Por Leonel Herrera*
“Perdieron los amigos de los pandilleros”, tituló un editorial de Diario El Salvador, luego de las fraudulentas elecciones del pasado 4 de febrero, refiriéndose a la derrota de los partidos de oposición ARENA y el FMLN.
Ciertamente gobiernos anteriores negociaron y pactaron con pandillas, el caso más emblemático es la “tregua” propiciada por la administración de Mauricio Funes (2009-2014). Sin embargo, el gobierno de Nayib Bukele ha repetido esta práctica, incluso, de manera más descarada, obscena y criminal.
El periodismo investigativo demostró que Bukele viene negociando con las maras desde que era alcalde de San Salvador (2015-2018), en el marco del ordenamiento del centro histórico de capitalino; y durante la campaña electoral de 2019 pactó con éstas “acuerdos de gobernabilidad” que implementaría al llegar a la presidencia de la república, según reveló el periodista Héctor Silva Ávalos en el medio guatemalteco Prensa Comunitaria.
La publicación del referido medio chapín señala que la persecución judicial contra Mauricio Ramírez Landaverde, ex ministro de Justicia y Seguridad del gobierno de Salvador Sánchez Cerén, se debe a la información que posee sobre las negociaciones de Bukele con las maras y a represalias solicitadas por éstas contra los funcionarios que las combatieron.
El Faro y otros medios también han evidenciado la negativa del oficialismo de extraditar a algunos cabecillas pandilleriles reclamados por Estados Unidos y la liberación ilegal de otros líderes criminales, entre éstos Élmer Canales Rivera.
Antes de ser capturado en México por agentes estadounidenses, este jefe de la MS-13 -conocido como “Crook”- fue sacado de la cárcel, alojado en un apartamento de lujo en San Salvador y luego llevado a Guatemala por Carlos Marroquín, director de Reconstrucción del Tejido Social del Ministerio de Gobernación.
El semanario digital también reveló que, al enterarse que las autoridades gringas buscaban detener a “Crook”, el gobierno de Bukele intentó recapturarlo mediante una operación criminal que involucraba a un pandillero del Barrio 18 y al Cártel de Jalisco Nueva Generación, uno de los carteles de narcotráfico más violentos y peligrosos del mundo.
Finalmente, la semana pasada se conoció que el candidato a alcalde del oficialista Nuevas Ideas (NI) por “Cuscatlán Norte”, Carlos Sánchez, está perfilado como pandillero por la Policía Nacional Civil (PNC). Algunos miembros de su círculo cercano y del comando de campaña también son identificados por las autoridades policiales como pandilleros.
Carlos Sánchez, incluso, fue capturado al inicio del régimen de excepción, pero fue liberado un día después por petición expresa de la Fiscalía General de la República (FGR) que obedece órdenes de Nayib Bukele.
Entonces, ¿quién es actualmente el amigo de los pandilleros? La realidad muestra que es el gobierno de Bukele, no los “pulverizados” partidos de oposición, como pretenden hacer creer la propaganda oficial y el obsceno periódico de Casa Presidencial.
*Periodista y activista social.