Rabat/AFP
La querella diplomática entre Marruecos y Francia, surgida la semana pasada por unas denuncias presentadas en París contra un alto funcionario marroquí y unas declaraciones citadas por el actor español Javier Bardem, se exacerbó el lunes hasta el punto de que el presidente François Hollande llamó al rey Mohammed VI con el fin de aportar «clarificaciones».
Marruecos, estrecho aliado de Francia, sigue encolerizado desde el jueves pasado y el anuncio de la presentación de dos denuncias por una ONG contra el patrón del contraespionaje marroquí, Abdellatif Hammuchi, por «complicidad en tortura»
Las autoridades marroquíes están furiosas sobre todo por la visita el pasado jueves de siete policías a la residencia del embajador marroquí para entregar a Hammuchi una citación de un juez de instrucción. Marruecos reprocha a las autoridades francesas que no pasaran por las vías diplomáticas.
Un comunicado del Quai d’Orsay (Exteriores) intentó calmar la situación el sábado evocando un «incidente lamentable» y prometiendo un «total esclarecimiento».
Pero Marruecos consideró insuficiente esta respuesta y decidió unilateralmente el «aplazamiento» de una visita de Nicolas Hulot, «enviado especial del presidente francés para el planeta», prevista este lunes y martes.
Entre tanto, otra polémica enrareció más el ambiente. Las autoridades marroquíes denunciaron la noche del domingo unas declaraciones atribuidas al embajador francés ante la ONU por el actor español Javier Bardem en el documental «Hijos del Sahara, la última colonia», que presentó el martes pasado en París antes de su estreno en abril en Francia.
«Nuestra relación con Marruecos es como la relación con una amante: muchas cosas de esa persona no te gustan, pero tienes que seguir juntos y defenderla ante los demás», le habría afirmado en 2011 el diplomático, según cuenta Bardem en la película que ha coproducido.
Francia apoya tradicionalmente a Marruecos en el dossier del Sahara.
El Ministerio de Exteriores francés lo desmintió categóricamente, pero el Gobierno marroquí deploró esas expresiones «escandalosas e inadmisibles».
Relaciones excepcionales
El presidente François Hollande llamó por teléfono la noche del lunes al rey de Marruecos, Mohammed VI, en plena querella diplomática entre París y Rabat, indicó en Rabat el Palacio Real, y afirmó que fueron aportadas «clarificaciones».
«A la luz» de esas «clarificaciones», «los dos jefes de Estado acordaron proseguir en los próximos día los contactos a nivel de gobiernos, y obrar en base al espíritu de las relaciones excepcionales entre Marruecos y Francia», añadió el Palacio Real en un comunicado citado por la agencia MAP.
El embajador de Marruecos en Francia, Chakib Benmusa, fue recibido la mañana del lunes en la Cancillería francesa para proseguir el «diálogo con el espíritu de amistad y confianza que une» a los dos países.
Las dos denuncias «por complicidad en tortura», origen de esta crisis, emanan de la ONG Acción de los Cristianos para la Abolición de la tortura (ACAT). Marruecos rechazó de inmediato las acusaciones y convocó al embajador de Francia en Rabat.
La ACAT criticó por su parte las promesas del Quai d’Orsay (Exteriores) ante el enfado marroquí y estimó que «en una democracia» la diplomacia «no tiene ningún derecho a inmiscuirse en el funcionamiento del poder judicial».
Una de las dos denuncias fue presentada en nombre de un militante a favor de la autodeterminación del Sahara Occidental, Ennaâma Asfari, condenado en 2013 a 30 años de cárcel, que dice que firmó su confesión bajo tortura.
El domingo, la presentación de una tercera denuncia, por «tortura», fue anunciada en Francia contra el patrón del contraespionaje marrroquí por el abogado de un exdeportista, Zakaria Mumni, condenado y encarcelado 17 meses en Marruecos entre 2010 y 2012.
La denuncia en Francia se basa en el principio de «competencia universal» aplicable a la convención internacional contra la tortura a partir del momento en que la persona concernida se encuentra en Francia.
Las autoridades marroquíes no han reaccionado oficialmente a este último caso.
La relación entre Francia y Marruecos está habitualmente bien encuadrada: París es el primer socio comercial de Rabat y en 2012 el volumen de los intercambios representó 8.000 millones de euros.
Los vínculos humanos y culturales también son numerosos, al igual que los desplazamientos de responsables franceses. François Hollande efectuó una visita de Estado en abril de 2013, cuatro meses después de otra realizada por el primer ministro Jean-Marc Ayrault.