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“En estos días alabemos al Señor por la gratuidad de la salvación, por la gratuidad de la vida, por todo lo que nos da gratis”, fue el llamado del papa Francisco a los fieles católicos en estas festividades.
El sumo pontífice pidió porque la Santa Navidad sea para todos una ocasión de fraternidad, de crecimiento en la fe y de gestos de solidaridad hacia los necesitados.
Para los salvadoreños uno de los momentos favoritos de la Navidad es colocar el “Nacimiento del niño Dios”, especialmente cuando el reloj marca la media noche del 24 de diciembre hora que, según la tradición católica, se acuesta al niño Jesús en el pesebre.
Una de las partes esenciales del nacimiento es el Santo Misterio; que es la representación de la Sagrada Familia con imágenes de la virgen María, san José y el niño Jesús.
De acuerdo con el papa Francisco, el Belén Navideño “nos recuerda que Dios no permaneció invisible en el Cielo, sino que vino a la Tierra y se hizo hombre. Hacer el belén es celebrar la cercanía de Dios, es descubrir que Dios es real, concreto, es amor humilde que descendió hasta nosotros”.
Algunos historiadores detallan que el origen de los nacimientos se remonta a la época de San Francisco de Asís (1182-1226), quien fue el primero en instalar un nacimiento viviente para ejemplificar el nacimiento de Jesús. Con el paso de los años se convirtió en una costumbre que cruzó las fronteras y se extendió por todo el mundo.
Según la Agencia Católica de Informaciones, para la terminología de los antiguos, la “Navidad es misterio, cuyo centro es la muerte y resurrección de Jesucristo, siempre presente y operante, como alma de toda celebración litúrgica”.
Afirman que por lo general, después de la Misa de Gallo, donde se celebra el nacimiento de Jesucristo, las familias se reúnen en su hogar para manifestar que Jesús, su Dios y Salvador, ha nacido y que con su llegada sus pecados serán perdonados y la muerte vencida.
“Desde el siglo XVI, se destinó para el día de Navidad la práctica de cambiarse regalos y felicitaciones.
Al principio se simbolizaba que era el niño Jesús quien ofrecía los regalos; y más adelante serían los Reyes Magos quienes distribuyen los dones, y no tanto por Navidad cómo por la Epifanía, en que se conmemora el hecho de la entrega de sus obsequios a Jesucristo”, expone la Agencia.
Resalta que aunque “existen muchas tradiciones y costumbres tanto del Adviento como de la Navidad, las cuales nos ayudan a vivir el espíritu navideño; debemos recordar que este espíritu se encuentra en la meditación del misterio que se celebra”.
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