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Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
La denominada por Moscú “Operación Especial” demanda nuestra atención, tanto por sus implicaciones como por su trayectoria.
Comencemos por su nomenclatura; se la llama operación para así diferenciarla de una guerra en el sentido de la palabra, que implicaría intervenir todo el territorio ucraniano y barrerlo convencionalmente con material de guerra pesado, reduciéndolo a escombros mientras acaba con su economía.
También implica en jerga militar considerar al pueblo ucraniano un objetivo legítimo, tal cual sucede con la OTAN al intervenir Irak, Libia o Siria, con el consecuente número de bajas entre la población civil, en particular entre aquella que es especialista, técnica y académica, para así someterla ideológicamente.
Tales atrocidades que sí vimos en los territorios señalados, no los vemos en esta suerte de conflicto civilizado, en el que incluso las partes intercambian a sus soldados caídos (Svensk, 2/6/2022).
La operación especial inició con una breve ocupación de Kiev, donde Rusia acabara con los objetivos militares del lugar, para luego dividir el país en 2, ocupando la zona oriental del Donbass y rusófona, al norte de Crimea, que es el objeto de la intervención.
Este es el territorio que Rusia impondrá como amortiguación a la expansión de la OTAN contra sus fronteras y en prevención de la probable ubicación de baterías con ojivas tácticas de alcance medio en un futuro próximo, que tendrían apenas 3 minutos para alcanzar a Moscú, sin la posibilidad de ninguna contramedida, es decir, dejando a todo el territorio de la federación abierto a ataques nucleares.
Hay que acotar el que este es sobre todo un conflicto mediático, en el que los enfrentamientos se libran en los medios, desde donde se aliena a quienes escuchan, con una narrativa que así afirma resultados irreales de los mismos, por lo que el conflicto como tal debió concluir apenas iniciado mayo, pero lo prolonga la propaganda occidental a favor de Ucrania, como los 6,000 mercenarios enviados desde occidente (CR Internacional/CICR), más los cerca de 13,000, 000, 000. 00 en ayuda militar, del que al menos una cuarta parte de acuerdo a la INTERPOL, termina en el mercado negro de armas.
Esto porque la infraestructura militar como el ejército ucraniano fueron barridas en las primeras tres semanas del conflicto, luego del cual se ha estado hiperventilando gracias a la ayuda occidental.
El domingo 5 para, el caso, Rusia ha escalado el conflicto al alcanzar objetivos primarios en el territorio no ocupado militarmente, incluido Kiev, priorizando los emplazamientos de mercenarios, así como los destinados a la descarga de equipo militar de refresco occidental. Ya el día sábado fueron abatidos transportes de dicha carga en cielo ucraniano.
El objetivo de occidente es conducir a través del desgaste a la ruina de Rusia, pero además implica globalizar el conflicto, amenazando incluso con uno de carácter nuclear.
Esa táctica es gravemente peligrosa, por lo que los ataques reseñados aproxima el final “quirúrgicamente”.
No es entonces sólo un conflicto del Cáucaso, es potencialmente global y tarde o temprano deberemos ponernos del lado de la historia.
