Luis Arnoldo Colato
Conforme los resultados de la revisión de actas se hace pública, la oposición logra la mayoría en el parlamento, mientras que el oficialismo se reduce a su segundo mínimo desde que participa en los pulsos electorales, lo que se traducirá sin duda en que la agenda social desaparecerá, o al menos, será reducida. Ello porque la oposición la considera un ejercicio populista –tal cual afirmara Norman Quijano-, un desperdicio que impide que las ganancias generadas se concentren en el 2%, que el BM estima son los beneficiados por el modelo económico.
Lo sucedido al momento en plazas como Argentina lo evidencian, lo que implica que temas pendientes en el Órgano Legislativo como la ley del agua, la revisión del modelo impositivo o el de pensiones además del aumento del IVA que demanda la banca internacional, serán abordados por esta nueva mayoría con la visión más ortodoxa y neoliberal probable, favoreciéndose del sometimiento del aparato judicial, que no pondrá reparos o simplemente pospondrá resolver la revisión que la ciudadanía demandará en un vano intento de impedir una mayor concentración de las riquezas en el país a costa de las privaciones de las mayorías.
También podremos observar, si ganan además el ejecutivo en 2019, un nuevo y agresivo intento de privatizar los sistemas de salud y educativo, por lo que volveremos sin duda, por algún eufemismo económico, a observar la creación de tasas de corte “voluntarias” para ambos servicios públicos, aduciendo simplemente que el Estado carece de los recursos para suplir las necesidades que estos tienen, lo que también se traduce en volver por esta vía a impedir el desarrollo productivo del país, puesto que se intentará impedir que sean los productores nacionales (para el caso de las escuelas públicas, el calzado, uniformes, material escolar, alimentos, etcétera; y en el caso hospitalario, la entrega a tiempo de medicamentos e insumos, manteniendo la provisión necesaria de los tales para el sistema sanitario público) quienes provean los servicios a ambas entidades, procurando de nuevo desaparecer –como ya se hizo en el pasado– las capacidades industriales nacionales, volviéndonos aún más dependientes y a pesar de lo fracasado que se ha mostrado tal modelo, lo que llevará al relajamiento del sistema de vigilancia sobre los medicamentos y que hemos visto dar pasos firmes en favor de la salud del soberano, e incluso su desaparición para así favorecer la voracidad del mercado, que es de naturaleza tanto monopólica como oligopólica en el país, y que sin obstáculos podrá saturar al mismo, replicando así el principio de “el mejor control es el que no existe”, subrayado en el Ladrillo, manual friedckiano de los chicago boys para AL, que se aplica al pie de la letra aun transcurridas 4 décadas de la caída de la Moneda.
No es adivinatoria sino simple predictibilidad del modelo así como lo leído en el discurso opositor y que define su hoja de ruta, por lo que las aseveraciones de arriba son más que probables y sus consecuencias también evidentes.