Por Leonel Herrera*
En algunos diálogos comunitarios recientes se planteó la discusión sobre qué tanto hemos retrocedido como país en materia de institucionalidad, derechos humanos y políticas públicas durante el gobierno de Nayib Bukele. Y las opiniones, sobre qué tan grave es esta regresión democrática nacional, son varias. En este texto comparto algunas, para una contribución al debate público sobre el tema.
Algunas personas consideraron que el retroceso es de 14 años, a partir del desmantelamiento de programas de protección social, de acceso a la información y otras políticas públicas implementadas por los gobiernos del FMLN que no revirtieron el neoliberalismo, pero -al menos- implementaron medidas que contrarrestaban las consecuencias de ese excluyente modelo económico y mejoraron importantes indicadores en salud, educación y otro ámbitos sociales.
La mayoría de estos programas fueron eliminados, disminuidos o replanteados de manera errática por el actual gobierno. A esto se suma la ausencia o reducción de obras en las comunidades, debido al desfinanciamiento de las municipalidades. Este desmantelamiento de las políticas sociales tiene entre otras consecuencias el aumento de la pobreza y extrema pobreza reflejada en la última Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples realizada este año.
Otras opiniones ubicaron la reversión democrática antes de la firma de los Acuerdos de Paz. Este retroceso de 31 años se confirma claramente con el proceso remilitarización, represión y graves violaciones a los derechos humanos, sobre todo en el régimen de excepción, como lo consigna el perturbador informe de CRISTOSAL que registra miles de detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos en las cárceles salvadoreñas. Bukele instrumentaliza políticamente a la Fuerza Armada, desnaturalizó a la Policía Nacional Civil y ha instaurado un estado de terror que infunde miedo en la población que ni siquiera protesta porque teme ser detenida y encarcelada ilegalmente.
Sumado a esto, la eliminación de la separación de poderes, control presidencial de toda la institucionalidad estatal, las violaciones a la libertad de prensa y -en general- el estilo autoritario de gobierno, regresan al país a situaciones propias de la época de la guerra civil y la dictadura militar.
Otras personas participantes tomaron como referencia las intenciones reeleccionistas del actual presidente para ubicar el retroceso nacional en los años 30 del siglo pasado. Si Bukele se reeligiera inconstitucionalmente en 2024 y el general Maximiliano Hernández Martínez fue el último que lo hizo antes de él, el retroceso sería de 90 años.
Algunos/as también compararon el régimen de Nayib Bukele y sus hermanos con la dinastía de los Meléndez Quiñonez, el grupo familiar (dos hermanos y un cuñado) que se turnó en la presidencia entre 1914 y 1928. En opinión de estas personas, que ahora nuevamente gobierne en el país un clan familiar marca un retroceso de más de 100 años.
Finalmente, algunas intervenciones ni siquiera lograron ubicar el tiempo del retroceso democrático salvadoreño, pues consideraron que cosas como el poder absoluto en manos de una sola persona no tiene precedente histórico. Nunca tuvimos reyes ni monarquías después de la independencia de España, dijeron.
El retroceso nacional es enorme, y el desafío de revertirlo es igualmente grande.
*Periodista y activista social.