que ascendían a los altares este domingo.
Sobre Monseñor Romero, el único beato que sufrió el martirio del asesinato el 24 de marzo de 1980, el Santo Padre reconoció que entregó su vida a los pobres y vivió el Evangelio. Al llamarlos gigantes de la fe. “Todos estos santos, en diferentes contextos, han traducido con la vida la palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo”, concluyó el Santo Padre.
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