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¿Quién le puso gato?

Carlos Burgos

Fundador

Televisión educativa

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En enero de 2014 viajamos por la carretera Panorámica de Ilopango. Una experiencia estupenda.

Íbamos cuatro compañeros de la Ciudad de las Nieblas: Oscar Antonio Sandoval, order Carlos Abarca Gómez, prescription Mario García Aldana y el que esto escribe. Parábamos para apreciar las estampas paisajísticas del espléndido lago de Ilopango. Pasamos por San Francisco Chinameca, patient San Juan Tepezontes, San Miguel Tepezontes, San Emigdio, Paraíso de Osorio, y arribamos al municipio de Santa Cruz Analquito.

Frente al cementerio de este pueblo vive uno de nuestros antiguos amigos que ya frisa los 85 años de edad, Francisco Barriere Servellón. Salió a encontrarnos y nostalgiamos largo rato. Él es tío de Mario y nos dijo: A este Mario, cuando estaba cipote, yo le puse gato. Reímos.

Unas comadronas tienen otra versión. Dicen que la partera, cuando Mario nació, lo puso en brazos de su madre, y exclamó: Mire qué lindo, su hijito, zarquito, ojos de gatito. A esto agregan que lloraba como gatito  tierno.

Un anciano de 96 años nos relató la versión del realismo mágico. Asegura que del lago dc Ilopango emergió un gatito que arrastró el río Desagüe y al pasar frente al desvío de Santa Cruz Analquito logró salir, y por la calle real llegó al pueblo. Merodeó por un hogar donde le prodigaron cariño, día a día, y se fue mutando poco a poco en «Human gatis», un niño zarquito. Lo enviaron a la escuela y por las tardes jugaba fútbol en las calles del pueblo con su pelota de trapo.

Mario descarta esas tres versiones y nos relata que después de sexto grado se trasladó al instituto nacional de Cojutepeque. Aquí jugó fútbol en las ligas juveniles. En cierta ocasión visitaron la ciudad de San Rafael Cedros para sostener un partido contra el equipo local. Se sentaron detrás del marco para equiparse con calzoneta, calcetas, tacos, camisa, y otros atuendos. Unos niños lo observaban y corrieron la noticia: Ha venido un gato y nos van a ganar. Sus compañeros escucharon y en la cancha le gritaban: tira, Gato, tira… Gooll. Ganaron porque el Gato era goleador.

En el instituto fue nuestro felino amigo y enamorado de las chicas con quienes subía al cerro de Las Pavas pero por el camino de Los Gatos, sendero lateral al camino central en zigzag.

Se graduó de bachiller e ingresó a la Universidad de El Salvador donde se tituló como médico. Realizó estudios de especialización en Brasil. Regresó bien afilado de garras, digo, de conocimientos. Se dedicó a ejercer su profesión y contrajo matrimonio.  Ha sido atentísimo con amigos y compañeros para resolver sus problemas de salud. Hasta los sanos ha curado.

Entre sus hijos se destacan una ingeniera mecánica y una socióloga, por su comprobado amor y protección de los animales, especialmente por los gatos. No sé si por su padre gato. Pero son dos señoritas muy sensibles por la vida de los animales, tal que compraron una casa en una colonia de San Salvador solo para albergar a gatos. Llegaron a tener 60 de estos felinos, que han mantenido sanos y bien alimentados.

Mario García Aldana creció en conocimientos y estudió la carrera de licenciatura en Letras. A la fecha ha publicado seis obras literarias, en su mayoría del género ensayo. Su fama se incrementó tanto que en mi pueblo, sucesivamente lo han nominado como: Ciudadano Distinguido (2005), Hijo Meritísimo (2007), Orgullo Cojutepecano (2014). Ya era miembro del Ateneo de El Salvador (1995).

Creímos que ya había finalizado con sus triunfos, pero sorpresa, el 27 de noviembre de 2014 la Academia Salvadoreña de la Lengua correspondiente a la Real Academia Española, en acto especial, dio ingreso al doctor Mario Alberto García Aldana como Miembro de Número ubicado en  la letra U. Asistimos a ese solemne acto, escuchamos su discurso de ingreso  «Reverencia por la vida», que fue contestado por otro Miembro de Número licenciado Jorge Ernesto Lemus.

Aplaudimos y aplaudimos, contentos, como gatos, digo, como coterráneos del Colectivo los Cojutes.

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