Enrique Salvador Rivera*
El alcalde joven y popular de San Salvador, Nayib Bukele del FMLN, hizo comentarios que incitaron a algunos izquierdistas salvadoreños a levantar sus puños y a muchos otros a levantar las cejas.
Bukele lanzó un ataque verbal en El Faro —una publicación anticomunista financiado por el multimillonario y proveedor de fondos para el Partido Demócrata en E.E.U.U. George Soros— donde denunció lo “sucio” y “asqueroso” de la política en El Salvador. Las acusaciones más graves lanzadas por Bukele, que inspiraron o enfurecieron a los simpatizantes del FMLN, fueron que el FMLN se había vendido. Afirmó que el FMLN se había convertido en un partido neoliberal y que ya no existía una diferencia entre el FMLN y los partidos de derecha de El Salvador. Bukele también declaró que él era la única persona que podría salvar al FMLN de sí mismo y regresar al FMLN a su papel revolucionario original. Sin embargo, un examen de los hechos revela claramente que los reclamos de Bukele de que el FMLN sea un partido neoliberal no están basados en la realidad.
El neoliberalismo es una práctica e ideología capitalista que fue inducida por sobreproducción y la caída de las tasas de ganancias en las industrias manufactureras del mundo, que comenzó entre finales de la década de los 70 y principios de la década de los 80. El neoliberalismo se caracteriza por el recorte de los gastos del gobierno; la privatización de empresas gubernamentales; la disminución de impuestos a las corporaciones y a los ricos y el aumento de impuestos a los trabajadores; así como por la proliferación de “libre comercio”, que facilita el control creciente sobre la producción y la venta de todos los bienes consumibles por las empresas transnacionales más grandes del mundo.
Al examinar el expediente del FMLN desde que el partido alcanzó la Presidencia en el 2009, el gobierno salvadoreño ha dado una vuelta radical, de 180 grados, de la imagen paradigmática del neoliberalismo tercermundista al caracterizarse como una economía política que busca alejarse del neoliberalismo. Los gastos gubernamentales en programas sociales no han disminuido, sino que se han incrementado exponencialmente. A pesar de la continua dominación de la economía por las élites salvadoreñas y sus aliados transnacionales, se han hecho esfuerzos considerables para imponerles impuestos a las corporaciones que han evadido los impuestos gubernamentales con éxito por décadas. La privatización de los servicios gubernamentales se ha detenido y se han creado nuevas empresas gubernamentales. Las empresas nacionales no han sido descartadas, sino alentadas.
Las reformas neoliberales comenzaron en El Salvador en 1989 bajo el partido ARENA y su presidente Alfredo Cristiani. Las empresas y bancos gubernamentales fueron privatizadas, así como el sistema de pensiones del país. Los impuestos que pagaban las personas más ricas del país fueron reducidos, y se implementó un nuevo impuesto sobre las ventas, el IVA. La moneda fue sustituida por el dólar en el 2001, y fueron promulgados los acuerdos de libre comercio con México, Chile y los Estados Unidos de América. Como ocurrió en otros países del tercer mundo bajo el neoliberalismo, la agricultura se desplomó y la economía de El Salvador se convirtió en una que era cada vez más dependiente de las importaciones para su subsistencia. Los salvadoreños emigraron a las ciudades de El Salvador y de los Estados Unidos, dejando una proliferación de tierras ociosas. El empleo en la agricultura fue sustituido por el empleo en las industrias de servicio, que en su mayoría eran propiedad de empresas estadounidenses. La corrupción fue rampante, y el partido de extrema derecha dominante en El Salvador, ARENA, fue responsable de la malversación de unos $ 4 mil millones durante sus 20 años de control sobre la Oficina Ejecutiva, la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema del país.
En su entrevista con El Faro, Bukele desestima equivocadamente el significado del gobierno de Mauricio Funes (2009-2014), la primera presidencia del FMLN. A pesar de haberse enfrentado a una Asamblea Nacional y una Corte Suprema de Justicia controlada por ARENA, Funes fue capaz de promulgar reformas importantes al orden neoliberal de El Salvador. Funes fundó el Sistema de Protección Social Universal (SPSU), bajo el cual se organizaron los programas sociales innovadores y populares de Funes. Funes también reorganizó el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL) y los fondos para programas sociales bajo esta iniciativa aumentaron rápidamente. Los fondos para el FISDL casi se duplicaron bajo Funes. Del 2005 al 2009, bajo el partido ARENA, los fondos del gobierno para el FISDL eran un promedio de $ 46,6 millones. Bajo Funes, los fondos del FISDL alcanzaron un promedio de $ 90,8 millones. Los gastos sociales bajo ARENA entre el 2005 y el 2009 alcanzaron un promedio alto de $ 1,28 mil millones al año, equivalente al 36 % de los gastos del gobierno salvadoreño. Bajo Funes, este aumentó a un promedio de $ 1,75 mil millones al año o el 42.5 % de los gastos del gobierno.
A diferencia de ARENA, donde los políticos se embolsaron una buena parte de los fondos destinados a programas sociales, los salvadoreños pudieron visiblemente apreciar los beneficios del financiamiento del gobierno bajo Funes. El programa principal del SPSU, el “Paquete Escolar”, benefició a 1,3 millones de niños, que recibieron uniformes, zapatos y útiles escolares gratis. Los fabricantes pequeños salvadoreños — en lugar de las transnacionales — produjeron todos estos suministros después de alcanzar acuerdos con el Gobierno salvadoreño. Los niños también se beneficiaron del Programa de Alimentación y Salud Escolar, donde los niños recibían comida en la escuela por primera vez. Una vez más, los productores locales proporcionaron estos alimentos. Ciudad Mujer, una serie de centros comunitarios que presta servicios a mujeres de bajos ingresos, también fue promulgado y asistieron casi medio millón de mujeres. Funes también aprobó la ley de medicamentos en el 2012, el que crea un organismo para regular el costo de los medicamentos en el país. Hasta ahora, esta ley le ha ahorrado al público salvadoreño más de $ 70 millones. Funes también comenzó la lucha por regenerar el sector agrícola de El Salvador. El gobierno distribuyó más de 2,5 millones de paquetes agrícolas para la producción de maíz y frijoles, lo cual contribuyó a un aumento del 11 % en la producción de maíz y a un aumento del 50 % en la producción de frijoles. También se brindó asistencia técnica a 32.000 productores agrícolas.
La resistencia al neoliberalismo del gobierno salvadoreño se amplió bajo el Presidente Salvador Sánchez Cerén. Bajo Sánchez Cerén, los fondos destinados a programas sociales aumentaron a 47.5 % del presupuesto anual del gobierno, un aumento mayor al del promedio anual de Funes de 42.54 % y al del 36 % anual de ARENA. La reforma agraria ha aumentado radicalmente bajo Sánchez Cerén. El gobierno de Sánchez Cerén ha invertido más de $ 91 millones al año en el sector agrícola. Esto es casi el doble de la cantidad invertida por ARENA desde el 2005 al 2009 y significativamente más que el promedio de $ 67 millones bajo Funes. Bajo Sánchez Cerén, 21 % del presupuesto del gobierno para el desarrollo económico se ha asignado a la agricultura. Bajo ARENA, se asignó un 11.3 % a la agricultura y bajo Funes, se asignó un 13 %.
A pesar de la intensa oposición de ARENA, el gobierno de Sánchez Cerén fue capaz de aumentar el salario mínimo e incrementar enormemente los impuestos pagados por los salvadoreños más ricos. El salario mínimo en el sector agrícola se aumento de $118 por mes a uno de $200 a $224 al mes. Esto es menos del aumento de $250 al mes que Sánchez Cerén propuso para el sector agrícola, pero todavía equivale al doble de los ingresos para los trabajadores salvadoreños. En el sector urbano, el salario mínimo se incrementó de $200 al mes a casi $300 al mes. Con una enmienda a la Ley de Impuestos Sobre la Renta, el gobierno aumentó los impuestos sobre las ganancias que exceden $150,000 al año de un 25 % a un 35 %. También añadió una contribución especial de 5 % sobre las ganancias de más de $500,000 al año.
El FMLN también logró una importante victoria al hacer a El Salvador el primer país en el mundo que prohíbe la minería. La minería en El Salvador ha tenido un efecto desastroso sobre el medio ambiente y la salud de las poblaciones rurales.
El gobierno de Sánchez Cerén también ha invertido millones de dólares en el programa “un niño, una niña, una computadora”, el cual ha donado cientos de miles de computadoras portátiles a escuelas y estudiantes. Muchas de estas computadoras portátiles fueron producidas por una empresa del gobierno salvadoreño que está produciendo cientos de computadoras portátiles al día. Durante el período neoliberal de El Salvador, las empresas gubernamentales fueron privatizadas.
Es importante destacar que estas reformas no tienen precedentes en la historia salvadoreña. También es importante destacar que estas reformas se han hecho a pesar de que el FMLN tiene sólo 31 de los 84 diputados en la Asamblea Nacional del país. El resto de los puestos lo ocupan los partidos de derecha, los cuales se oponen al programa del FMLN. Debido a que la Constitución de El Salvador establece que los presupuestos del gobierno sean aprobados por la legislatura, cada presupuesto presentado por el FMLN ha tenido que ser negociado con los principales partidos de derecha del país, particularmente con ARENA, el cual se niega a permitir cambios más radicales. Cuatro representantes leales de ARENA controlan el Tribunal Supremo, y también han utilizado sus poderes para derrotar una serie de propuestas del FMLN.
A pesar de las limitaciones severas que enfrenta, los gobiernos del FMLN han sido capaces de detener los avances políticos y económicos del neoliberalismo en El Salvador. El compromiso del gobierno de renovar al sector agrícola del país prueba que el gobierno tiene un enfoque a largo plazo que es necesario para la reestructuración de la economía del país. El aumento de las inversiones del gobierno en la educación y la salud ha cambiado las vidas de millones de salvadoreños. Ignorar y distorsionar esta verdad solo inhibe la capacidad del FMLN de asumir un mayor control del gobierno salvadoreño y de promulgar cambios más radicales en el sistema político y económico del país.
Volviendo a los comentarios de Bukele, éstos revelan una preocupante tendencia entre la izquierda latinoamericana. Siguiendo el ejemplo de la propaganda liberal y de derecha, y haciendo caso omiso de la información difundida dentro de su propio partido u organización, algunos izquierdistas han denunciado sus propios movimientos y encontrado un público listo para sus evaluaciones críticas entre audiencias liberales y de derecha en las Américas. Estas valoraciones están basadas a menudo en suposiciones y una comprensión ingenua de las luchas actuales.
Mediante un aumento significativo en el salario mínimo del país, la revitalización de la industria agrícola de El Salvador, la prohibición de la minería y los aumentos significativos en el gasto social, particularmente los de salud y educación, el FMLN ha ganado muchas batallas en su lucha contra el neoliberalismo. Designar abiertamente al partido como un partido neoliberal es ignorar deliberadamente los hechos. El imperialismo norteamericano, sus apologistas liberales y sus entusiastas de derecha, alientan con entusiasmo la campaña de desinformación que caracteriza la mayor parte de la cobertura del FMLN.
*Periodista salvadoreño y candidato para el PhD en Historia Latinoamericana, con énfasis en economía política, en la Universidad de California en Los Ángeles.