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¿Quién apoya al campesinado en sus pérdidas por la tormenta Julia?

Licenciada Norma Guevara de  Ramirios

Antes de la tormenta Julia se conoció que más de cien mil productores, que representan un 7% del total, abandonaban sus actividades productivas.

Los motivos pueden ser varios: altos precios de semilla, de fertilizantes, dificultades para obtener créditos y otros; a esa grave situación se agrega ahora la pérdida de las cosechas por efectos de la tormenta Julia.

Y, a la mayoría de la población, ¿qué nos espera?

Las organizaciones de productores han informado que se han perdido las cosechas de maíz, frijol, café y hortalizas en cantidades enormes, que equivalen a diecisiete millones de dólares en maíz, dos millones en frijol, y no se han dado los valores monetarios en los otros cultivos, como café y hortalizas.

Si la tormenta también causó daños en los países vecinos, como Nicaragua, Honduras y Guatemala, países de donde importamos parte de los alimentos que compramos en el mercado y los supermercados, lo que con eso se nos anticipa es una situación crítica en los meses venideros y en el año próximo, por el desabastecimiento.

Los efectos indican que habrá menos oferta de frijol, maíz y hortalizas producidas en el país, y que las familias de los productores han perdido, tienen deudas que pagar, habrá menos empleo y menos ingreso para ellos.

En todo el país esto puede representar escasez y carestía; esto último de inmediato se refleja en el mercado, los frijoles, que son vitales para la dieta de la mayoría de nuestro pueblo, subió su precio inmediatamente.

Los días pasan y el gobierno mantiene silencio frente a las familias afectadas por las pérdidas de sus cosechas, a pesar que las organizaciones han demandado su apoyo.

Pero sí en el gobierno han tenido fondos provenientes de excedentes de ingresos (así lo afirma el ministerio de hacienda) para repartir en otras áreas, 56 millones de dólares, dicen.

Distintas entidades gubernamentales tuvieron incremento derivado de ese reajuste presupuestario, las más favorecidas fueron el ministerio de defensa y la policía nacional civil, a cada una le asignaron como incremento, ocho millones de dólares. También otros, como turismo, cultura, recibieron incremento.

¿Por qué esos fondos no se usan para apoyar a los productores que han sufrido pérdidas en sus cosechas? El ofrecimiento de una canasta de semillas o de una canasta alimenticia a las familias, que hizo el ministerio de agricultura, está lejos de ser verdadera ayuda ante las pérdidas reportadas.

A este gobierno no le interesa la vida de la gente, la canasta básica en el campo había subido más del 20% de incremento en el área rural y, en la zona urbana, 17% antes de la tormenta. ¿Cuánto va a subir frente a estas pérdidas?

A las autoridades les deberían hacer entender que apoyar la producción agropecuaria es también apoyar la oferta de alimentos en general.

La ausencia de política hacia el campo del actual gobierno, contrasta con las gestiones del pasado, tan criticado por el oficialismo.

En los gobiernos del FMLN se estimuló la producción de semillas, de la producción de leche, y el incremento de la acuicultura con apoyo a pescadores y los resultados fueron evidentes, la producción local aumentó y la dependencia de importaciones, especialmente  de maíz y frijol, disminuyó, el consumo de camarón y pescado aumentaron también, de todo ello existe evidencia informativa, no solo de las entidades nacionales sino de agencias externas.

Es obligado trabajar para aumentar la producción; ni el dinero, ni un paquete de alimentos para un par de semanas, sustituyen el valor de la capacidad productiva en la agricultura, en la ganadería y en la pesca, y a todos nos debiera interesar aumentar la seguridad alimentaria, en un momento en el que las Naciones Unidas ha alertado sobre los riesgos de padecer hambruna  y del déficit en la producción de alimentos en el mundo.

Las universidades deberían poner su mirada, su capacidad investigativa y de elaboración de propuestas, en la realidad de nuestro campo, de las familias rurales, y elevar la voz ante el gobierno que hoy tiene abandonada a nuestra gente y nos condena a padecer en el futuro más carestías, escasez, desnutrición y enfermedades.

Ante la sordera gubernamental, la miopía, o el interés de sacar provecho financiero con importaciones, debe alzarse la razón y el apoyo a las y los productores del país.

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