Por Leonel Herrera*
El ex presidente estadounidense Donald Trump ha golpeado seriamente la imagen internacional de Nayib Bukele. Esto significa que los millones de dólares pagados por el autócrata salvadoreño a firmas lobistas, para que lo acercaran al político ultraderechista gringo, no han servido para nada.
Durante la convención del Partido Republicano, realizada la semana pasada en Milwaukee, Wisconsin, Trump puso en duda los logros de Bukele en seguridad pública y lo acusó de bajar el índice de homicidios “enviando a los criminales a Estados Unidos”.
Trump ratificó sus señalamientos contra Bukele un día después, en un acto de campaña en Michigan, donde se estrenó oficialmente como candidato presidencial para las elecciones de noviembre de este año. Ahí dijo que Bukele “es joven e inteligente”, pero que “no está haciendo un trabajo maravilloso” como destaca en su propaganda.
Probablemente Trump se refiere a que varios cabecillas de pandillas liberados de las cárceles salvadoreñas han terminado detenidos por las autoridades estadounidenses. Uno de éstos es Elmer Canales Rivera, cabecilla de la MS 13 conocido como “Crook”, quien cumplía una condena por asesinato y secuestro, pero fue excarcelado ilegalmente por el gobierno de Bukele en noviembre de 2021.
“Crook” fue alojado en una apartamento de lujo en San Salvador, armado con una pistola y llevado a Guatemala para que escapara. En los audios publicados por El Faro, Carlos Marroquín, director de Reconstrucción del Tejido Social del Ministerio de Gobernación, admite que él personalmente trasladó al jefe pandilleril y que “Batman” (posiblemente haciendo alusión a Bukele) estaba al tanto de dicho movimiento.
Marroquín y el director general de Centros Penales, Osiris Luna, están acusados por la justicia estadounidense de negociar con pandillas. Crook fue capturado en noviembre de 2023 en México y actualmente está procesado en una corte de Nueva York, donde podría testificar contra funcionarios del gobierno salvadoreños, incluido el propio Bukele.
Según investigaciones periodísticas, los beneficios recibidos por “Crook” y otros jefes criminales fueron parte de los acuerdos de Bukele con las maras, que dieron como resultado la reducción de los asesinatos y mejoras en la percepción de la seguridad pública hasta finales de marzo de 2022, cuando el gobierno cambió su estrategia y lanzó la ofensiva antipandillas con el régimen de excepción.
Las afirmaciones de Trump contra Bukele son demoledoras porque echan al traste los esfuerzos del gobernante salvadoreño por parecer cercano al ex gobernante estadounidense elogiándolo, prestándose a sus políticas racistas o guardando silencio cuando insulta a los migrantes salvadoreños.
En esta estrategia de relacionamiento con Trump, sectores de la ultraderecha y otros actores políticos del establishment conservador estadounidense, Bukele ha gastado millones de dólares. La Prensa Gráfica publicó que entre 2020 y 2021, Bukele pagó 3.2 millones a varias compañías de cabildeo en Estados Unidos. Una de éstas es Invest El Salvador, dirigida por David Allan Metzner, quien es también fundador y copropietario de la firma de lobistas American Continental Group.
Según El Faro, en ese mismo período, el gobierno de Bukele pagó más de medio millón de dólares a la compañía Arnold & Porter, del ex subsecretario de Estado de Estados Unidos, Thomas Shannon.
A Shannon se suman otros lobistas como Damián Merlo Debernardi, un cabildero hispano-estadounidense que en su primer año de trabajo con Bukele recibió 1.3 millones de dólares en 2022, según publicó el periodista Héctor Silva Ávalos en el medio guatemalteco Prensa Comunitaria. Merlo también recibió otros 390,000 dólares por otros seis meses de servicio, pagados en seis cuotas de 65,000 mensuales.
Más recientemente, entre abril y junio de 2023, Merlo y su empresa Latin American Advisory Group LLC. recibieron otros 325,000 dólares, entregados en cinco cuotas de 65,000, por acercar a Bukele con el movimiento Make America Great Again, el principal sostén político de Trump.
A pesar de que Bukele no rinde cuentas y ha impuesto un impenetrable manto de opacidad sobre el manejo de los fondos públicos, estos gastos inútiles se conocen porque en Estados Unidos la información de las firmas lobistas es pública.
Así que las acusaciones de Donald Trump contra Nayib Bukele confirman que el pago de millones de dólares a lobistas poco o nada ha contribuido a los objetivos de imagen y relacionamiento del gobernante inconstitucional salvadoreño.
Con estos fondos se hubieran reparado algunas de las escuelas destruidas, comprado medicinas en los hospitales, reparado caminos vecinales, atendido a la población durante las lluvias o creado algún programa de alimentos para las familias pobres.
Por tanto, los lobistas deberían devolver esos millones de dólares; y Bukele devolverlos en obras a la gente, que es la verdadera y única dueña del dinero público.
*Periodista y activista social.