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¿QUÉ LE QUEDA AL PUEBLO DESPUES DEL ANUNCIO DE REELECCIÓN PRESIDENCIAL?

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

A quienes aún creían  que el presidente Bukele podría apegarse a sus propias declaraciones contra la reelección presidencial continua, ahora sabrán que sus palabras, en cuestiones esenciales, son soberanas mentiras.

El padre de él, en su programa de opinión, se refirió con énfasis en contra de lo que ahora hace Nayib Bukele, desde la presidencia de la República.

El vicepresidente Félix Ulloa, aseguraba que al final de su vida no caería en incongruencias promoviendo la reelección presidencial continua. Todo resultó mentira.

Desde el inicio de la gestión presidencial, en junio de 2019, quedó claro que estábamos frente a un presidente electo con voto popular que no estaba dispuesto a cumplir su propio juramento. Sin embargo hay algo que prometió, medicina amarga; y es lo único que cumple, dar al pueblo medicina amarga con sus decisiones y las de quienes le rodean y acompañan en su gobierno.

Las promesas de campaña fueron frases carentes de veracidad, fueron un engaño que más del 50% de los electores le creyó. Nada de aquellas promesas se cumple ni se cumplirá, el afán del presidente y su grupo político y de gobierno es aferrarse al poder para hacer  y deshacer, amparado en la fuerza que le brinda el apoyo incondicional de los militares, de la oligarquía y otros actores externos.

El anuncio del 15 de septiembre, referente a que sí se postulará para las elecciones presidenciales de 2024, es solo un paso adelante en el trillado camino de violaciones a la Constitución que se ha realizado; y la confirmación de que El Salvador está dominado por fuerzas dictatoriales, de carácter fascista.

El uso de la mentira sobre la historia del país, para ilusionar con obras y proyectos que no existen ni existirán en su mandato, el uso abusivo del poder para quedarse en el poder, como él mismo decía que no debe ocurrir, nos indica que estamos frente a un presidente que se proclama dictador.

Nada de ignorancia existe en el manejo que se tejió para llegar a este punto. Mostrar la fuerza bruta y paralizar a los poderes legislativo y judicial, manipular al ejército y la policía para impresionar y mostrar a otros que estaba dispuesto a hacer su capricho, fue solo el inicio.

Su maquinaria de terror es, además de la obediencia de los cuerpos armados, la maquinaria para mentir y promover el odio, la división, eso es lo que ha utilizado contra sus opositores y críticos, frente a ex funcionarios, sus propios funcionarios, los periodistas, algunos empresarios y las organizaciones populares.

Ni los  Hitler en Europa, ni los Duvalier en Haití, ni los Somoza en Nicaragua, ni Martínez en nuestro país  duraron por siempre, engañaron y sobre el engaño produjeron mucho daño a esos pueblos y a la humanidad entera, pero gobiernos terminaron, porque el pueblo, aun si se equivoca, aprende  y se desengaña, lucha  y vence.

A nuestro pueblo salvadoreño, una buena parte de los que aplauden al presidente y apoyan sus   ilegalidades, solo le queda por delante despertar, organizarse y luchar. La dictadura no será eterna, pero sí causará y ha causado ya mucho daño al país y a su gente.

Las marchas del 15 de septiembre, a 201 años de la independencia respecto a España, fue la evidencia de que por fuerte que se presente el régimen, carece del poder de impedir la reacción popular frente a sus desaciertos y su autoritarismo.

Forzar a empleados a concentrarse y apoyar al gobierno, decretar asueto para compensar la obligatoriedad de asistir a la convocatoria del presidente, solo refleja que como fuerza política carece de capacidad para concentrar y mostrar el poder que afirma tener.

Con  esa acción quiso impedir las marchas convocadas por las organizaciones populares, y fracasó. Las marchas tuvieron su fuerza que evidencia rechazo a la gestión de gobierno.

Ahora el pueblo deberá aprender a unir todo cuanto esté por recuperar la democracia, la institucionalidad en el país. Unir fuerzas para encarar el desafío que representa el gobierno como dictadura declarada, pues es innecesaria una Sala de lo Constitucional para saber, de acuerdo la lectura de la Constitución y del repaso de la historia del país, que la reelección presidencial continua, aquí, es declarada inconstitucional.

El fin político que anima a violar la Constitución a quienes usan  el poder para aferrarse a él, es insano, es ajeno a las necesidades insatisfechas de nuestra gente,

Por eso, más que ver para atrás, las incoherencias del presidente y los suyos, queda pensar en cómo  recuperar la democracia; sin duda será costoso, pero no imposible. Como dijo el poeta guatemalteco Oto René Castillo: Vamos patria a caminar…

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