Johannes Schmitt-Tegge
Nueva York/dpa
Por fin. Después de todas las malas noticias de las últimas semanas y meses, los tristes adioses a actores y músicos y los nubarrones con que muchos estadounidenses ven su futuro más próximo, Beyoncé llega al rescate. “Queen Bey” está embarazada, y por partida doble.
“Gracias por venir a salvarnos de nosotros mismos”, escribía hoy “The Guardian” tras la instantánea que unas horas antes la cantante había publicado en su Instagram anunciando la buena nueva. En la imagen, Beyoncé aparece en ropa interior, cubierta con un velo verde y ante un barroco fondo de rosas, con las manos en su ya redondeada barriga. Arrodillada, como una madonna. Y la reacción no se hizo esperar: ya son más ocho millones de fans los que han clicado “me gusta”, con lo que “Queen Bey” supera el récord que tenía hasta ahora Selena Gomez con su botella de cola.
Así que gemelos o mellizos harán crecer la familia de Beyoncé, el rapero Jay-Z y su hija de cinco años Blue Ivy. “Estamos increíblemente agradecidos de que nuestra familia crezca por dos”, escribe la artista junto a la instantánea. Lo que ninguno de los dos músicos reveló fue cuándo vendrán al mundo los nuevos bebés. Pero lo que está claro es que la carrera de la cantante texana de 35 años quedará relegada a un segundo plano a partir de mediados o finales de año.
Eso no significa que la diva del pop no vaya a seguir acaparando titulares. Su último disco “Lemonade”, que aún no ha cumplido un año, acumula nueve nominaciones a los Grammy. Así que en la gala del próximo 12 de febrero, Beyoncé volverá a estar doblemente en el punto de mira. Siempre atenta a los tiempos, Beyoncé ha decidido dar ahora la sorpresa y dejar pasar una semana hasta la entrega de premios. Con suerte, la música será entonces la noticia.
Todo lo contrario a 2011, cuando la diva del pop aprovechó la gala de los MTV-VMA para desabrocharse su balzer y mostrar orgullosa su incipiente barriguita ante millones de espectadores. Excepto los dos conciertos previstos en el festival de Coachella (California), a mediados de abril, el “timing” del embarazo es perfecto: Beyoncé terminó en octubre su gira mundial “Formation”, con la que se embolsó más de 225 millones de dólares.
Tras la noticia, algunos fans se pusieron manos a la obra a aventurar cómo se llamarán los nuevos hermanitos de Blue Ivy. Quizá Red y Yellow (rojo y amarillo), con lo que más tarde todos podrían formar una banda llamada “Primary Colors” (colores primarios). O “20 Wins” y “62 Nominations”, en referencia a los Grammy que se ha llevado a casa la cantante y las veces que ha sido nominada. O White y Red (blanco y rojo), para sumar los tres juntos los colores de la bandera estadounidense.
E Internet no sería Internet si inmediatamente después las redes sociales no se llenaran de chistes que relacionaran el anuncio con el hombre del momento: Donald Trump. “Ahora mismo hay más negros dentro de Beyoncé que en todo el gabinete de Donald Trump”, escribió un usuario de Twitter. “Beyoncé no está embarazada. Punto”, escribió otro en boca del portavoz de prensa de Trump, Sean Spicer, quien en su primer briefing mintió cinco veces. Pero a los fans no les engaña.
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