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¿Qué podemos esperar en los próximos 5 años de gobierno de Bukele?

Colectivo Tetzáhuitl *

Bukele es un Presidente de Derecha, Neoliberal y proclive a fortalecer el poder económico de la Oligarquía de la que busca formar parte.

 

En este segundo mandato de Bukele no podemos esperar más que el continuismo de las políticas autoritarias y excluyentes y, por ende, la entronización de un estilo dictatorial de ejercicio del poder. Esto por supuesto no es ninguna novedad.

Si Bukele buscó la reelección presidencial, continua e inmediata, era justamente para mantener el control absoluto del Estado, basado en un régimen autoritario, con rasgos dictatoriales.

Este control no solo le ha  permitido en su primer mandato (2019/2024) adoptar un modelo económico Neoliberal, a favor de la Oligarquía criolla con la que mantiene una alianza política y empresarial.

También le ha asegurado la impunidad que necesita para seguir malversando recursos públicos y aumentar ilícitamente su patrimonio familiar.

En cinco años de gobierno, Bukele y su entorno familiar y de amigos cercanos han drenado recursos públicos para hacer crecer sus fortunas personales y familiares.

Hay suficientes evidencias recopiladas por la prensa independiente, y que el anterior Fiscal General, Raúl Melara, documentó con apoyo de las agencias federales de investigación de EEUU y de la extinta CICIES de la OEA, que demuestran la corrupción del actual gobierno y la creación de una organización criminal, enquistada en Casa Presidencial, cuyo propósito es delinquir.

Bukele desde CAPRES ha propiciado el robo y la malversación de recursos públicos en diferentes instituciones del Ejecutivo como el Ministerio de Obras Públicas; el Ministerio de Salud; el Ministerio de Medio Ambiente; el Ministerio de Economía; BANDESAL, con los recursos destinados a la compra de Bitcoins; el Banco Hipotecario con los créditos ilegales a funcionarios y familiares cercanos y el traslado de fondos a la partida secreta; la CEL y sus empresas afiliadas como ETESAL; la Dirección de Centros Penales y el Ministerio de Seguridad; la PNC; las Fuerzas Armadas; los aparatos de Propaganda de CAPRES; la Dirección de Obras Municipales (DOM), entre otras dependencias de gobierno.

Casi todas las instituciones del Estado han sucumbido a este esquema de corrupción implementado desde Casa Presidencial.

El robo ha sido millonario, incluso mayor que el que se le atribuye a los gobiernos de ARENA y el FMLN.

Todo esto se mantendrá en la oscuridad y gozará de impunidad mientras Bukele siga teniendo el control de la Fiscalía General de la República y del Órgano Judicial.

Pero, ¿para qué le es funcional está corrupción al clan familiar Bukele?

Los dineros provenientes del erario público que han sido malversados  y que seguramente seguirán siendo drenados en los próximos cinco años de gobierno le han permitido al grupo familiar Bukele incrementar su riqueza y aspirar a formar parte de la Oligarquía, aliada al capital financiero sionista.

Este proyecto viene desde que Bukele participó en política en el 2012, impulsado por su padre, Armando Bukele Kattán, y apoyado por el dirigente del FMLN, José Luis Merino.

La consolidación del poder en manos de Bukele le asegurará continuar con su estilo autoritario así como seguir fortaleciendo el Neoliberalismo y el modelo de acumulación oligárquico en el país.

En esto último no podemos perdernos.

Bukele construyó en el 2012, cuando gana la Alcaldía de Nuevo Cuscatlán, una alianza política y empresarial con un sector del FMLN que dirige y controla desde entonces a las empresas del grupo Alba, nacidas bajo la sombra de la comercialización del petróleo venezolano.

Este proyecto, que surge originalmente como una estrategia de fondeo para los programas sociales de la izquierda latinoamericana bajo el liderazgo del ex Presidente Hugo Chávez, se convierte en El Salvador en un modelo de acumulación capitalista que hace posible el surgimiento de una nueva clase empresarial con un aparente sello de izquierda pero con claras aspiraciones oligárquicas.

Bukele asume la bandera y las consignas del FMLN no por convicción o por identidad ideológica sino por conveniencia y oportunismo político.

Tanto así que cuando estas banderas de lucha dejan de ser útiles para sus propósitos las abandona sin ningún reparo y suscribe posiciones de derecha, como ocurrió en la pasada cumbre conservadora estadounidense (CPAC), celebrada en Maryland, Estados Unidos.

Ahí no solo manejó un discurso falso en contra del Globalismo y las élites globales, siendo que su modelo económico se basa justamente en una alianza con el capital financiero sionista que domina la economía global y sobre todo los destinos económicos de Estados Unidos, sino que acabó apoyando la estrategia de los sectores conservadores de la ultra derecha  de EEUU en contra de las políticas de género y la diversidad sexual, que han sido componentes esenciales de la izquierda mundial.

 

En este nuevo mandato, Bukele fortalecerá el Neoliberalismo y desmontará el Estado Social creado por los gobiernos del FMLN.

 

No hay nada en su discurso de campaña para este segundo mandato que nos haga pensar que Bukele optará por el bienestar del pueblo en lugar de ser un claro defensor de las políticas económicas neoliberales y pro oligárquicas.

No lo confiesa abiertamente por razones electorales pero lo confirma en las iniciativas económicas que impulsa o deja de promover.

Lo primero que hizo al ganar la Presidencia en el 2019 fue desmontar las políticas sociales emprendidas en los dos gobiernos del FMLN, sobre todo en el gobierno de Funes.

Con el FMLN se creó un Sistema de Protección Social Universal que Bukele ha torpedeado desde que asumió la Presidencia.

Y lo más probable es que en este segundo mandato continuará con este desmontaje.

Ha hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.

Ese es justamente el ideario Neoliberal: Propiciar un modelo de acumulación que asegura el incremento patrimonial de los millonarios del país que concentran el mayor porcentaje de la Renta Nacional.

Bukele no promovió, como había dicho que lo haría y menos que lo hará en este segundo mandato, una reforma fiscal progresiva.

No aumentará los impuestos al patrimonio de los millonarios del país de donde puede obtener recursos para financiar la brecha social.

Bukele ha acabado optando por los que él mismo llamó en el pasado “los poderes fácticos” o “los dueños de la finca”

Ese discurso solo le sirvió para atraer el voto de la izquierda.

Al final terminó haciendo lo que criticaba del FMLN: Administrar el Neoliberalismo Oligárquico.

El autoritarismo será reforzado en la medida que necesita aplicar “mano dura” a las protestas sociales que se incrementarán en los próximos años.

Viene una época de más represión y persecución del movimiento social y de lo que queda de la oposición partidaria.

 

*El Colectivo Tetzáhuitl está integrado por un grupo de periodistas e intelectuales que realizan análisis de la realidad nacional. Sus integrantes no tienen ninguna filiación partidaria.

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