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¿Qué hacer? en el siglo XXI

Caralvá

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Suplemento Tres mil

 

El título recuerda el famoso libro de Lennin, escrito entre 1901 y 1902 de la época feudal en Rusia zarista, es un tratado político que llama en pocas palabras a la formación del Partido Bolchevique, la organización etc., pero mi objetivo no es convertirme en “apologista” de un tratado político, sino profundizar en esa interrogante que ahora con la ventaja del tiempo nos permite ampliar el espectro a nuestra época.

La Historia  acude a nuestro favor, ese continente concebido como instrumento vigente, en el cual nos ubicamos como parte activa, es en esencia “pensar” en la razón social salvadoreña e incluso en el modelo capitalista dominante, puesto que de no hacerlo prácticamente no se hace nada, ni tampoco se construye nada, en pocas palabras la vida individual o social simplemente es un acontecer teatral con máscaras de comportamiento en las personas, las instituciones, los gobernantes, las religiones etc., de tal forma que al recurrir a este instrumento, la Historia se convierte en nuestra acción y el pensamiento en filosofía, es una saga donde el objeto de la filosofía es la vida, de esa forma la circunstancias nos convierten en categorías diferentes a las multitudes, esas categorías pueden ser: idealistas, materialistas, metafísicas, religiosas etc., así podemos pasar años y años, en el capitalismo erigido como el amo de nuestro “que hacer”, es un sometimiento condicionado a la materialidad extrema, tanto que la medida de nuestro Ente es vigilado desde la acumulación dineraria, no somos personas, sino capitales en movimiento perpetuo.

Una estridencia del sistema es el concepto de felicidad, así como el optimismo del cambio, los instrumentos tecnológicos o el sentido del éxito, de esa forma nuestras generaciones llevan siglos dentro de vientre capitalista, iniciado desde el descubrimiento de América, así generaciones y generaciones no llegan a ninguna parte, es el mismo camino que olvida a la persona, la cual el poder no lo concibe como inteligencia, ni cuerpo, ni espíritu, ni siquiera como pensante, simplemente es multitud en su período histórico, no obstante en ayuda de la humanidad llegan las revoluciones sociales, imponentes eventos que cambian el pensamiento colectivo, de pronto millones de personas recobran su propiedad individual y con la felicidad en sus manos no les importa morir por una causa libertaria.

Hemos observado el colapso del comunismo internacional, mientras el capitalismo provoca en esencia revoluciones fracasadas y exitosas, o como en nuestra nación intermedias, donde coexisten la oligarquía con la pobreza extrema y exclusión social, es tiempo de preguntarnos: ¿qué hacer?.

Me parece que todo se inicia por identificar que mientras exista oligarquía, profunda desigualdad, impunidad, corrupción, enriquecimiento inexplicable, etc.,  nada cambiará en nuestra sociedad,  parecemos huérfanos del conocimiento filosófico, similares a siervos con sus Señores Feudales dueños de todo: la tierra, el honor y la vida.

Creo que existe el detonante liberador del nuestro pensamiento, con la renuncia a los modelos capitalistas extremos, a la desigualdad social, a la aspiración oligárquica individualista etc. y en cambio pensar por nuestra propia cuenta sin intoxicaciones mediáticas con sus mundos imaginario, eso al menos es una respuesta al ¿qué hacer?

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